Cazorla, el ritmo de la vieja España

Las alineaciones de Robert Moreno parecen siempre muy meditadas. No solo muy pensadas, acompañadas además de algunos patrones o movimientos cuyo ensayo se nota mucho en el césped. Contra Malta ideó un centro del campo que consiguió pronto un ritmo alto de juego, una movilidad constante y un buen equilibrio entre el interior y el exterior, aunque por momentos costara.

Algunos elementos fueron determinantes. La capacidad de Sarabia para ponerse de extremo y ayudar a la vez como cuarto centrocampista, la versatilidad de Gerard Moreno –sobre la que volveremos– y, sobre todo, la capacidad de Santi Cazorla, diez en la nueva camiseta de España (con ese rojo que son muchos rojos y dan un aire abstracto a lo Rothko, como teorización de tonalidades patrióticas o cuadrados de anteriores selecciones que se añaden a la teoría de triangulaciones de esta moderna España).

Porque Cazorla fue el secreto del ritmo creciente del juego español. Esa cadencia sostenida que tuvo el fútbol de España se debió sobre todo a su talento. En la posición de interior, acompañado de Thiago y escoltado por un Rodri inteligente (casi elidido entre ellos y Ramos, atento a la defensa y la «segunda jugada»), desde allí, Cazorla aportó un magistral juego de primer toque que aceleró siempre la jugada y una buena movilidad en el reducido espacio que dejaba Malta.

Además, hizo aperturas, cambios de situación, disparos y hasta llegadas, como en su habilidoso gol pisando el área tras una buena combinación. Después del tanto (su decimoquinto con España), enrachado, dio unos visionarios pases al espacio que no se veían desde Iniesta. Se hizo líder, mandamás de una España que no termina de perder el vínculo con su mejor pasado mientras intenta renovarse.

En minuto 52 se marchó ovacionado. Fue apenas un tiempo, pero Cazorla se hizo importante en la selección actual con una exhibición de clase y, sobre todo, de personalidad que se echa en falta en los jóvenes talentos.

Un gran Gerard Moreno

Este Cazorla puede ayudar mucho a España y si brilló tanto fue también porque animó y supo ver la movilidad (muy monitorizada por el míster) de la línea delantera. Ahí destacó la versatilidad de Gerard Moreno, un jugador capaz de abrir el campo, jugar luego en el interior y comparecer como segundo nueve (interesante posibilidad). Su partido también merecería un titular porque tocó el balón de cabeza en el 1-0 de Morata, asistió a Cazorla en el 2-0, a Sarabia en el 4-0, marcó un gol que le anularon de modo inexplicable y después de varias buenas ocasiones logró el 6-0.

Pau Torres, Dani Olmo… otros jovenes se sumaron al buen partido. Pero sobre todos, y antes que ellos, fue Cazorla, el ya canoso «10» asturiano, el que pidió sitio.