Ni siquiera el Día de la Constitución ha servido de tregua para que el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición se saludaran y rompieran algo el muro de hielo que los separa. El frío helador que hacía ayer en la Carrera de San Jerónimo fue la mejor metáfora de la no relación que mantienen Pedro Sánchez y Pablo Casado. Ni hablaron ni se saludaron en el acto para conmemorar los 42 años de la Carta Magna que selló la reconciliación entre los españoles, y que fue fruto del diálogo y el consenso.
El líder de la oposición confesó, después del acto, que Sánchez ni siquiera se había acercado a él para saludarle. Casado llegó antes y se situó en el lugar destacado que le reserva el protocolo, como jefe de la oposición. El último en llegar, después de salir por la Puerta de los Leones, un privilegio que antes se reservaba al Rey y al pueblo español, fue Sánchez, quien saludó arbitrariamente. Ni antes ni después del acto se dirigió a Casado.
La última vez que hablaron fue el fin de semana del 24 de octubre, justo antes del decreto del nuevo estado de alarma. Charlaron por teléfono y Casado quedó en volver a llamarla para explicarle la posición del PP. Así lo hizo, a través del gabinete, el lunes 26 de octubre. No tuvo respuesta de Sánchez. Ni un whatsapp desde entonces, ni mucho menos una llamada.
Ayer se vio cómo Sánchez daba la espalda a Casado, una vez acabado el discurso de la presidenta del Congreso, y se dirigía a Alberto Núñez Feijóo para hablar con él. Apenas los separaron un par de metros, como se ve en la fotografía. Sánchez sí hablo con Feijóo, con Moreno o con Mañueco, para interesarse sobre la pandemia en sus regiones.
Los barones criticaron la actitud de Sánchez con Casado. En una conversación informal con periodistas, Feijóo aseguró que esa incomunicación era una falta de respeto del presidente del Gobierno al jefe de la oposición. Mañueco no dudó en señalar que la perecía mal el trato de Sánchez con quien representa al principal partido de la oposición. Sobre todo, señalaron los barones, porque en cualquier momento puede producirse la alternancia en el poder, y no es de recibo dar ese trato a quien puede ser el próximo presidente del Gobierno.
Los barones también se refirieron a la advertencia de Pablo Iglesias, en el sentido de que el PP no volverá al Gobierno ni a dirigir el Estado. Los presidentes autonómicos consultados creen que esa afirmación es un insulto a la inteligencia de los españoles: «Los subestima».
