El último debate en la Sexta antes de las decisivas elecciones catalanas del domingo ha arrancado de forma insólita, con tres de los nueve participantes -Laura Borràs (JxCat), Alejandro Fenández (PP) y Carlos Carrizosa (Cs)- pidiendo casi a gritos a Salvador Illa (PSC) que se pusiera la mascarilla o abandonara el plató. Una consecuencia de la polémica por el test de anticuerpos y antígenos que el candidato socialista no se realizó ni en la cita de TV3 del martes ni en el de esta noche en la Sexta, y que ha irrumpido con fuerza en esta recta final de campaña. Illa se ha situado en el ojo del huracán por la negativa a hacerse la prueba e incluso por la sospecha de una posible vacunación que hoy el Ministerio de Sanidad ha desmentido de forma rotunda. Es más, ha certificado con un documento que el socialista no ha recibido ninguna vacuna contra la covid-19.
Una pugna que ha centrado los primeros compases del debate televisivo a nueve, con la candidata de JxCat, Laura Borràs, abriendo el fuego y exigiendo a Salvador Illa que se pusiera la mascarilla o se marchara del plató. “Quiero gastar mi primera intervención en denunciar que Salvador Illa se negó a someterse a un test de antígenos”, ha advertido antes de reclamarle la mascarilla. Un órdago al que pronto se han sumado el candidato del PP, Alejandro Fernández, y el de Ciudadanos, Carlos Carrizosa. “Lo primero es la ejemplaridad y lo que hizo no me lo esperaba”, ha lamentado Fernández, quien ha pedido al exministro de Sanidad “respeto” por sus compañeros de batalla en esta campaña, especialmente por las “dos compañeras” que hoy Illa tenía justo al lado: Àngels Chacón (PDeCAT) y Jéssica Albiach (comunes).
Un cerco al candidato socialista en el arranque del programa que ha provocado que Illa tuviera replicar desde el minuto uno. “Hemos pasado del ‘todos contra Illa’ al ‘contra Illa vale todo’, incluso la calumnia”, ha respondido antes de pasar a defenderse de forma explícita: “¡Claro que no me he vacunado!”.
El candidato socialista ha acusado a sus rivales de “sobreactuar” con la polémica por los test de antígenos y ha recordado en todo momento los protocolos sanitarios estipulados por la Generalitat, que marcan que solo se pueden hacer estas pruebas si una persona es contacto estrecho de un positivo o tiene síntomas. Los socialistas catalanes defienden que «ninguno de estos dos supuestos se dieron en las 72 horas previas», ni del martes ni de este jueves.
Bronca por la gestión en Sanidad
Tras este convulso comienzo, el debate ha seguido agitado y bronco en torno a la gestión del propio Illa al frente del Ministerio de Sanidad. Después de defender el plan de vacunación previsto y remarcar que el 70% de la población estará inmunizada en verano, el candidato socialista ha recibido ataques de todos sus rivales. Alejandro Fernández (PP) ha repetido en varias ocasiones que se trata del “peor ministro de Europa”, Aragonès le ha reprochado la falta de ayudas económicas directas y Laura Borràs (JxCat), de nuevo, ha sido la más explícita: “Mi marido es cirujano tuvo que trabajar con bolsas de basura” en relación a la etapa más dura de la pandemia. Un aspecto rebatido por el resto al depender directamente de la Generalitat, que han gobernado postconvergentes y republicanos durante la crisis del coronavirus.
El PP, a la ofensiva
El último debate antes de las elecciones del próximo domingo también ha servido para certificar la estrategia a la ofensiva del candidato del PP, Alejandro Fernández, ante Vox. Fernández se ha enzarzado con Ignacio Garriga y también con la representante de la CUP, Laia Estrada, por los “populismos de derecha e izquierda” en uno de los enfrentamientos directos del programa. De hecho, la dirigente anticapitalista -ha relevado por sorpresa a la candidata Dolors Sabater- ha dejado otro de los cara a cara de la noche cuando ha llamado “fascista” a Garriga en varias ocasiones.
En esta disputa con Vox, Alejandro Fernández también ha vuelto a recriminar al partido de Abascal que quiera acabar con las autonomías: “¿Cree que la solución para España es destituir a Ayuso y todos los presidentes autonómicos para darle todo el poder a Pablo Iglesias?”.
Al margen de este episodio -Fernández ha reprochado a Vox su “negacionismo” con la pandemia por el uso de mascarillas-, el presidenciable popular ha mantenido un tono más propositivo, ha tenido tiempo para explicar algunas de sus propuestas económicas, sanitarias y fiscales -con una rebaja generalizada de impuestos- y ha pedido tener la “llave” para poder articular un “cambio” ante el independentismo.
El candidato del partido de Abascal, en todas las refriegas, también se ha enfrentado a Pere Aragonès, al que ha acusado de “tirar piedras” contra Vox entre gritos.
Vetos cruzados ante el 14-F: “La nueva foto de Colón”
Los pactos postelectorales han protagonizado otro de los temas del debate de la Sexta: en la retina está el acuerdo firmado este miércoles por las cuatro fuerzas independentistas -JxCat, ERC, CUP y PDeCAT- rechazando cualquier tipo de alianza con el PSC de Illa. Una maniobra que el exministro e Sanidad y candidato socialista ha reprochado en numerosas ocasiones al repetir que se trata de la nueva “foto de Colón” del independentismo. Nada más arrancar y al ser preguntado por ello, el candidato republicano Pere Aragonès se ha esforzado en dejar claro que ni aceptaría los votos de Illa en una hipotética investidura y ni mucho menos se los prestará. “No queremos los votos, no los aceptamos”. Y “votaremos que no”, ha asegurado ante el anuncio de Illa de que se presentará a la investidura si gana las elecciones del domingo.
Y Vox, que arrancó la campaña amagando con facilitar la investidura del socialista para evitar el paso del independentismo, hoy ha vuelto a rectificar y lo ha negado en boca de Ignacio Garriga.
Aún sobre los posibles pactos, la líder de los comunes, Jéssica Albiach, ha sido la única que ha defendido abiertamente la apuesta del tripartito y ha dejado una de las frases de la noche al reprochar al número uno de ERC su intención de volver a pactar con Junts: “Pere, acabarás invistiendo a Canadell”. La candidata se refiere a Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, figura polémica del círculo de Puigdemont y dirigente que concurre en un puesto destacado en la lista y suena para sustituir a Borràs a medio plazo dependiendo de cómo se desarrolle su investigación en el Supremo. En cambio, todos los actores menos ERC han rechazado la “vía amplia” de Pere Aragonès, quien ofrece un acuerdo a cinco con PDeCAT, CUP, comunes, ellos y Junts.
Es más, Àngels Chacón, la representante de la extinta Convergència (PDeCAT) se ha esforzado en mostrar su perfil de gestión y ha buscado en varias ocasiones el cuerpo a cuerpo contra Borràs (JxCat) en materia económica y social.
JxCat-ERC: arañazos en la recta final del debate
Por su parte, Junts y ERC, o Laura Borràs y Pere Aragonès, han tratado de evitarse al máximo hasta que se han encontrado en la recta final del debate y se han propinado algún que otro arañazo. El republicano le ha pedido que “no se equivoque de rival” -“Su rival no soy yo, no es ERC. Su rival es Illa”- y luche contra la “corrupción”, mientras que Borràs ha denunciado que Esquerra, en el Congreso, “cuando ha tenido que escoger entre JxCat o el PSOE” siempre ha optado por los socialistas”.
Sin embargo, el “procés” ha sido relegado a un segundo plano, en la campaña y en el debate, y sólo sorprendió que la DUI, la declaración unilateral que Borràs prometió reactivar si el independentismo superaba el 50% de los votos, haya quedado fuera de las reivindicaciones de los partidos. Incluso JxCat ha evitado explícitamente comprometerse a aplicarla ante la pregunta de la periodista y Junts, ERC y la CUP sólo han coincidido en tomar como punto de partida el 1-O.
Los candidatos de las nueve fuerzas que pueden conformar el Parlament más fragmentado de la Historia tras el paso por las urnas han sido citados esta noche en el debate de la Sexta en el espacio Utopía 126 en Poblenou, Barcelona, donde han sido recibidos uno a uno por el presidente de Planeta, José Creuheras. El encuentro, moderado por Ana Pastor, se ha emitido justo 72 horas antes de la importante convocatoria electoral, y ha constatado las posiciones enfrentadas, el tono bronco entre los contendientes y el hipotético bloqueo que podría darse tras la “foto finish” del 14-F.
