Desfile del 12-O: Pitada a Sánchez y aplausos al Rey

Por segundo año consecutivo, aunque muy tímidamente y de modo anecdótico, los pitos y abucheos se dejaron oír cuando la megafonía del desfile anunció la llegada del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al desfile militar del Día de la Fiesta Nacional.

«Fuera, fuera» o « el Valle no se toca» fueron algunas de las consignas que se escucharon. Todo en apenas un minuto. Pero nada que ver con el abucheo más sonoro y de protesta política del pasado año por no haber convocado elecciones aún tras la moción de censura. La de esta edición fue una anécdota sonora alrededor de las tribunas de los fotógrafos y de invitados en un escenario, la plaza de Lima junto al estadio Santiago Bernabéu, que estuvo parapetada por esas mismas tribunas de autoridades.

La llegada de Sus Majestades los Reyes acabó con el amago de protesta y los «¡Viva el Rey!» comenzaron, aunque también tímidamente. Una timidez que refleja la distancia, frialdad y alejamiento de este acto con la ciudadanía que se dio cita en el entorno de la plaza de Lima. Ni pantallas, ni cercanía de las vallas. ¿Para qué acudir a un evento de tales características sin el televisión se puede ver mejor? He ahí una reflexión.

Don Felipe apareció uniformado con traje de capitán general la Armada Española. Doña Letizia, con un vestido rosa. Les recibieron la ministra en funciones de Defensa, Margarita Robles, el jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), Fernando Alejandre, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Junto a los Reyes, presidieron los actos centrales del 12 de Octubre la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía.

Conversaciones en la espera

Las conversaciones, obvias en el momento de espera y a menos de un mes de las elecciones generales y con la sentencia del juicio filtrándose a la Prensa, también se sucedieron. Se vio conversar a Pablo Casado con Albert Rivera o Alberto Núñez Feijóo con Juan Manuel Moreno. Los ministros Josep Borrell y Carmen Calvo también intercambiaron impresiones. Fernando Grande-Marlaska y Dolores Delgado también hicieron un corrillo al que se sumaban otros ministros.

Y uno de los que se estrenó, Santiago Abascal, saludó al líder de Ciudadanos. Ausente, como es habitual, el líder de Podemos, Pablo Iglesias.

Entre los presidentes autonómicos sólo fallaron los habituales (catalán y vasco), mientras que se estrenaron los de Madrid, Andalucía, Asturias, Canarias, Castilla y León, La Rioja y Navarra.

Accidentado aterrizaje

Tras la revista del Rey al batallón de honores y el saludo protocolario de Don Felipe y Doña Letizia a las autoridades, los actos comenzaron con el accidentado «aterrizaje» de la Bandera por un militar de la Brigada Paracaidista que se lanzó, junto al resto de una patrulla, desde un avión Aviocar T-12 situado a 1.500 metros de altura.

El paracaidista quedó enganchado durante cinco minutos en una farola donde estuvo colgado hasta que un operario en grúa pudo rescatarlo. Era la bandera que luego se izó solemnemente.

El Rey se ha interesado por el estado de salud de Luis Fernando Pozo y lo ha saludado personalmente tras el desfile. También han saludado al paracaidista la Reina; el presidente en funciones, Pedro Sánchez; la ministra de Defensa, Margarita Robles, y varios mandos militares.

Después de este incidente tuvo lugar el acto más emotivo de cuantos se celebraron: el homenaje a los que dieron su vida por España tras unas semanas en las que fallecieron tres militares del Ejército del Aire en dos accidentes aéreos (el comandante Francisco Marín, el comandante Daniel Melero y la alférez alumna Rosa María Almirón).

Desfile aéreo y terrestre

El desfile de los 4.500 efectivos, 76 aviones y 100 vehículos entre la plaza de Cuzco y Nuevos Ministerios, en el eje del Paseo de la Castellana, lo abrieron dos caza F-18 del Ala 15 y otros dos F-5 de adiestramiento del Ala 23. El vuelo de aviones como los Eurofighter, el A400M o los Harrier dio paso a helicópteros como los Tigre, NH-90 o Chinook.

Todo ello en un día otoñal que anticipa el cambio, al fin, de estación. Los siete aviones C-101 de la Patrulla Águila tiñeron además, de rojo, amarillo y rojo, el cielo grisáceo de Madrid.

El desfile terrestre fue liderado por el general jefe Jefe de la Brigada de Infantería «Almogávares VI» de paracaidistas, general de brigada Luis Sáez Rocandio, junto a su estado mayor.

Este año tenía como novedades el tributo a las misiones en el exterior, en su 30 aniversario y tras haber pasado 177.000 militares por ellas. Por este motivo, también se quiso invitar al desfile tropas de Senegal, Malí, Líbano y Mauritania, países donde hay misiones españolas de modo permanente o de cooperación. También desfiló la bandera del buque escuela Juan Sebastián de Elcano en el V centenario de la circunnavegación a la tierra.

La Guardia Civil

Junto a los legionarios y sus 160 pasos por minutos -Amén del carnero llamado Pacoli-, los paracaidistas o la elegancia de los Regulares con sus capas y 90 pasos por minuto, dos de las unidades más aclamadas fueron la Unidad Militar de Emergencias, que tanto se fajó en las últimas inundaciones del sureste peninsular, y -¡cómo no!- la Guardia Civil, atacada en las últimas horas por sectores del independentismo.

«¡Viva la Guardia Civil!», se oía al paso de la Compañía de Guardias alumnos del Colegio de Guardias Jóvenes «Duque de Ahumada». Ocuparon un lugar de honor en el desfile con motivo del 175 aniversario de la fundación de la Benemérita, por ello vistieron uniforme de época.