Creador de ilusiones

«Si algo tiene de bonito organizar una Cabalgata de Reyes es que te reencuentras con la ilusión del público, que te señala, te mira y te quiere dar la mano», explica uno de los genios que se ha encargado de crear un espectáculo de magia, luz, sonido y simbología en la cabalgata de Zaragoza, Alberto Castrillo-Ferrer.

Desde hace tres años, junto a Michel Mondrón, es el encargado de crear una tarde de ilusión donde los personajes, las formas de las carrozas, los elementos de luz y las músicas tienen que tener un orden perfecto. «Es como una partitura de música, que tiene sus momentos de subida y bajada para mantener al público atento», explica.

Además de conseguir encandilar durante las casi tres horas que dura esta especie de película en vivo hay que tener en cuenta que los intérpretes están en constante movimiento y deben mantener la energía, dándoles algún momento de respiro. Este año la de Zaragoza homenajea a personajes ilustres y grandes soñadores como Goya, Miguel de Cervantes, Aretha Franklin o Isadora Duncan. «Cuando piensas en la temática tienes que hacerlo sabiendo que es una tarde en la que todos estamos a una y en que es una noche de ilusión. Esta vez he querido transmitir que todos los días deben ser ilusionantes».

Castrillo-Ferrer, que confesó que le hace especial ilusión organizar la cabalgata, destacó que, a diferencia del resto de ciudades, lo que hace especial a la de Zaragoza es que sus 17 compañías son aragonesas.

Consciente de que se enfrenta a un público exigente y cautivador, explica que para inspirarse trata de ponerse en «modo niño». «Intento recordar las sensaciones que tenía cuando era pequeño y qué era lo que esperaba», comenta. En definitiva, dice, el secreto está en aceptar que «siendo adulto uno también puede ilusionarse» con la llegada de Sus Majestades los Reyes de Oriente.

«Hay que tener en cuenta que se trata del espectáculo más esperado, que solo pasa una tarde al año y que reúne a miles de personas. Es el más visto y atraviesa edades y todo tipo de estamentos», añade. Y es que, dice, «a todos les gusta la ilusión que despierta la Cabalgata de Reyes».

Una de las cosas que más le gusta y más disfruta es colarse en el recorrido de la comitiva, ataviado con algún traje especial y ver como niños y adultos le miran, le señalan y le dan la mano. «Mientras caminas al lado de las carrozas ves las caras de los niños y ves que te quieren tocar», explica.