Los estudiantes constitucionalistas rompen el bloqueo en las universidades

Con la movilización independentista a la baja, y a la vez desprestigiada tras los episodios de violencia de la pasada semana, las universidades se han convertido en el último reducto donde las protestas contra la sentencia del Tribunal Supremo a los líderes del «procés» siguen en pie. Con el Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes (SEPC) —próximo a la CUP— como principal agitador, los campus de las universidades públicas catalanas viven en la excepcionalidad desde el lunes 14, cuando se conoció el fallo. La pasada semana, los sindicatos convocaron huelga el miércoles, el jueves y el viernes, si bien desde el mismo lunes en muchas facultades se paró. La movilización se ha prolongado esta semana, pese a no haber convocatoria oficial de paro, en un intento del independentismo de proseguir el bloqueo de los campus. La acción coordinada de piquetes y numerosas barricadas colocadas a las puertas de las facultades tratan estos días de impedir la libre circulación de alumnos.

Ante esta situación, cansados de no poder hacer clases, hartos de las amenazas de lindependentismo, decenas de alumnos de las facultades de Derecho, Economía y Arquitectura de la Universidad de Barcelona y la Universidad Politécnica de Cataluña decidieron ayer superar las barreras impuestas por el secesionismo universitario, escalarlas literalmente, y poder así acudir a clase.

«Hemos abierto la entrada a la universidad», celebraban desde la entidad de estudiantes constitucionalistas «S’ha acabat!», responsable de la acción, que a través de su nuevo canal de Telegram -el mismo que usa el independentismo-, logró romper el bloqueo. Superando barricadas compuestas de bancos, mesas y sillas colocados por los piquetes universitarios, los estudiantes celebraron como una victoria algo tan básico como poder acceder a la facultad, después de que el día anterior el decanato -«incapaz de gestionar el matonismo y el totalitarismo separatista», se apunta desde S’ha Acabat- suspendiese las clases. Mientras los constitucionalistas escalaban la barricada en la puerta de la facultad, en el interior, varios encapuchados agredían a los que querían acudir a clase. Numerosos dirigentes políticos y sociales contrarios al secesionismo se solidarizaron ayer con S’ha Acabat.

Complicidad de los claustros

Desde la entidad constitucionalista -la misma que en la Universidad Autónoma sufre un proceso de acoso especialmente grave- se denuncia tanto la actitud de los estudiantes independentistas como la de los decanos y rectores, que en muchas ocasiones, por convencimiento o para ahorrarse problemas, sucumben a la presión de los radicales. Muchos equipos de gobierno de las universidades, por ejemplo, han pedido a los profesores que no realicen actividades evaluables durantes estos días, una forma de facilitar en el fondo los paros. «Ningún examen, ni ninguna clase valdrá más que la democracia», se jactaba ayer el SEPC al convocar un nuevo paro, en este caso en secundaria. Los claustros de la Universidad Rovira i Virgili y Pompeu Fabra se adherieron ayer al manifiesto que ya había secundado la Universidad de Lleida, la Autónoma de Barcelona, la Politécnica de Cataluña y la de Barcelona pidiendo la libertad de los presos condenados por el TS.

La jornada de movilizaciones en los centros universitarios culminó ayer con una manifestación por el centro de Barcelona. Al cierre de esta edición, la convocatoria transcurría sin incidentes.