El Congreso Nacional Africano conserva la mayoría absoluta en Sudáfrica pese a obtener su peor resultado

El Congreso Nacional Africano (ANC, en sus siglas en inglés) ha ganado ampliamente las sextas elecciones de la democracia en Sudáfrica, celebradas el pasado miércoles, aunque con los peores resultados desde que Nelson Mandela le llevó a la victoria en 1994. El presidente saliente, Cyril Ramaphosa, será elegido y tomará posesión en Pretoria el próximo 25 de Mayo.

Con el 58% de los sufragios, el CNA ha vuelto a retroceder. El partido ya sufrió una fuerte caída en las últimas elecciones de 2014 y ahora ha vuelto a perder un 5% respecto al 62% obtenido hace cinco años. Los dos mandatos del expresidente Jacob Zuma (2009-2018) hicieron mucho daño al CNA y, aunque Ramaphosa empujó a Zuma a retirarse a principios de 2018, la serie de escándalos de corrupción acumulados y la alta tasa de desempleo, del 27% —pero que supera el 50% entre los jóvenes—, ha pasado factura a la formación.

Ramaphosa prometió «reparar» los «errores» de su partido, erradicar la corrupción y relanzar la economía, una declaración de cambio que ha definido como un “nuevo amanecer” (New Dawn). Pero un año después de llegar al poder, el exsindicalista reconvertido en exitoso hombre de negocios no ha podido materializar sus promesas.

Y mientras el partido de Nelson Mandela, que ha gobernado los 25 años de democracia desde la caída del régimen del apartheid, se desinfla, gana terreno el populismo de Julius Malema. Su formación, los Combatientes por la Libertad Económica (EFF, en sus siglas en inglés), ha registrado un ascenso notable. Del 6% obtenido en 2014, en los primeros comicios a los que se presentó, el EFF ha subido al 10,5%. Y aunque no están “totalmente satisfechos [de los resultados] porque esperábamos más», ha dicho a la agencia France Presse Dali Mpofu, uno los responsables del partido, las cifras indican que Sudáfrica se encamina hacia «la era de las coaliciones», pronosticó. «Ningún partido contará con una mayoría absoluta en las próximas elecciones».

Cyril Ramaphosa, el 3 de mayo cerca de Ciudad del Cabo. ampliar foto
Cyril Ramaphosa, el 3 de mayo cerca de Ciudad del Cabo. Sumaya Hisham REUTERS

La Alianza Democrática (DA, en sus siglas inglesas) se revalida como principal partido de la oposición, con un 20,6% de los votos, aunque con un ligero retroceso de dos puntos respecto a 2014. Su líder, Mmusi Maimane, se ha mostrado confiado: “Ya sea en 2021 [en las municipales] o en 2024 [en las legislativas], demostraremos a este país que podemos reunir a todos los sudafricanos y traer el cambio a esta nación».

Veinticinco años después de la derogación de las leyes que dividían racialmente a la población, la desilusión va calando sobre la inicial ilusión democrática. La radiografía de Sudáfrica muestra aún claras señales de segregación, además de división y desigualdad social, la pobreza afecta al 55% de la sociedad —a un 64% de los negros frente al 1% de los blancos— y el desempleo se ceba entre la nuevas generaciones, las que nacieron “libres” y no han conocido el apartheid. Por eso, millones de jóvenes no se inscribieron para participar en estas elecciones. Y es que a las cifras de la galopante desigualdad, hay que añadir no solo los descarados escándalos de corrupción del Gobierno, sino otros casos flagrantes como la herida no cerrada de la matanza de mineros de Marikana, en 2012.