Telefónica y Liberty acuerdan la fusión de O2 y Virgin para crear la teleco líder en Reino Unido

Telefónica ha logrado cerrar una operación corporativa en Reino Unido, movimiento que se le resistía desde hace más de un lustro. La compañía presidida por José María Álvarez-Pallete ha acordado la fusión de su filial británica, O2, con Virgin Media, operador en ese país del grupo estadounidense Liberty Global. La integración de ambas marcas en una única sociedad, de la que cada teleco controlará un 50%, permitirá a la multinacional española ser más competitiva en el mercado británico y discutir el liderado a British Telecom (BT) a la vez que enjuga deuda.

La fusión de ambos operadores de telecomunicaciones dará lugar a un grupo valorado en 35.900 millones de euros, con unos ingresos anuales de más de 12.000 millones y 46 millones de usuarios. O2, segundo operador móvil de Reino Unido con 34,5 millones de líneas, ofrece solo servicios móviles. Virgin, por su parte, es la segunda compañía de banda ancha fija y televisión con 6 millones de clientes de cable, 15,7 millones de hogares pasados con su red y 3,2 millones de accesos móvil.

De esta forma, la integración de ambos negocios supondrá, desde un punto de vista industrial, la constitución de una teleco capaz de ofrecer una oferta convergente de fijo, móvil, internet y televisión. Esto provocará un fuerte sacudido del mercado británico, porque por un lado permitirá a O2 y Virgin disputarle el liderato al exmonopolio BT, que cuenta con 28 millones de accesos y también una oferta convergente, y por otro distanciarse de Vodafone y Three, que solo ofrecen servicios móviles. La nueva compañía sumará el 34% de los ingresos por servicios de telecomunicaciones del país, por delante de BT (32%), Vodafone (18%) y Three (9%), según estimaciones de Goldman Sachs.

Reducción de deuda

La operación tiene además lógica financiera para Telefónica, que llevaba años buscando poner en valor su franquicia británica. Liberty compensará a la teleco española con 6.500 millones de euros por la deuda de 12.200 millones de Virgin que absorberá la nueva compañía, mientras que O2 se integrará sin arrastrar ningún pasivo. Con ese ingreso, Telefónica da un acelerón a su plan de reducción de su deuda, que al cierre del pasado marzo se situaba en 38.223 millones, según los resultados presentados hoy por la teleco. El grupo estadounidense, por su parte, recibirá de la nueva sociedad 1.600 millones.

La operación de fusión, que prevé cerrarse a mediados del próximo año tras recibir las autorizaciones pertienentes de las autoridades de Competencia, generará unas sinergias de costes, inversión e ingresos de unos 620 millones de euros anuales a partir del quinto año de la integración de las dos telecos. Por tanto, las sinergias totales se valoran en unos 7.100 millones de euros. Además, el grupo prevé acometer inversiones por 11.500 millones en los próximos cinco ejercicios.

«Estamos creando un competidor fuerte, con una escala significativa y con fuerza financiera para invertir en infraestructuras digitales en Reino Unido, ofrecer más opciones y aportar un mayor valor a millones de consumidores, empresas y clientes del sector público. Hoy se crea un operador líder convergente en Reino Unido, lo que es motivo de orgullo para ambos socios», ha valorado Álvarez-Pallete.

Una operación pendiente

Telefónica lleva desde 2014 intentando una operación corporativa en Reino Unido, aunque el enfoque ha ido cambiando, de la desinversión total prevista entonces a esta transacción final con la que reduce deuda y a la vez se refuerza en ese mercado.

A finales de 2014, el entoces presidente de la teleco, César Alierta, trató de vender la filial a su competidor BT. O2 había sido en su día del operador incumbente, pero BT la vendió en 2002. En 2007, O2 fue adquirida por Telefónica por unos 22.000 millones de euros, en la que fue la mayor operación en el extranjero de una compañía española. La adquisición incluía también el negocio de O2 en Irlanda y República Checa, de los que ya se ha desprendido, y en Alemania, que mantiene. Sin embargo, BT decidió comprar el operador móvil Everything Everywhere (EE), con lo que se convirtió en una teleco con oferta convergente y obligaba a Telefónica a elegir entre una venta total de O2 o su fusión con un operador de fijo para poder comercializar también servicios convergentes.

Al mes siguiente, en enero de 2015, la multinacional española acordó la venta de O2 al grupo asiático Hutchsion Whampoa por 13.500 millones de euros, lo que hubiera permitido recortar de golpe buena parte de su deuda, que entonces superaba los 40.000 millones de euros. Pero poco más de un año después, la Comisión Europea tumbó la operación al entender que limitaba la competencia en el segmento de la telefonía móvil. El veto de la comisaría de Competencia supuso un mazazo para Telefónica y trastocó todos sus planes.

Reino Unido, mercado estratégico

Ya con Álvarez-Pallete al frente de la compañía, la teleco española trató de sacar una parte de O2 a Bolsa para hacer caja, aunque el Brexit y el escaso apetito inversor cerró cualquier ventana a esa operación. Ante esa situación y la pujanza comercial de O2, la dirección de Telefónica cambió de estrategia, apostando por soltar lastre aprovechando el valor de O2 pero a la vez reafirmando su apuesta por seguir presente en el mercado británico.

De hecho, en el plan de choque anunciado a finales del año pasado por Álvarez-Pallete, Reino Unido es uno de los mercados ahora estratégicos para Telefonica junto con España, Alemania y Brasil, mientras que la teleco pliega velas en Iberoamérica.