Zaragoza vive un Todos los Santos atípico sin apenas afluencia en el cementerio

«Todo está muy tranquilo». Esa era la sensación que se repetía entre quienes han acudido al cementerio de Torrero en este atípico día de Todos los Santos marcado por la pandemia del coronavirus, que se está viviendo sin apenas afluencia en el camposanto, una imagen muy alejada de las aglomeraciones que suelen producirse otros años. A media mañana no había ni 900 personas dentro del recinto, cuando el límite fijado para cerrarlo está en 6.000. En sus entradas, controles de aforo y agentes de la Policía Local para velar por el correcto cumplimiento de las medidas de seguridad. Los que, pese a las recomendaciones de las autoridades, se han animado a ir, lo han hecho sobre todo con «precaución», y la mayoría aseguraban que hubieran desistido en su empeño de haber visto demasiada gente.

Entre quienes no han querido dejar pasar la ocasión de dejar unas flores junto a las tumbas de sus difuntos estaba Rafaela Pérez, que había optado por ser madrugadora y acudir al cementerio a las 10.00. «Nosotros venimos todos los años y es verdad que no hay mucha gente», comentaba ya camino hacia la salida. «Está hasta mejor de lo que esperábamos, a primera hora no había nadie», sentenciaba. De igual forma expresaba poco después su sorpresa Mari Carmen Rodríguez. Todavía con su ramo, explicaba que la afluencia no era mucho mayor que la que vio unos días atrás, cuando también estuvo en el cementerio. «Si hubiera habido mucha gente nos habríamos ido, pero hay poquísima. Estamos sorprendidos», sentenciaba junto a sus acompañantes.

La mayoría aseguraba que había optado por ir para «cumplir con la tradición». Así lo aseguraba, por ejemplo, Lola Aguilar, que no obstante había preferido demorarse menos que otros años dentro del camposanto. «Hace dos o tres días trajimos las flores y hoy solo las hemos refrescado para que no se sequen. Así hemos ido más rápido», apuntaba ya camino a la salida junto a su marido.

Los autobuses de la línea C1, que de forma excepcional llega por Todos los Santos hasta esta zona de Zaragoza, iban casi vacíos, con poco más de un puñado de viajeros. La hilera de taxis, de igual forma, se movía con mucha lentitud. «He tardado 50 minutos en coger otro cliente, aunque por el centro pasaba lo mismo», apuntaba Javier Izquierdo desde su vehículo. A su juicio, la poca actividad de este día se debe a que la población está ya «más concienciada» de la necesidad de limitar la vida social, tal y como recomiendan las autoridades sanitarias.

Sin duda, además del transporte, otro de los sectores que más han notado la falta de visitas al cementerio ha sido el de los floristas. Al frente del puesto que lleva su nombre, Cristina Villafranca lamentaba que las ventas no han tenido «nada que ver» con las de años anteriores. «Sí que hemos vendido un poco más que un día normal, pero en general nada de nada -enfatizaba-. La gente suele comprar rosas, lirios y claveles, pero ni se ha notado especialmente en los días anteriores ni lo notaremos en los siguientes».