Nadal, en plan sacador, ya está en cuartos de Wimbledon

Nadal tenía enfrente a un tenista de 198 centímetros, Jiry Vesely, con un buen saque… Pero el sacador fue él. Con un 78 por ciento de puntos ganados con el primero y un 74 con el segundo y con nueve «aces» se plantó en los cuartos de final por primera vez desde 2011. Sólo le hicieron una rotura, en el tercer parcial, que no tardó en solventar. Pero para ganar, hace falta la otra parte del trabajo, restar bien, y también lo hizo, aprovechando al máximo las oportunidades de ruptura para ganar a un jugador que, por sus características, podía ponerle en un aprieto. Pero en los octavos de final volvió a verse una versión muy sólida de Nadal.

Siempre concentrado, apenas permitió que el gigante de 24 años se metiera en el partido. Cuando lo hizo, ya era tarde. Y no se dejó intimidar. Ganó el primer juego en blanco, y recibió la réplica idéntica de su oponente. Era cuestión de medir las distancias, de ir pillando el truco al saque de Vesely, y la ruptura no tardó en llegar. Fue un 3-1 después de una doble falta del checo, al que le tembló el pulso en los momentos importantes. Partiendo de su buen primer golpe en esta jornada, siempre fue el que llevaba la voz cantante en los puntos. Vesely no lograba hacerle ni cosquillas al resto. Hasta el final del segundo set, cuando Rafa ya mandaba 3-2 con un «break», no logró su rival ponerse 40-40. No pasó de ahí en ese momento. La primera manga la había cerrado con apenas un error no forzado. Aparte de saque, desplegó un buen tenis el español, impidiendo que quien estaba delante pudiera mostrar los golpes paralelos que tanto daño hacen.

Tras el doble 6-3, faltaba por ver la reacción que tenía Vesely. Nadal seguía a lo suyo. Es complicado verle perder el foco. Seguía sólido en sus juegos de saque, y esperando el momento oportuno al resto. Entonces, su oponente tuvo una pequeña reacción. Empezó a hacer más cosas, a sentir mejor la bola, y se puso por delante por primera vez: 3-2 con una ruptura. Las alarmas no sonaron. Al juego siguiente, «contrabreak» de Nadal. Al checo le sobró algún golpe, alguna dejada que intentó en lugar de darle duro, y lo pagó. En las superficies rápidas las oportunidades que suelen aparecer son pocas, y hay que aprovecharlas. Llegó la ruptura definitiva, y de ahí, a los cuartos de final, donde tendrá que hacer frente a Simon o Del Potro. Será un oponente de cuidado. Una buena medida para saber las aspiraciones del manacorense en Londres este año. Pinta muy bien.

Por el otro lado del cuadro, el suizo también sigue avanzando en busca de la final soñada, que sería la repetición de la de hace 10 años, el para muchos mejor partido de la historia. Federer rozó la perfección en el primer set ante Mannarino. Fue un rotundo 6-0 en apenas 15 minutos. A partir de ahí, el número dos del mundo se relajó. En su cuarto partido fue cuando cedió por primera vez bolas de «break» en todo el torneo. Fueron tres, todas salvadas. Con tranquilidad, Federer hizo una ruptura en cada uno de los sets que quedaban, ganó (6-0, 7-5 y 6-4) y ya ha alcanzado el antepenúltimo partido.