El Real Madrid, como en casa 74-91

El Fernando Buesa Arena es una cancha de gratos recuerdos para el Real Madrid. El año pasado conquistó la Liga en este escenario, espera disputar la Final Four de la Euroliga en mayo y ayer se paseó de nuevo ante un Baskonia al que le faltó regularidad. Victoria contundente para seguir la estela del Barcelona en la Liga Endesa y romper una racha de dos desplazamientos consecutivos (Barcelona y Breogán) con derrota. Cierran los de Laso el 2018 con buenas sensaciones. Todo lo contrario que el Baskonia, que había encauzado la temporada tras un otoño complicado y que pierde por lesión a Shengelia.

Excelente puesta en escena del Real Madrid en un inicio de partido con un quinteto inicial lleno de sorpresas. Con Llull en el banquillo, Laso estimó oportuno rotar tras una semana agotadora con partidos y desplazamientos complicados. Y la jugada le salió a la perfección. Si Yusta, la gran sorpresa, vio aro con claridad, Tavares se bastó y sobró para destrozar a un Kirolbet Baskonia que sigue sin encontrar la tecla con la que doblegar a un Madrid que ya le había derrotado en dos ocasiones esta temporada (en la final de la Supercopa con un 80-73 y en Euroliga por un rotundo 97-79). El caboverdiano desquició a los vitorianos, provocó el enfado de Valemir Perasovic con solo seis minutos de juego y se sentó con la primera brecha abierta (12-23) presumiendo de siete rebotes, un tapón y cinco puntos.

Perasovic se vio obligado a dar entrada a Shengelia para tratar de intimidar a Campazzo y Causeur. Con su incómoda máscara (se había fracturado la nariz ante el Barcelona hace diez días) poco pudo hacer para recortar las diferencias que progresivamente iban creciendo. El duelo en la pintura no tenía color y el Baskonia se sobrevivía en la UCI gracias al acierto de Huertas. Así se llegó al final del primer cuarto. Y el segundo comenzó con la misma tónica hasta que Shengelia reclamó su cuota de protagonismo con un mate de videoteca, de los que cambian dinámica. Con 23-33 Laso tuvo que interrumpir el partido. El Baskonia, que había llegado a perder de 18 puntos (13-31 min. 13) había vuelto pero fue un leve espejismo. Solo un milagro podía impedir el triunfo blanco.

Baskonia, sin defensa

El Madrid estaba cumpliendo con los números que le acreditan como el segundo mejor equipo en ataque (pletórico Rudy Fernández en el segundo cuarto). No estaban haciendo lo propio los vitorianos, lejos demostrar que son los mejores defensores de la Liga Endesa. La tímida reacción de Baskonia fue atajada por Campazzo, que provocó de nuevo el despegue del Madrid.

«Tenemos que ser más duros y demostrar la misma intensidad que el Madrid», se lamentaba Shengelia en el descanso. La lectura estaba clara. El Baskonia lo había hecho tan mal que no lo podía hacer peor. Pero la lesión de Shengelia tras una antideportiva de Campazzo agravaron la situación y dejaron sin opciones definitivas a los locales. A partir de ahí las diferencias fueron incrementándose, con Yusta desatado, hasta los 23 puntos (44-67), tras un parcial de 0-15. Estertor vitoriano en el último cuarto (parcial de 11-0) y relajación del Madrid, que tardó más de seis minutos en anotar. Daba igual, el partido estaba decidido.