Por supuesto, las empresas no esperaron a que estallara una pandemia mundial para iniciar su transformación digital, pero el proceso sin duda se aceleró significativamente debido a ella. Para sobrevivir, las empresas debieron adaptar en mayor o menor medida su actividad a un entorno virtual, y ello hizo que los perfiles digitales cobraran una relevancia inusitada. Según datos del último Observatorio de Empleo Digital de ISDI, la búsqueda de talento digital creció en 2020 un 191 % debido a los efectos del coronavirus, y las ofertas de trabajo dirigidas a perfiles digitales aumentó en un 56 %. En el punto de mira, los perfiles multidisciplinares y flexibles, con una visión estratégica y la habilidad de gestionar equipos en remoto con éxito: es decir, aquellos capacitados profesional y personalmente para trabajar en un entorno tanto híbrido como puramente digital.
Aunque, según datos aportados por Infojobs, la mayoría de las microempresas en España (aquellas con menos de 50 empleados) continúan demandando perfiles muy convencionales (como personal de distribución y logística, profesionales sanitarios y de limpieza, para asegurar las condiciones de higiene y seguridad de los empleados), “el 36 % de las compañías busca más perfiles tecnológicos para adaptar su empresa a la realidad digital, en previsión de nuevos parones, y otro 31 % pretende ampliar su servicio online (atención al cliente, televenta) en los próximos meses”, sostiene Mónica Pérez, directora de Comunicación de Infojobs.
Pero el énfasis no se pone solo en las habilidades digitales de los empleados. Si algo ha demostrado el 2020 es la viabilidad del teletrabajo y todas las oportunidades (y desafíos) que presenta respecto a la conciliación laboral y personal. La flexibilidad en las formas de trabajo será una de las claves en este 2021 que ahora empieza, facilitando jornadas semanales en las que, por ejemplo, se pueda trabajar desde casa tres días y acudir a la oficina los otros dos. “Ese tipo de modalidades tremendamente flexibles que me permiten hacer un mejor uso de mi vida y del equilibrio entre mi vida profesional y personal se van a ir dando cada vez más”, apunta Rodrigo Miranda, director general de ISDI.
“Hay que tener un poco de racionalidad. La situación que vamos a vivir a partir de ahora va a ser mixta, y debemos intentar sacar el mejor partido del mundo físico y del virtual. ¿Por qué alguien en su sano juicio va a tener que soportar una hora de atasco para bajar a Madrid, y 45 minutos de su vida para regresar a casa, cuando probablemente pueda empezar su jornada laboral desde casa y bajar a Madrid a las 11?”. La flexibilidad, añade, ofrece también ventajas para las empresas, que de esta forma pueden mejorar el talento que tienen y trabajar con profesionales distribuidos por cualquier parte de España o del mundo, sin que ello signifique una merma en la calidad del trabajo: “El medio digital permite un control mucho más preciso, porque te centras más en el valor entregado, no en si un señor o señora están sentados en un sitio. Hay que hacer esa tarea: ¿está hecha o no? ¿La tengo en mi correo o no la tengo? Me da igual si la haces desde Valladolid, desde Teruel o desde donde te de la gana”.
La digitalización, fundamental
Los meses de confinamiento ocasionados por la pandemia provocaron una pérdida del contacto físico que forzó a muchas empresas a reinventarse. “Ha habido negocios que, sí o sí, han tenido que uberizarse, amazonizarse o googleizarse, ponle el apellido que quieras. Negocios físicos que han tenido que adoptar modelos puramente digitales, porque sus clientes ya tienen la costumbre de hacerlo así. Si yo puedo comprar algo en Amazon con un clic, ¿por qué no lo voy a comprar en el mercado de la esquina? Esta mañana escuché por la radio el anuncio de una plataforma que agrega pedidos en los mercados tradicionales de Madrid. Estos son los tipos de cosas que ya han cambiado”, argumenta Miranda. “Aquellos sectores que más están sufriendo, como pueden ser el turismo, el gran consumo o la hostelería, son tres buenos ejemplos donde la digitalización va a jugar un papel clave”.
Las áreas de ciberseguridad, negocios digitales, Big Data, inteligencia artificial y cloud computing son las que más están creciendo y que más perfiles nuevos están demandando, según el informe The Future of Jobs Report, del Foro Económico Mundial. “El comercio electrónico se ha ido consolidando a lo largo de los meses de pandemia (…). Este auge, a pesar de la contracción del gasto, supone un leve impulso al sector comercial y logístico, ya que muchas empresas han decidido reforzar sus canales de venta online y sus departamentos de logística y transporte”, explica Pérez. La aceleración de la transformación digital ha supuesto a su vez un empujón a los perfiles relacionados con la informática y las telecomunicaciones; y, por supuesto, el sector sanitario también está experimentando una fuerte demanda, como ya sucedió durante los primeros meses de la pandemia y la segunda ola de contagios. Las ofertas para enfermeros, comerciales, teleoperadores, asesores inmobiliarios y limpiadores son las que más han crecido en los últimos meses, según datos de Infojobs, seguido de repartidores, médicos, fontaneros, albañiles y electricistas.
Habilidades profesionales para el futuro
El informe del Foro Económico Mundial señala que la adopción de la tecnología por parte de las empresas transformará de aquí a 2025 muchas de las tareas, puestos de trabajo y habilidades actuales. Globalmente, “85 millones de puestos de trabajo pueden verse desplazados en los próximos cinco años con motivo del cambio en el reparto de trabajo entre seres humanos y máquinas, mientras que, por el contrario, pueden surgir 97 millones de nuevas tareas y puestos adaptados a esa nueva realidad laboral”, comenta Mónica Pérez. El informe hace también un llamamiento al sector público, para que a través de fondos públicos apoyen el reciclaje de los diferentes profesionales.
En este nuevo contexto, se impone una constante necesidad de actualización profesional, ya sea a través de una capacitación profesional adicional que ayude al trabajador a desempeñar mejor sus funciones (lo que se conoce ahora como upskilling), o mediante la adquisición de nuevas capacidades y competencias que sirvan para adaptarse a los cambios y saber hacer frente a situaciones de crisis e incertidumbre (reskilling). Esta última, la adaptación al cambio, figura entre las habilidades que más importancia ha cobrado en los últimos años, pero también, según una encuesta de Infojobs en el mundo empresarial, una de las más difíciles de encontrar entre los profesionales. Las tres habilidades blandas más demandadas son la capacidad de trabajar en equipo (71 %), la proactividad (58 %) y la capacidad de resolver conflictos (53 %).
Pero también se hace necesario un cambio radical de mentalidad, afirma Miranda. “Estamos muy poco acostumbrados a hacer transiciones vitales. Hemos sido educados en un modelo secuencial en el que estudiamos hasta los 23 o 24 años, trabajamos hasta pasados los 60 y nos jubilamos cuando se pueda o el día que nos digan. Este era un modelo convencional, pero ahora se están empezando a desarrollar otros en los que estudias un poco, trabajas un poco y tienes un poco de ocio”, disfrutando incluso ocasionalmente de un periodo de tiempo sabático. Ciclos profesionales “en los cuales los cambios se están produciendo seis, siete u ocho veces. Y no hablamos de pequeños cambios, sino de disciplinas completas, de gente que se dedicaba a una cosa y ahora hace algo totalmente distinto”.
Reimaginarse para triunfar
Miranda, que durante los meses de pandemia escribió el libro Reiniciando: cómo reinventarse en un mundo (cada vez más) digital, llama la atención sobre la necesidad de reinventarse y reiniciar la vida profesional para sobrevivir a los cambios que ya se están produciendo: “Si los usuarios están cambiando, las empresas están cambiando, los modelos de negocio están cambiando y la automatización implica que parte del trabajo que antes hacía una persona ahora lo hacen las máquinas, ¿tú vas a seguir como si nada? No, mi amigo o amiga. Tú tienes que cambiar con los nuevos tiempos, y eso implica que te tienes que actualizar”.
Pero ¿qué implica adaptarse? Los cambios se han producido a todos los niveles, desde las herramientas de trabajo ágil (si antes era el Office, ahora son aplicaciones como Zoom, Slack, Teams, Hangouts o WhatsApp) a las formas ya mencionadas de trabajo flexible y otros aspectos que sirvan para aprovechar al máximo las oportunidades de esa transformación digital: “Hay que ser un community manager de tu vida y de tu parte profesional, a través de las redes de comunicación externa e interna, donde, por ejemplo, yo no doy órdenes, pero sí tengo que estar conversando, motivando, valorando, aplaudiendo y juzgando aquellas cosas que se están produciendo en los canales de comunicación”, explica Miranda, que apunta también a la necesidad de cuidar y cultivar la marca personal: “Si una compañía quiere atraer talento, quiere comunicar cosas y dar una imagen positiva y tener una buena reputación, ha de hacerlo a través de los canales personales de comunicación de los directivos y empleados que trabajan en ella”.