¿Por qué prohibir el franquismo y no el comunismo?

La decisión del PSOE de incluir el delito de apología del franquismo en la reforma del Código Penal plantea serias dudas, no solo entre los penalistas, como ha informado este diario en su edición de hoy, sino también entre políticos e historiadores. El propio líder de Más País, Íñigo Errejón ha denunciado hoy que esta medida restringiría la libertad de expresión de los ciudadanos. El debate generado por el PSOE esta semana plantea a su vez uno nuevo; sí se quiere castigar con penas de cárcel o sanciones administrativas las exaltaciones al franquismo, ¿por qué no prohibir también el comunismo?

El politólogo y profesor de Historia en la UCM, Jorge Vilches no ve coherencia en la decisión del PSOE de abrir el melón de la reforma del Código Penal para incluir como delito la apología al franquismo. “Si se prohíbe el franquismo, también se debe prohibir el comunismo”, esgrime, para advertir de que ambas ideologías “no respetaban los derechos humanos” y “ni el franquismo ni el comunismo «son ideas democráticas” pues si “con Franco no existía libertad de expresión, en todas las variantes del comunismo tampoco, de hecho no existía el derecho a huelga”. Para el experto, si lo que se quiere es “defender los derechos humanos” el camino no debe ser el de introducir un delito nuevo en el Código penal sobre el franquismo, pues el comunismo también va en contra de los derechos humanos.

La necesidad imperiosa de la política por cambiar o reformar normativas vigentes no concuerda con los menesteres legislativos ni tampoco con la prudencia de los órganos fiscales, pues si las decisiones de estos pretenden perdurar en el tiempo, las de los políticos pueden verse alteradas por los cambios de Gobierno. De hecho, para el experto, este es un debate espinoso en el que prima -frente al argumento de los juristas- la política simbólica del nuevo gobierno de coalición. “Esta iniciativa es una muestra de que uno de los puntos fuertes de este gobierno es la política simbólica, ir creando un debate de opinión basado en hacer fronteras y trincheras entre los buenos y los malos”, argumenta.

Para Vilches, a preguntas de sobre por qué no prohibir el comunismo, sería impensable dentro de este nuevo gobierno de coalición. “Es difícil condenar la apología al comunismo cuando tienes a comunistas en tu propio gobierno”. Recordemos, dice, que el propio ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha publicado un libro titulado “Por qué soy comunista”.

La nueva medida suscita un debate intenso entre los juristas, pues mientras PSOE y Unidas Podemos prevén incluir el delito de apología al franquismo en la reforma del Código Penal, las fuentes penalistas consultadas por este diario argumentan que el citado código ya cuenta con las herramientas necesarias para castigar a los ciudadanos que inciten al odio a través de la exaltación al franquismo, que es el 510, en el que se castigan, según su apartado C, con una pena de prisión de uno a cuatro años y con multa económica de seis a doce meses aquellas personas que públicamente «nieguen, trivialicen gravemente o enaltezcan los delitos de genocidio, de lesa humanidad o contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado, o enaltezcan a sus autores, cuando se hubieran cometido contra un grupo o una parte del mismo(…)».

De la misma opinión es Jorge Vilches que, presupone que esta ley “pretende reducir en la práctica la libertad de expresión en todos los ámbitos”. Plantea también sus dudas a la hora de tipificar el delito pues no entiende a que se referirá el citado código cuando castigue la apología. “¿Qué es apología, llevar una bandera de Franco, una biografía suya? Habrá que definirlo, pero a mi modo de ver es una pretensión antigua, pues el progreso significa defender la democracia frente a todos los totalitarismos y autoritarismos», zanja.