Concha Ferrer, presidenta del Colegio de Médicos de Zaragoza: «El sistema sanitario se encuentra en una tensión extrema»

¿Aragón se encuentra en peor situación que en la primera oleada de la pandemia?

Yo creo que sí, porque tenemos unas cifras de contagios muy altas y mantenidas en el tiempo. Aquí no se ha descansado desde marzo y en un mes hemos doblado el número de pacientes ingresados por covid.

¿Cómo está el sistema sanitario?

Está en una tensión y estrés extremos, en una situación muy agobiante. Ante cifras tan altas de contagios va a haber un volumen de pacientes que evolucionarán de forma desfavorable y requerirán ingreso y, en consecuencia, cuidados intensivos. Con esto no quiero alarmar a la población, porque tenemos un margen de maniobra.

¿Y los profesionales?

El personal está exhausto, muy cansado. Estamos planteando un gran esfuerzo en situaciones extraordinarias, pero resulta que llevamos así desde marzo. Llega un momento en el que esa tensión constante no se puede soportar, porque está teniendo repercusiones a nivel psicológico.

La actividad quirúrgica programada se ha reducido para reservar camas y personal.

Exactamente. Pero no hay que olvidar que son patologías que se van a tratar y a diagnosticar mucho más tarde. Son situaciones que se agravan por la covid.

Casi 10.000 aragoneses llevan más de seis meses pendientes de operar.

Son listas de espera altas porque realmente no hemos reiniciado una actividad normal. El propio virus ha impedido retomar el nivel de eficacia y eficiencia y ha obligado a mantener unas estrategias en el abordaje de pacientes quirúrgicos. Hemos tenido un sistema sanitario muy tenso durante mucho tiempo y ahora se multiplica por 10.

¿Qué ha fallado para que la región acumule una de las mayores tasas de contagios?

Yo creo que en el fondo nos hemos espabilado en hacer pruebas un poquito tarde, hemos cargado todo en la Atención Primaria como muro de contención y se ha sobrepasado. No ayuda que una persona se encuentre con trabas para contactar con su médico de cabecera. Además, hay gente no sabe hacer bien el aislamiento, o no tiene posibilidades para confinarse. Hay factores de tipo sanitario, pero hay otros muchos sociales, que han sido la consecuencia de que no haya estado bien controlado.

¿Preocupa la ocupación de las ucis?

Sí. Las estancias son muy largas y ahí vamos a tener un tapón que se va a prolongar durante un tiempo determinado. Espero que se estabilice el aumento del números de positivos y las ucis tengan capacidad para seguir respondiendo.

¿Están los hospitales preparados para lo que pueda ocurrir las próximas semanas?

No queda otra, igual que se hizo en la primera parte de la pandemia. Los profesionales se adaptaron a las circunstancias para realizar tareas para las cuales no estaban ni contratados ni muchas veces formados específicamente. Pero todo el mundo puso todo de su parte para resolver la situación. Ahora estamos igual. Pero a mí lo que me molesta es que eso se traduzca en una orden en el BOA. No se puede obligar a nadie porque puede crearle un conflicto a nivel personal, psicológico o profesional.

¿Será necesario recurrir a las clínicas privadas, otro aspecto que regula esa orden?

Lo que hay que hacer es planificar bien. En la primera oleada se podían haber empleado para hacer cirugía, que se paralizó totalmente, y no se emplearon todos los recursos. Hay que lograr que se pueda seguir llevando una actividad que no va a desaparecer porque no la tengas en cuenta.

Pero faltan profesionales sanitarios.

Es verdad que no hay en las bolsas, pero es que desde hace años hay una mala distribución de la planificación. Doy las gracias a la Consejería y al Ayuntamiento de Zaragoza porque por fin nos han escuchado, y espacios municipales se han puesto a disposición de Sanidad para sacar pruebas PCR y vacunaciones de los centros de salud, como demandamos hace tiempo.

¿Se pidió para aliviar la carga de trabajo?

El trabajo en los centros de salud es ingente, pero lo único que revierte a la opinión pública es que no les cogen el teléfono. Las líneas están colapsadas desde abril.

La orden abre también la puerta a la contratación de médicos extracomunitarios sin título de especialidad homologado.

Estamos totalmente en contra por una razón: la formación especialista está reglada en Europa, pero no en los países extracomunitarios. Y así difícilmente se puede evaluar la formación de la especialidad que estamos tratando. No todo vale.

El Colegio habilitó una bolsa de médicos jubilados para ayudar contra la covid.

Los convoqué tres veces, y no lo hago más a no ser que haya un planteamiento firme y serio de para qué van a quererlos y que vaya a salir adelante. En la primera parte de la crisis hicieron un cursillo para responder al teléfono en el 061, fueron allí y a la semana les dijeron que ya no hacían falta. Ofrecí que hicieran de rastreadores, y no los llamaron. Los volví a convocar en verano, y también resultó fallido. Los jubilados están preocupados, pero no vamos a poner encima de la mesa su vida y la de sus familiares. Podían haber hecho muy bien el rastreo o el control de los asintomáticos.

Acaban de conceder la medalla del colegio al médico fallecido en abril por covid.

Era el sentir de todos los profesionales honrar memoria del doctor José Luis San Martín, una persona que ha llevado la profesión médica al máximo, porque ha dado su vida.

¿Se ha aprendido algo de la primera ola?

Desde el punto de vista de la profesión médica, muchísimo, y eso hace que no estemos en niveles tan altos de letalidad, pero nos queda muchísimo por aprender.

«Los confinamientos tienen que ser racionales»

¿Estamos abocados a un confinamiento domiciliario como en primavera?

Yo hablo de confinamiento racional, y pido una cosa muy difícil: la conciencia de la población. Probablemente, un confinamiento tan estricto y tan extremo como el primero que tuvimos sea un desatino.

¿Cómo podría ser esa medida?

Los confinamientos tienen que ser racionales. La gente puede salir a pasear y se podría repartir el horario entre los grupos de población, evitar hacer determinadas actividades que facilitan el contagio y manteniendo la actividad laboral.

Es la dicotomía entre salud y economía.

Para eso hacen falta tres premisas:confinamiento racional, responsabilidad de la gente y asumir todas las medidas de restricción que se están planteando. Es muy adecuada la posición de Madrid con el confinamiento perimetral durante el fin de semana para contener el avance del virus. Adoptando medidas que no son drásticas se puede bajar el número de contagios.

¿Cómo puede ser el futuro a corto plazo?

Va a seguir siendo preocupante. Tenemos que responsabilizarnos personal e individualmente para que esto se frene. Este es el futuro más inmediato.

¿Y a largo plazo?

Hay muchas esperanzas puestas en las vacunas. Tendrán que demostrar más eficacia y haber volumen suficiente para vacunar a la población, primero a los grupos de riesgo. Las expectativas son que el virus pierda fuerza, porque la inmunidad de rebaño, que muchos dicen que es una solución, tiene un riesgo muy alto.