Verdad y Libertad

Todos creemos “a nuestra manera” por lo que ninguno tenemos la verdad absoluta y esto es lo que nos permite dialogar sobre este tema. Si no fuera así, no nos quedaría otro remedio que dividir a los creyentes en dos partes: los que creen la verdad y están en la verdad absoluta y los que están equivocados.

Los que creen la verdad, sea esta cual fuere, corren a mi juicio, el peligro de pensar que son los demás los que están equivocados y que por lo tanto son ellos los que tienen que cambiar, “convertirse” en terminología generalmente aceptada. Pero me parece que esto es un error. Nadie posee la verdad absoluta y, por ende, todos nos tenemos que “convertir”. Y eso es un buen punto de partida.

Aceptado este razonamiento corremos el peligro de pensar entonces, que todo es relativo y que cada uno posee su verdad. Y basta. Pero, ¿no te parece que ello es absurdo?. En algún lado tiene que estar la verdad y, aunque ninguno la poseamos en su totalidad, tenemos el derecho y el deber de buscarla y, si la encontramos, de aceptarla. Porque, si permanecemos en el error no somos libres. La mentira nos impide vivir en libertad, sujetos al error de unas convicciones y creencias falsas.

De otra parte, descubrimos, por experiencia, que también otros poseen algo de la verdad porque, desde distintas maneras de pensar, coincidimos con ellos en muchas cosas. ¿Por qué no aceptamos, cada uno, aquello en lo que estamos de acuerdo y buscamos profundizar en el conocimiento de nuestra verdad? Seguro que hallaremos más y más puntos de coincidencia y lo que es todavía mejor nos acercaremos, cada uno por su camino, al conocimiento de la auténtica verdad.

¿No te parece, que creamos en lo que creamos, estamos verdaderamente equivocados cuando no aceptamos que por otros caminos, que no son los nuestros, también se puede llegar al conocimiento de la verdad?

En todo caso, la verdad se propone no se impone. Cada uno, consciente de lo limitado de su conocimiento y de la capacidad que posee de ampliarlo, debería profundizar en sus convicciones y creencias respetando los esfuerzos de los demás por hacer lo mismo.

Por otra parte el problema no es sólo de conocimiento sino también de voluntad. Hemos de mejorar en el desarrollo de nuestra voluntad que nos ayudará a controlar nuestros sentimientos, desechando los que nos perjudican y fomentando aquellos que nos hacen mejores personas.

Si cada uno creemos “a nuestra manera”, ¿por qué no mejoramos “la manera”, si somos conscientes, de que podemos creer mejor? Ello nos ayudará a estar mas firmes en nuestras convicciones y creencias, a respetar las de los demás y a las personas que las sustentan. En conclusión: a ser más coherentes. Y, estarás de acuerdo conmigo, que eso es bueno.