Solari encuentra su mejor Madrid

La segunda parte del Madrid fue lo mejor que se le ha visto desde que llegó Solari. El equipo es otro con Vinicius y además volvió el mejor Modric. Si Solari recupera a Bale (para el puesto que ahora usufructa Lucas), puede construir algo serio, presentable en primavera.

El Madrid comenzó con mucho ánimo. Llegó a vislumbrarse lo que desea Solari: buena presión, salida rápida, velocidad arriba, coherencia en las bandas. A ese ideal se sacrifica Isco y también Marcelo.

Los mejores instantes del equipo (apenas tres minutos en la primera parte) fueron así. Lucas y Vinicius dan movimiento, el primero más hacia la defensa, llevando el dibujo al 4-4-2; el segundo más hacia Benzema, con quien se entendió en el minuto 5 para tener la mejor ocasión madridista de la primera parte después de un robo de Modric a Banega. Era importante ese robo.

El Madrid comienza siendo el Madrid que quiere ser y poco a poco se transforma en el Madrid que es. Esa determinación inicial se fue perdiendo y el juego se resumía en centros de Lucas Vázquez, que no son, precisamente, el culmen de la belleza futbolística. Centros de Lucas para los no remates de Benzema, en eso se iba convirtiendo el Madrid, como un resumen pundonoroso de esta temporada. Dos voluntades Quijote-Sancho, dos impotencias Quijote-Sancho.

El Sevilla fue equilibrando el partido desde el minuto 15. Empezó a coger la pelota, apareció más Banega y tuvo su ocasión en el 23, en un gran contraataque que acabó Escudero. Fue decisiva la envergadura de Courtois.

El partido se hizo disputado, equilibrado, un poco grecorromano y con mucho centrocampismo. No era malo, pero nadie chutaba. Benzema lo hizo por vez primera en el 36 (de nuevo la chispa la había encendido Vinicius).

Modric ya apareció en algún momento, llegando a regatear a varios rivales.

La sensación dominante aun era que Vinicius estaba quizás desaprovechado. Se le veía incontenible y eléctrico, pero la tocaba poco y lejos.

El Sevilla de Machín no parecía el apocado Sevilla de la última década en el Bernabéu. Al descanso llegó muy bien puesto en el campo aunque ya no volvió. Ahí se quedó. O más bien fue cosa del Madrid, que del vestuario salió igual de metido que al principio pero ya de un modo sostenido.

Lucas le hizo un caño a Kjaer, Vinicius aportó su ritmo candomblé y Casemiro lo intentó, pero sobre todo apareció el cuchillo de Modric por la zona derecha, su clásica penetración con apoyos en Carvajal y Benzema. Al verla otra vez es posible darse cuenta de lo que ha sido para el Madrid moderno esa jugada suya. Consigue un fútbol absolutamente recto, se va directo al fondo. Tuvo así dos llegadas muy peligrosas.

El dominio del Madrid era claro, abrumador, pero ¿conseguiría algo? Se hacía palpable el problema del nueve. El drama del nueve.

Tan claro era que en una jugada subió Ramos a rematar (no era un balón parado). Ceballos, que se había entonado, lo intentó de lejos con un tiro al larguero. Era el equipo entero sobreponiéndose a la ausencia de gol, al vacío postcristiano, creciendo entero, juntos, para remediar la gafancia ante la portería.

En cierto modo, eso explica este año: es un equipo que chuta mucho, pero que mete muy poco. La ansiedad es comprensible. Y casi su somatización en lesiones. ¿Todo eso provoca que no haya goleador? Quizás. El goleador es la autoestima, el eros del equipo, una clave hormonal.

En esos minutos casi arrebatados hubo un monumental control de pecho de Vinicius, que regatea con todo, al que solo le falta regatear con el belfo.

Y se sumó Casemiro al asedio. Primero en un gran remate de cabeza y luego con su golazo, un tiro lejanísimo a la escuadra en el que volcó toda su potencia, toda esa fuerza suya salió concentrada en un disparo violento, brutal, que partió el partido como si fuera algo físico.

El Sevilla justo se había puesto en tesitura de contra con Munir y Promes, y en el Madrid había salido Isco, aplaudido.

Los últimos minutos fueron eléctricos en el Madrid, de reencuentro consigo mismo y con su público. Era un partido de tonalidad europea.

Vinicius organizó la que parecía iba a ser la contra del año, pero Mateu la detuvo. Se tendría que haber aplicado el VAR para entender lo que había pitado el árbitro.

El partido acabó como empezó, con Modric robando a Banega, y yéndose hacia el gol como una flecha. Pero esta vez lo consiguió: ese 2-0 sellaba un retorno.

Ficha de partido

Estadio: Santiago BernabéuReal Madrid

  • 25Courtois
  • 23Reguilón
  • 5Varane
  • 2Carvajal
  • 4Sergio Ramos
  • 10Modric
  • 14Casemiro
  • 24Dani Ceballos
  • 28Vinicius Júnior
  • 9Benzema
  • 17Lucas Vázquez

Sevilla

  • 1Tomás Vaclik
  • 4Kjaer
  • 6Carriço
  • 3Sergi Gómez
  • 17Sarabia
  • 16Jesús Navas
  • 22Franco Vázquez
  • 10Éver Banega
  • 18Escudero
  • 12André Miguel Valente Silva
  • 9Ben Yedder
  • Banquillo
  • 27Cristo González
  • 21Brahim Díaz
  • 15Federico Valverde
  • 12Marcelo
  • 30Luca Zidane
  • 22Isco
  • 6Nacho
  • Banquillo
  • 41Bryan Gil
  • 11Aleix Vidal
  • 21Quincy Promes
  • 13Juan Soriano
  • 19Munir
  • 25Mercado
  • 5Ibrahim Amadou
  • Goles
  • Casemiro 77′
  • Modric 91′
  • Goles

Árbitro: Antonio Miguel Mateu Lahoz