El Gobierno intenta desmarcarse de Bildu 48 horas después de negociar su apoyo

El Gobierno vira 180 grados y dibuja ahora un discurso en el que los perfiles de Bildu se han transformado en cuestión de horas. Del apoyo requerido para contar con su voto imprescindible en la Diputación Permanente que debía aprobar los seis decretos ley aprobados por el Consejo de Ministros con las Cortes disueltas, a la exigencia de que «pidan perdón por los crímenes de ETA», sólo media la bronca del Parlamento vasco y los graves insultos vertidos por un representante abertzale contra los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

Si el lunes y martes se sucedían las llamadas a los dirigentes abertzales para intentar conocer el sentido de su voto en la sesión de convalidación de los decretos de Sánchez, este viernes desde la mesa del Consejo de Ministros se vapuleaba a Bildu por sus deudas impagadas con la democracia. La más importante: no haber pedido perdón por los crímenes cometidos por ETA.

Y es que el escenario que contemplan los ciudadanos había cambiado de un día para otro radicalmente. La tormentosa sesión de la Cámara vasca en la que el abertzaleJulen Arzuaga expresó su «desprecio absoluto» por policías, guardias civiles y ertzainas que, dijo, «hacen un lobby infecto y asqueroso» y «son los nazis que protestan porque hubo un juicio de Nuremberg«, no era el relato más apropiado para que se relacione al Gobierno con socios que defienden tales argumentos.

Los giros de cintura son propios de las etapas preelectorales y en esta ocasión se vuelve a demostrar. El apoyo a los decretos, acogido con satisfacción por el Gobierno y el PSOE -«un gran día para la democracia», en palabras de la portavoz socialista Adriana Lastra que no puso ni un solo pero al voto de Bildu-, se ha convertido ahora en rechazo tajante a las actitudes y posiciones de la formación abertzale. Entre una actitud y otra, apenas han mediado 48 horas.

De hecho, el Gobierno se ha esforzado hoy, al término de la reunión del Consejo de Ministros, en poner tierra de por medio respecto a Bildu, después de los acontecimientos de la Cámara vasca en la que ayer se aprobó la ley de Abusos Policiales con el voto a favor de PNV y PSE y la abstención de Bildu y Podemos.

La ministra portavoz, Isabel Celaá, ha calificado los hechos de «lamentabilísimos» y ha tachado de «inaceptables» las expresiones vertidas por el diputado abertzale Julen Arzuagacontra los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

Celaá ha mantenido que Arzuaga «debería haber empezado su intervención pidiendo perdón por los crímenes de ETA» para después pronunciar «una comunicación discreta, razonable y prudente del objeto del debate».

«Bildu», ha dicho la ministra, «tiene todavía causas pendientes con la democracia, entre otras, pedir perdón por los crímenes de la banda terrorista».

No obstante, la portavoz del Gobierno ha defendido la polémica ley de Abusos Policiales argumentando que en la misma «no hay nada que compare o equipare a las víctimas de ETA con las de la policía». Según su explicación, esta norma trae causa de otra aprobada en 2011 por todos los grupos, a excepción de UPyD, de reconocimiento a las víctimas y lo que ahora se pretende es añadir «algunos casos, muy pocos y muy identificados, de víctimas de abusos».

Celaá ha insistido en que en la nueva norma no se vierte «ninguna sospecha» sobre los cuerpos policiales «cuyo trabajo», ha dicho, «permitió acabar con ETA». Por eso, ha añadido, «vaya todo el respeto y toda la honra para ellos».