Benzema devuelve al Madrid a la Liga

El Madrid se mete otra vez en la Liga. Ha pasado su crisis y resulta que está a cuatro puntos, y además aun tiene el comodín del nuevo entrenador si en algún momento considera que debe ficharlo. Solari es un precario, pero en ese vivir en precario el Madrid se está encontrando. ¿Y si hiciera de eso costumbre? Hacer crónica la provisionalidad, como un homenaje del Madrid al mercado de trabajo.

El partido comenzó con unos controles sublimes de Benzema. Es un adjetivo un poco cursi. Excelsos también. Pero no solo eran muy buenos, contrastaban con la tristeza un tanto anómala que desde el principio amenazaba al partido.

Benzema era lo único. El Madrid tuvo la pelota de inicio, con poca brillantez, pero con superioridad. El Celta esperaba con pasividad desconcertante y luego salía con escaso peligro, localizado en su banda derecha. Lucas ayudaba a Odriozola y cerraba su lado, pero Reguilón estaba menos seguro porque Bale, aunque bajaba, tenía que volver de posiciones de delantero.

Ese primer argumento del partido entró en un paréntesis con la lesión de Casemiro tras una entrada. Desde el minuto 8 al 18 estuvo en el campo y ya claramente cojo se impacientó con el banquillo para que hiciera el cambio. En el partido no pasó nada mientras tanto, como si todos esperasen a que se aclarase definitivamente su situación.

Pero inmediatamente después, Roncaglia remató un córner al palo. Era el cuarto a favor de Solari en cuatro partidos. La suerte ha cambiado definitivamente, aunque si Zidane nos enseñó algo es que el azar, como en el surrealismo, es objetivo. Así, del palo se pasó al gol con un pase (por fin) de Modric a Benzema, que controló con delicadeza el balón mientras giraba por completo. No “giró y templó”, ni “templó y giró”, sino que detuvo la pelota en plena rotación sin dejar de avanzar. Después, con el balón emplatado, ya solo tuvo que colocarla para hacer el gol. Aun haría otra genialidad con un pase que Kroos falló garrafalmente.

Estas florituras de Benzema no eran tan importantes como la sensación de liderazgo que transmitía. Ofrece un permanente desahogo de lucidez a sus atribulados compañeros.

Tras el gol, el Madrid se animó a presionar. Tuvo unos buenos minutos que desquiciaron al Celta. Empezaron las patadas y hasta los gestos de Aspas, faro del equipo al que sus compañeros no veían, cegados por no sé sabe qué ofuscación.

Llegó poco el Celta y cuando lo hizo fue por algún fallo claro e individual del Madrid. Así Brais en el 43, tras ruleta fallida de un Ceballos que estaba de pivote del Madrid. Courtois ofreció tranquilidad toda la noche.

Cojera de Bale

Undiano empezó a sacar amarillas, casi todas muy merecidas. Casemiro se había lesionado y Bale comenzó a cojear después de otra entrada. Era el único con guantes en el campo. Durante las comprensibles dudas sobre su estado físico, y como una recreación solidaria con la Batalla de Somme, fue Reguilón el que se tiró al césped inhabilitado. Fue sustituido por el joven Javi Sánchez.

El Madrid ya había perdido dos futbolistas y se iba al descanso con la funesta e intermitente cojera de Bale.

La segunda parte comenzó igual: sutileza de Benzema con tiro al palo. Seguía siendo lo mejor en el Madrid. Sufriendo el juego surgía la pregunta: cómo tienen que estar Isco y Asensio para que el errático pero constante (o constantemente errático) Lucas sea titular en el Madrid.

La noche era de Benzema, quizás el mejor Benzema de siempre. Una recuperación del Madrid arriba acabó en el segundo gol tras su regate con caño a Roncaglia, mareado por completo. De nuevo dos cosas a la vez:caño y recorte en una. El disparo emprendió una carambola feliz: dio en el palo, en el portero y luego en Cabral, que llegaba sentenciado.

El Madrid había llevado el partido a una fase durmiente demasiado pronto y el Celta reaccionó con un golazo de Mallo en difícil empalme en carrera.

Con la alegría, el Celta hizo cambios y su medio campo se entonó con Brais en el centro. En el Madrid la noche tomaba un cariz dramático. Nacho se quejaba de la rodilla y Odriozola afectaba un calambre.

La zozobra no era total por la seguridad que transmitía Courtois, pero Ceballos estuvo temerario perdiendo balones que debía asegurar.

Se fue Nacho y de lateral izquierdo se tuvo que poner Lucas. Ya no había más. Ni más defensas ni más cambios.

El Madrid cojitranco y remendado, pupas y de urgencia se fue agarrando al partido y a la Liga. Odriozola siguió subiendo más lejos que nadie y así le hicieron el penalti del 1-3 que marcó Ramos, de nuevo a lo Panenka. El día que se lo paren será cómico, pero nadie lo hace. Nadie puede imaginar que lo va a volver a hacer. Pero lo hace. No deja de hacerlo.

Ya contra diez, Ceballos cerró con un gran chut. Vuelven los goles al Madrid. Y qué goles. Y en el descuento, cuando el partido ya era otra cosa, Brais hizo el 2-4. Partido difícil de entender y hasta de mirar.

Bale abandonó el campo igual que entró, caminando como Patrick Swayze. Ya no se sabe si está lesionado o es así.