La pasión de Klopp lleva al Liverpool a su sexta Copa de Europa

El Liverpool es otro que vuelve siempre. Pasan las décadas y regresa con un fútbol reconocible y único. Algo quizás simple pero llevado a un límite de pasión. En Madrid levantó su sexta Copa, la que le separa de muchos grandes clubes. La que le distingue. Y lo hizo brillando menos por su ataque que por su defensa. Van Dijk fue elegido hombre del encuentro y ni que decir tiene que se impuso a Kane. El Tottenham fue un digno rival y tuvo su momento, pero cuando la entereza del Liverpool parecía resentirse apareció Alisson, nada que ver con aquel Karius. Y después Origi, que ha resuelto semifinal y final siendo el cuarto delantero del equipo, lo que explica el potencial de la plantilla.

Hubo un minuto de silencio para Reyes, convertido en una larga salva de aplausos. Y en los primeros segundos, un balón largo fue para Mané. El extremo lo cazó y su control detuvo los cánticos en seco. Se hizo un silencio extraño. Ya pareció que había pitado el árbitro. Lanzó el pase al área y Sissoko le dio con el pecho y luego con el brazo. No importaba la involuntariedad. El penalti fue señalado y lo marcó Salah y eso determinó gran parte del partido.

El Tottenham asumió forzosamente la iniciativa y la tenencia de la pelota, siendo Son el el gran objetivo de su juego. Todos buscaban su carrera desde la izquierda, pero la salida de la pelota no era fácil. La presión del Liverpool, que se replegó un instante, comenzó a arañar a los centrales Spurs. Winks era el encargado de asegurar los primeros pasos, pero faltaba la ruptura de la línea, la fluidez. Llegaban pocos balones y demasiado acelerados para un Dele inofensivo y un Kane de espaldas y muy lejos del área.

En esos minutos, el Liverpool aún no atacaba. Fabinho rifaba algún balón para la carrera de los delanteros y Alexander-Arnold se convertía en el primer alivio de su equipo.

Kane aparecía solo de lejos y como protector de la pelota. En una de estas jugadas volvieron a buscar a Son, en el límite del fuera de juego.

En el 21 ya apareció Salah con su diagonal clásica. En el 22 volvió a intentarlo. No fue sin embargo el Salah letal del año anterior.

El Liverpool ya atacaba y su persistencia se cobraba saques de esquina. El partido estaba comprimido en veinte metros. Era un encuentro táctico, sofocante en la presión del Liverpool, que le quitaba el espacio a Son y complicaba la salida del Tottenham. La vía de evacuación desesperada volvía a ser el balón largo o muy apresurado para el coreano.

Faltaba una pieza en la media londinense. Dele y Kane enhebraron algo por fin el 34, pero atropellado, como si todo quemara entre las brasas rojas de Fabinho y Van Dijk, que ataban el marcaje de Kane.

La presión del Liverpool, organizada y exhaustiva, era admirable. En el Tottenham se echaba de menos a Eriksen, perdido y lejano en la zona diestra de su ataque. Sissoko no podía sacar algo serio, bastante hacía siendo muro, y Winks, que lo intentaba, daba pases buenos pero sin profundidad. CuandoEriksen dominó mejoró el Tottenham.

El Liverpool acompañaba esa presión con salidas rapidísimas de sus puntas o Robertson, de zancada fabulosa, con lo que el trabajoso ataque del Tottenham, su laborioso y precario avance se derrumbaba otra vez.

La primera parte acabó con el Liverpool ocupando campo ajeno. Ya cantaban por Salah los hinchas «red». Dele y Eriksen aparecían sin espacio o sin tiempo. El segundo chutó fuera en la única ocasión digna de tal nombre. Así se llegaba a un descanso en el que Pochettino debía añadir algo.

Son pasó a la derecha, Dele a la izquierda. Kane y Eriksen completaban el rombo. El Tottenham salió a por el partido. Su público cantaba por fin más fuerte. Pero el Liverpool respondía con latigazos de Alexander-Arnold o Salah. Un balón de Trippier supuso la primera diablura pisando área de Dele, que estuvo a punto de quedarse solo ante Alisson. El Tottenham probaba con llegadas muy rápidas que como mucho acababan en córner.

Firmino, lejos de su forma, fue sustituido por Origi. Más potencia de fuego. El Liverpool se iba quedando en su presión. Algo por momentos solamente físico y mecánico que perdía su carácter de amenaza. Wijnaldum fue sustituido por Milner. El proyecto de engarce, de combinar arriba del Tottenham parecía remoto pero aun prometedor. Lucas Moura, héroe en Ámsterdam, salió por Winks. El Tottenham solo podía mejorar. El Liverpool era más potente, más fuerte, y dominaba zonas importantes del campo. Milner pudo marcar en el 68. Pero había algo puramente futbolístico que aún esperaba al Tottenham cuando cruzaba balones con peligro o Dele intentaba una vaselina.

El partido se rompía (también Sissoko). Las contras de Salah y Mané dejaban al rival temblando, colgado de un hilo. Era un equipo demasiado fuerte, demasiado rápido. Un bloque que responde obediente a la sonrisa satisfecha de Klopp, que por fin puede reírse con propiedad del fútbol europeo. ¡Ya hay equipo a la altura de esa risa!

Son se iba como una flecha al área rival, el Tottenham lo intentaba con Eriksen ya al mando y Dele pidiendo la pelota cuando más quemaba.

El Liverpool estaba resintiéndose pero apareció Alison: paradas a Son, Moura y Eriksen. El fútbol era londinense y aun quedaba la opción aérea de Llorente. Pero cuando el partido parecía encaminado a la coctelera épica del final, Origi, otra vez Origi, marcaba un balón suelto ajustado al palo.

La final quedaba decidida. El Tottenham había exprimido sus opciones, su fútbol muy basado en la segunda jugada alerdedor de una mediapunta que el Liverpool pobló con organismos como Van Dijk o Fabinho. El equipo físico y vibrante de Klopp resistió y asomó una cara distinta: experta, despótica. A los jugadores les crecía el bigote de Ian Rush y se les caían las medias de gloria y agonismo como a sus legendarios mayores.

El partido ya no tuvo más y la hinchada del mítico Liverpool celebró su sexta Copa de Europa. El fútbol apasionado de Klopp gana la historia. Ya todo se hizo himno en el Metropolitano de Madrid. El Liverpool tiene seis copas y una canción. Qué importante puede ser una canción. Algo que une eternamente a dos personas. O a un equipo y su afición hecha casi un pueblo aparte.

Ficha de partido

Estadio: Wanda MetropolitanoTottenham

  • 1Hugo Lloris
  • 5Jan Vertonghen
  • 3Danny Rose
  • 2Kieran Trippier
  • 4Alderweireld
  • 23Christian Eriksen
  • 8Harry Winks
  • 7Son Heung-Min
  • 20Bamidele Alli
  • 17Moussa Sissoko
  • 10Harry Kane

Liverpool

  • 13Alisson Ramses Becker
  • 66Alexander-Arnold
  • 4van Dijk
  • 32Matip
  • 26Robertson
  • 14Jordan Henderson
  • 5Wijnaldum
  • 3Fabio Henrique Tavares
  • 11Salah
  • 10Sadio Mané
  • 9Roberto Firmino
  • Banquillo
  • 16Kyle Walker-Peters
  • 15Eric Dier
  • 12Victor Wanyama
  • 33Ben Davies
  • 13Michel Vorm
  • 6Davinson Sánchez
  • 24Serge Aurier
  • 21Juan Foyth
  • 11Erik Lamela
  • 22Paulo Gazzaniga
  • 27Lucas Moura
  • 18Fernando Llorente
  • Banquillo
  • 6Dejan Lovren
  • 15Daniel Sturridge
  • 23Shaqiri
  • 12Joseph Gomez
  • 27Divock Origi
  • 20Adam Lallana
  • 24Rhian Brewster
  • 21Oxlade-Chamberlain
  • 22Simon Mignolet
  • 7Milner
  • 62Caoimhin Kelleher
  • 18Alberto Moreno
  • Goles
  • Goles
  • Salah 1′
  • Divock Origi 86′

Árbitro: Damir Skomina