La Iglesia,Madre y Maestra

     La Iglesia es la comunidad donde el cristiano acoge la Palabra de Dios y las enseñanzas de la «Ley de Jesús, el Hijode Dios»(Ga 6,2); recibe la gracia de los sacramentos; se une a la ofrenda eucarística de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, transformando así su vida moral en un culto espiritual; aprende del ejemplo de santidad de la Virgen María y de los santos.

El Magisterio  de la Iglesia interviene en el campo moral, porque es su misión predicar la fe que hay que creer y practicar en la vida cotidiana. Esta competencia se extiende también a los preceptos específicos de la ley natural, porque su observancia es necesaria para la salvación.

La Iglesia publíca unos preceptos que tienen por finalidad garantizar que los fieles cumplan con lo mínimo indispensable en relación al espíritu de oración, a la vida sacramental, al esfuerzo moral y al crecimiento en el amor a Dios y al prójimo.

Los preceptos de la Iglesia son cinco:

  1. Participar en la Misa todos los domingos y fiestas de precepto, y no realizar trabajos y actividades que puedan impedir la santificación de estos días.
  2. Confesar los propios pecados, mediante el sacramento de la Reconciliación, al menos una vez al año.
  3. Recibir el sacramento de la Eucaristía al menos en Pascua.
  4. Abstenerse de comer carne y observar el ayuno en los días establecidos por la Iglesia.
  5. Ayusar a la Iglesia en sus necesidades materiales, cada uno según sus posibilidades.

La vida moral de los cristianos es indispensable para el anuncio del Evangelio, porque, conformando su vida con la del Señor Jesús, los fieles atraen a los hombres a la fe en el verdadero Dios, edifican la Iglesia, impregnan el mundo con el espíritu del Evangelio y apresuran la venida del Reino de Dios.