25 años del gol de Nayim: «Tenía controlado a Seaman, sabía que jugaba adelantado»

París, Parque de los Príncipes. Es 10 de mayo de 1995. El Arsenal, vigente campeón de la Recopa, busca su segunda corona consecutiva ante el Zaragoza, el equipo revelación del torneo. La diferencia sobre el papel queda plasmada hasta el minuto treinta, con clara superioridad de los «gunners», pero transcurrido ese primer tercio de la final el equipo maño se quita los grilletes y le plantea un partido de tú a tú al Arsenal cuyo inesperado desenlace forma parte de la historia del fútbol.

A 24 segundos del minuto 120 de la prórroga, Nayim recoge un balón en el centro del campo, mira opciones de pase, ve a Seaman adelantado y, desde 50,5 metros, suelta un voleón que alcanza los 11,7 metros de altura y supera al portero inglés, penalizado por esa habitual manía suya de situarse casi en la frontal del área. Aquel mágico gol de Nayim, grabado en la retina de todo el fútbol español y que le dio al Zaragoza el primer único título europeo de su historia, cumple hoy 25 años.

Nayim, en el 061 de Zaragoza, dando ánimos a los enfermos de coronavirus
Nayim, en el 061 de Zaragoza, dando ánimos a los enfermos de coronavirus – ABC

-¿Cómo ha sido su confinamiento?

-Yo vivo en Ceuta con mi familia, pero cuando se declaró el estado de alarma me pilló regresando de un evento en Londres hacia Zaragoza. Cuando quise viajar a mi casa el puerto estaba cerrado, así que llevo dos meses solo en Zaragoza, en donde también tengo casa. Mis dos hijos mayores estudian y viven aquí, pero ellos sí pudieron ir a Ceuta a tiempo.

-Imagino que será duro no verles desde principios de marzo.

-Sí, les echo de menos, pero tampoco me voy a quejar. Todos estamos bien de salud y hacemos videollamadas todos los días. Yo estoy en Zaragoza recordando tiempos mozos, como cuando me tocaba vivir solo, y como tenemos mucho tiempo disponible pues me he puesto con la cocina. Me he atrevido a hacer varias cosas, como lentejas o alubias. Las lentejas me salieron regular, pero las alubias muy buenas. Tenía la guía de mi familia que en directo me iba explicando cómo prepararlas (risas).

-¿A qué se dedica el Nayim exfutbolista?

-He sido durante los últimos quince años, hasta la anterior legislatura, asesor deportivo del PP en Ceuta. Además, tengo varios negocios y también me dedico a comentar fútbol, en distintos canales, como Gol o DAZN. No me puedo quejar.

-Hábleme del 10 de mayo de 1995.

-Fue una gesta. Por lo que ganamos y por cómo lo ganamos. Esa etapa en el Zaragoza fue espectacular. Disfrutamos del fútbol e hicimos feliz a mucha gente.

-Teledeporte emitió al principio del confinamiento la final y tuvo una audiencia de 357.000 espectadores.

-Sí, la vimos y la comentamos en directo. Todos los jugadores de esa plantilla tenemos un grupo de whatsapp, que se llama «Real Zaragoza 94-95», y lo pasamos fenomenal comentando el minuto a minuto del partido.

Nayim, en el momento de golpear al balón
Nayim, en el momento de golpear al balón – ABC

-¿25 años después siguen todos en contacto?

-Por supuesto. El grupo de whatsapp lo gestiona Jesús García Sanjuán y Belsué es el encargado de recordar los cumpleaños. Lo utilizamos para contarnos cómo estamos, para bromear, para mandarnos fotos de la familia, para felicitar a los que ahora son entrenadores y empiezan una nueva aventura, nos ayudamos cuando alguno tiene un problema… Aquel equipo tenía mucho talento, pero el otro gran secreto de ese vestuario es que estaba muy unido y comprometido. Tanto que nuestras mujeres se llevaban muy bien entre ellas y fueron también fundamentales para la unión del grupo. Fue una época increíble.

-¿Está el «negro» Cáceres también en ese grupo de whatsapp?

-Sí, sí. Nos manda vídeos de vez en cuando para ver su evolución. Sigue teniendo la bala dentro de la cabeza y no se la pueden quitar, pero está lúcido y animado. Es un ejemplo para todos. Quien no está es Sergi, que ya sabe que se suicidó hace tres años y medio. Sufría depresión. Él era el alma de aquel vestuario. Siempre estaba alegre y le echamos mucho de menos.

-Repasemos la final. Comienza torcida para usted, con una dura entrada de Hartson que casi le manda al vestuario.

-Ese era el partido más importante de mi vida y ni roto me lo hubiera perdido. Es verdad que su delantero, Hartson, me cazó el tendón de Aquiles, aunque por suerte no tenía el pie apoyado. Me tuve que marchar en camilla, pero nada más salir del campo salté como un resorte para regresar al campo. Por suerte, fue más aparatosa que dolorosa.

-Marca Esnaider en el minuto 67 y solo ocho después empata el Arsenal. 1-1 en el tiempo reglamentario, pero con polémica.

-Sí. Hubo un penalti muy claro de Lee Dixon a Pardeza justo antes del 90. Con el VAR se hubiera señalado seguro. Nosotros tuvimos más y mejores oportunidades que ellos, y si hubiésemos estado más acertados habríamos ganado antes la final. En la primera media hora es verdad que ellos fueron superiores, pero nosotros merecimos el título. Y no podemos olvidar que jugábamos con uno de los mejores equipos de Europa, entonces actual campeón de la Recopa, con jugadorazos como Wright, Tony Adams, Merson, Seaman… La mayoría internacionales por los países de Inglaterra y Escocia.

-El cambio de Geli en el minuto 114 es el germen de su histórico gol.

-Cosas del destino. Víctor Fernández lo mete pensando en la tanda de penaltis porque Geli era un gran lanzador. Fíjate si ya dábamos por hecho los penaltis que el cambio lo hace por Sanjuán, que a su vez había sustituido a Higuera en el 67. Fue un palo para él, pero el chip del entrenador era pensar en lo mejor para esa tanda de penaltis. Los pocos minutos que jugó Geli los hizo en su posición, en la izquierda, y yo me pasé a la banda derecha.

-Y desde esa zona hace el gol.

-Sí. Cedrún saca en largo y el balón lo despeja Keown hacia donde yo estoy, pegado a la raya de cal de la banda derecha. Controlo con el pecho, el balón se me queda botando, levanto la cabeza y veo que Esnaider, Pardeza y Geli pueden estar en fuera de juego, por lo que me olvido de pasar, pero también veo que Seaman está adelantado. Instintivamente me salió el disparo. Había que ser valiente y eso es lo que hice. Yo que trabajo mucho con niños siempre se lo hago saber. Hay que arriesgar. Aquella noche arriesgué y salió bien. Y ya no había opción a nada más porque tras sacar el Arsenal del centro del campo, el árbitro pitó el final.

Seaman, batido por el tanto de Nayim
Seaman, batido por el tanto de Nayim – ABC

-Antes de fichar por el Zaragoza (1993) usted jugó cinco años en el Tottenham (1988-1993). ¿Tenía estudiado a Seaman?

-Sí que le tenía controlado. Le conocía de mi paso por la Premier League y sabía que jugaba adelantado. Y lo hacía muy bien. Adams y Keown eran buenos defensas centrales. Siempre poderosos en el juego aéreo, contundentes y con mucho oficio, pero sufrían mucho en los balones a sus espaldas. Correr para atrás no era su mayor virtud. Seaman lo sabía y por eso jugaba tan adelantado, para ejercer de líbero y ayudar a tapar esa carencia, pero como contrapartida le podían sorprender, como yo lo hice.

-¿Qué recuerda de la celebración?

-Una frase de mi padre. «Ya me puedo morir tranquilo», me dijo. Me llegó al corazón. Él fue quin me inculcó el amor al fútbol. Fue mi ídolo, un currante que además jugó muchos años de portero en el Unión África Ceutí. Su sueño era que su hijo fuese futbolista, y pudo cumplir ese sueño y disfrutar de esos años tan buenos en el Zaragoza. Murió hace tres meses y me quedo con eso, con lo feliz que puede hacerle.

-¿Cuántas veces ha visto el gol?

-Muchísimas, pero no de manera voluntaria, sino porque no paran de mandármelo por whatsapp o de mencionármelo en las redes sociales.

-¿Alguna vez piensa que ese balón sale fuera?

-(Risas) Bromeamos a veces con eso en el grupo de whatsapp. Y ya sabes cómo es el sentido del humor en este país. A veces me escriben en Twitter y me dicen que igual el disparo da en el palo… Por suerte no fue así.

-Su gol pasó a la historia del fútbol español, pero su carrera tuvo otros momentos muy brillantes, como en el Tottenham. Allí coincidió con Paul Gascoigne.

-Sí. Fui y somos muy amigos. Hace poco estuvimos en el nuevo campo del Tottenham jugando un partido de prueba de seguridad y aforo. Fue un partido contra el Inter de Milán de veteranos que jugaron Ginola, Berbatov… y también Paul. De las 62.000 butacas del nuevo White Hart Lane hubo 58.000 ocupadas.

-¿Cómo está?

-Gascoigne es una montaña rusa. Está mejor, pero muy demacrado. No se ha cuidado nada en los últimos años. Es una persona extraordinaria con un corazón inmenso, pero no ha estado rodeado de las personas adecuadas y no ha sabido asumir lo que fue, uno de los mejores futbolista del mundo.

-¿Y de qué vive?

-Gascoigne tiene eventos en todo el mundo en los que cuenta su vida y su carrera. De eso vive. Fue especial como jugador y lo es como persona. Tiene muy buen fondo. Ahora tiene una nueva manager y espero que le enderece para que definitivamente le recuperamos como persona porque Paul, insisto, es un buen tipo.