Los cascos celtíberos llegarán a Aragón el día 12 de diciembre

La sede de la Unesco en París ha acogido este miércoles el acto simbólico de entrega a España de los siete cascos celtíberos, de incalculable valor histórico, que fueron expoliados en los años 80 del siglo pasado del yacimiento de Aranda de Moncayo. Tras un tortuoso periplo judicial, hasta ahora permanecían expuestos en el Museo de Arte Clásico de Mougins, a 30 kilómetros de la localidad francesa de Niza. Casi con toda seguridad, las piezas recuperadas gracias al altruismo e interés personal del embajador español en la Unesco, Juan Andrés Perelló, llegarán a Aragón el próximo jueves 12 de diciembre y su destino final será el Museo de Zaragoza.

El director general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, Román Fernández-Baca, ha sido quien ha recibido los siete cascos celtíberos robados del yacimiento de Aratikos de manos de su propietario, el coleccionista francés Christian Levett, que es además el fundador del Museo de Arte Clásico de Mougins. Levett decidió donarlos una vez que se constató que provenían de un expolio acreditado judicialmente. Se trata de unas piezas únicas en el mundo que en breve pasarán a exponerse en la capital aragonesa, por lo que en el acto de París ha chocado la ausencia de una representación oficial del Gobierno de Aragón, pese a que se habían cursado las invitaciones oportunas.

Fuentes del Ejecutivo que preside Javier Lambán han aclarado horas más tarde que el «receptor» de los cascos era el Ministerio de Cultura y que las piezas quedarán desde ahora expuestas en un «centro estatal» (Museo de Zaragoza), aunque de «gestión autonómica». Al parecer, argumentos suficientes para que nadie del la consejería de Cultura estuviera hoy en la capital francesa. Las mismas fuentes han añadido que «donde tiene que estar el Gobierno de Aragón» es en el momento que se lleve a cabo el depósito de los cascos celtíberos en Zaragoza, la semana próxima.

Los trámites que han concluido con esta entrega comenzaron hace 14 meses, gracias al empeño de Andrés Perelló, que realizó las gestiones oportunas con las autoridades galas y el propietario de los cascos. Se calcula que del yacimiento de Aratikos salieron más de 4.000 piezas, que fueron vendidas a distintas fortunas europeas. Los dos autores del expolio fueron condenados a penas de seis y tres años de prisión. Ambos eran vecinos de la comarca del Aranda.

Es la primera ocasión en la que dos estados colaboran para recuperar de fondos privados obras que fueron robadas en su día y se implica personalmente la Unesco, que ha cedido sus instalaciones para darle solemnidad al acto. Y sienta un precedente “ante las miles de obras que fueron sacadas ilegítimamente de sus emplazamientos originales”, en palabras del embajador de España en la Unesco, Andrés Perelló.

El dirigente español, “muy sensibilizado con este asunto”, ha destacado siempre «la buena predisposición” de los propietarios actuales que, recuerda, «no estaban obligados a devolver las piezas”, ya que ellos las adquirieron legítimamente sin conocer que provenían de un robo y la propia Justicia así lo ha indicado. “Los políticos tenemos que propiciar este tipo de actos y generar situaciones favorables para que se puedan dar. Hay que destacar la buena predisposición de las autoridades francesas y del museo de Niza que han permitido revertir una situación injusta”.

    Piezas recuperadas.

Larga historia

Estos siete cascos forman parte de un lote de 18 piezas celtíberas producidas entre el siglo IV y II antes de Cristo que fueron a parar a manos del coleccionista alemán Axel Guttmann a principios de los años 90. Ya entonces el arquéologo alemán Michael Müller-Karpe alertó de que se estaban ofreciendo piezas de incalculable valor a diversas fortunas europeas, sin que ninguna autoridad se tomara en serio la advertencia. El propio director del Museo Central Romano Germánico, Markus Egg, declaró en sede judicial que había alertado al Estado español en tres ocasiones del expolio sin que ni siquiera le respondieran. Fue la propia Fiscalía de Múnich la que llegó a retener durante varios meses las piezas. Egg, junto al especialista Raimon Graells i Fabregat denunciaron en el 2012 ante la Fiscalía de Urbanismo y Medio Ambiente del Supremo el expolio, y a partir de ahí las operaciones de la Guardia Civil llamadas Helmet I y Helmet II consiguieron detener a dos personas que arrasaron el rico yacimiento de Aranda de Moncayo. Más de 4.000 piezas arqueológicas consideradas por los expertos como de un valor “excepcional”.

Los herederos del anticuario alemán vendieron los cascos tras su fallecimiento. Seis de ellos fueron subastados por la sala Hermann Historica en el 2008 y el 2009 y adquiridos por el museo de Mougins. Otros tres fueron subastados por la famosa casa Christie’s.

Hasta el año 2016, el yacimiento no fue protegido como Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón. El año pasado se celebró el juicio que acabó con la condena a prisión de los dos principales autores del expolio. Previamente, el juzgado de La Almunia sobreseyó el caso en 2013, e incluso se le denegó al ayuntamiento de Aranda de Moncayo ejercer la acusación, a pesar del interés del consistorio por personarse y recuperar una parte del yacimiento expoliado.