Día Mundial para la prevención del suicidio: «Intenté suicidarme, pero más de 20 años después soy una persona feliz»

José María tiene 58 años. Cuando cumplió los 15, un médico le diagnosticó una esquizofrenia y le dijo que lo que le deparaba el futuro era sufrir brotes psicóticos y acabar ingresado en un centro psiquiátrico casi como un vegetal. Para José María aquella comunicación despiadada fue un mazazo brutal, tanto que durante los 15 años siguientes se estuvo planteando el suicidio sin ver na salida. Al final, cuando cumplió los 30, trató de quitarse la vida.

No lo logró, y a raíz del intento otro médico que lo trató se dio cuenta de que José María estaba mal diagnosticado: no tenía esquizofrenia, sino un trastorno bipolar leve que con la medicación adecuada le permitiría llevar una vida normal. “Intenté suicidarme, pero por fortuna no lo conseguí y más de 20 años después soy una persona feliz”, cuenta. “Como todo el mundo, tengo mis días buenos y mis problemas, hace algo más de un año perdí a mi madre y fue un golpe muy duro, pero durante todo este tiempo he podido disfrutar de muchas cosas maravillosas que me hubiera perdido si hubiera hecho lo que pretendía”.

Ahora José María se dedica a contar la experiencia que vivió en primera persona y la que ha ido acumulando durante 17 años de trabajo como voluntario en el Teléfono de la Esperanza. Y todo eso lo resume en dos ideas que repite de forma tan insistente como necesaria. “De todo se sale, pero hay que pedir ayuda porque estando solo lo único que se consigue es acercarse más al precipicio”, dice este escritor de novelas que ya va por su tercer libro y que también denuncia que el suicidio “sigue siendo un tema tabú”. “Hay que acabar con el apagón informativo que rodea al los suicidios, porque con información y prevención en muchos casos se pueden evitar”, reclama.

Más de un centenar de suicidios en Aragón en 2017

Hoy martes, 10 de septiembre, se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Por eso numerosas entidades vuelven a recordar esa necesidad de romper con el tabú y la estigmatización que sigue persiguiendo a todo lo relacionado con esta lacra social. Desde hace más de una década, el suicidio es la principal causa de muerte no natural en España por delante de los accidentes de tráfico. Según las estadísticas del último año con cifras oficiales, solo en 2017 se quitaron la vida 102 personas en Aragón y 3.679 en el conjunto del país.

“Ante un problema así el silencio no ayuda, sino que contribuye a mantener el estigma”, subraya el presidente del Teléfono de la Esperanza en Aragón, Alberto Hernández Díaz. “Informar a la sociedad adecuadamente sobre la problemática del suicidio facilita que las personas que puedan estar en situación de crisis puedan expresarlo y buscar ayuda”.

Le puede pasar a cualquiera, y ese es otro de los mensajes clave que los voluntarios del Teléfono de la Esperanza lanzan para tratar de concienciar sobre cómo combatir este problema. “La presencia de ideas suicidas no siempre se relaciona con la enfermedad mental, como se creía hace años”, destaca Hernández Díaz, quien también es psicólogo. “En muchos casos se dan en personas que sufren una crisis existencial grave y que no son capaces de ver una salida. Por eso es fundamental informar y formar a la población en general de los muchos recursos que existen para hacer frente a esa situación extrema”.

Hernández Díaz insiste en que “todos somos vulnerables frente al sufrimiento psicológico”. “Muchos ciudadanos pierden las ganas y el sentido de la vida cuando se enfrentan a una situación de dolor emocional intenso que se vive como algo insufrible y aparentemente interminable, pero la realidad es que cualquier situación se puede superar por muy dura que sea si esas personas piden ayuda y si el resto de la sociedad sabe dársela”.

Hacen falta planes de prevención nacionales y autonómicos

En este sentido, los colectivos sensibilizados con esta problemática vuelve a reclamar planes de prevención del suicidio tanto de ámbito nacional como a nivel autonómico. “Rompamos el silencio y hagamos prevención, los suicidios pueden prevenirse y la mayor parte de las personas que han intentado suicidarse lo han expresado previamente con palabras, amenazas, gestos, cambios de conducta…hay señales tanto verbales como no verbales que hemos de conocer y aprender”, recuerda la responsable nacional de prevención del suicidio del Teléfono de la Esperanza, Magdalena Pérez Trenado.

Según destaca esta experta, los programas de prevención que realmente se han mostrado eficaces son los que implican “a todos los agentes que pueden estar al lado de personas con riesgo y de sus familias”: profesionales de la salud, servicios sociales, centros educativos, servicios de emergencias, policías, medios de comunicación, asociaciones, afectados y familiares… El pasado mes de febrero, la comisión de Sanidad de las Cortes de Aragón aprobó por unanimidad instar a la DGA a aprobar un plan aragonés de prevención del suicidio.

Además, Pérez Trenado recalca la conveniencia de verbalizar abiertamente el problema cuando alguien sospeche que un ser cercano puede estar planteándose quitarse la vida. “En contra de lo que suele pensarse, preguntar a una persona por la presencia de pensamientos suicidas no le incita a hacerlo. Al contrario: le puede ayudar a desahogarse y a buscar ayuda reconociendo una situación que de otra forma no se atrevería a confesar”, explica.

El año pasado, el Teléfono de la Esperanza en Aragón recibió casi 7.000 llamadas, de las cuales casi 800 conllevaron una acción preventiva de un posible suicidio y unas 70 directamente fueron de contenido suicida. Por eso esta ONG dispone de un programa de prevención del suicidio que va desde la recepción y atención de la llamada por parte de personal voluntario con la formación y la experiencia requeridas hasta la derivación del caso al profesionales del área psicosocial que puedan atender esa situación de manera inmediata. Si es necesario, las peticiones de ayuda también se transfieren a otros servicios sanitarios o sociales tanto locales como autonómicos.

“Muchas personas que necesitan apoyo no se atreven a pedirla porque les da vergüenza o porque no quieren preocupar a sus seres más cercanos”, recuerda José María. “Es un error, pero si lo prefieren también pueden acudir a cualquiera de las entidades y las instituciones que están siempre disponibles para atenderles: psiquiátras, psicólogos, médicos de urgencias, trabajadores sociales, voluntarios de asociaciones como Cruz Roja o el Teléfono de la Esperanza…”.

Lo principal es no seguir llevando el sufrimiento en soledad y atreverse a dar ese paso aunque cueste. “Si yo hubiera pedido ayuda no habría tenido que intentar suicidarme para que descubrieran que el realidad no tenía esquizofrenia”, recuerda José María. “Cualquier decisión tiene vuelta atrás, pero el suicidio no y además quienes sufren las consecuencias de manera terrible son la familia y los amigos”.

Todos los servicios sanitarios y de urgencias están siempre disponibles, ayudan a las personas de cualquier edad a mejorar su salud mental y pueden intervenir para apoyar y prevenir situaciones de riesgo.

Teléfono de la Esperaza Aragón 976 23 28 28

Teléfono de la Esperanza (atención en crisis) 717 003 717

112 Aragón: emergencias

061 Aragón: urgencias y emergencias sanitarias 

Algunos mitos sobre el suicidio*

“Hablar sobre el suicidio puede incitar a cometerlo”. Esta creencia causa temor a abordar este tema y nos aleja de quien necesita ayuda, la mayoría de las personas que contemplan el suicidio no saben con quién pueden hablar. Está demostrado que hablar del suicidio de manera responsable reduce el riesgo de consumarlo.

“El suicidio no se puede prevenir”. Por supuesto que se puede prevenir con políticas y planes de prevención. Los medios de comunicación y las redes sociales pueden ser valiosos aliados en la prevención del suicidio si enfocan de manera responsable el tema. Los medios de comunicación deben tener en cuenta las sugerencias de las personas expertas: publicar señales de alerta de una crisis suicida, dispositivos de salud mental a los que pueden acudir, explicar qué personas están expuestas a mayor riesgo y medidas sencillas que permitan a la población saber qué hacer en caso de detectar a una persona en riesgo de suicidio. Las redes sociales pueden actuar como sistemas de apoyo comunitario.

“Quien lo dice no lo hace y quien lo hace no lo dice”. La mayoría de las personas con ideas suicidas expresan previamente su intención con palabras, amenazas, gestos o cambios de conducta. Normalmente se encuentran en una situación en la que no encuentran alternativas. Retarles en esta situación es un acto irresponsable, puesto que se hallan en una situación vulnerable y  no disponen de los recursos necesarios para adaptarse a determinadas situaciones.

“Quien se suicida tiene una enfermedad mental”. Aunque las personas con enfermedades mentales se suicidan con mayor frecuencia, muchas no están afectadas por el comportamiento suicida y no todas las personas que se quitan la vida tienen un trastorno mental. Lo que indica el comportamiento suicida es un gran sufrimiento, pero no necesariamente un trastorno mental.

“La persona con conducta suicida está decidida a morir”. Toda persona que tiene ideas y pensamientos suicidas se encuentra en una situación ambivalente, es decir, con deseos de morir y de vivir. Hablar abiertamente sobre ello, reflexionar y el apoyo emocional puede ayudar a dar tiempo para prevenir la conducta suicida.

“Sólo la gente mayor y las personas con problemas graves se suicidan, en la infancia y la adolescencia no se suicidan”. Una cuarta parte de las muertes por suicidio se producen en adolescentes y menores de 25 años. Tendemos a trivializar los problemas de la infancia y la adolescencia, como “cosas de la edad”, minimizando el grado de sufrimiento que les puede generar un problema. El suicidio es un problema latente en todas las edades.

“Quien intenta el suicidio estará en ese peligro toda la vida”. El mayor riesgo de suicidio suele ser a corto plazo y específico según la situación. Alrededor de la mitad de las personas que sufrieron una crisis suicida tuvieron una nueva crisis dentro de los 6 primeros meses. Pero, aunque los pensamientos suicidas pueden regresar, no son permanentes, y quien haya tenido pensamientos e intentos suicidas puede llevar después una larga vida sin que se vuelvan a producir.

“Acercarse a una persona en crisis suicida sin preparación para ello es perjudicial”. Si existen deseos reales de ayudar a una persona en crisis a encontrar otras soluciones que no sean el suicidio, hablando y escuchando de manera responsable, habremos iniciado su prevención.