Pedro Sánchez ha prometido, por “conciencia y honor”, “cumplir fielmente las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno, con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución”, así como “mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros”. Lo ha hecho esta mañana, en el salón de audiencias del Palacio de la Zarzuela, con su mano derecha delante de un facsímil de la Constitución editado por las Cortes Generales en 1980, abierto en el artículo 62.
A pesar de que ya bajo reinado de Don Juan Carlos se abrió la posibilidad de jurar o prometer el cargo según las creencias religiosas, ha sido Don Felipe quien, al asumir la Jefatura del Estado en 2014, ha ofrecido a los jefes de Gobierno la posibilidad de hacerlo con el crucifijo y la Biblia delante o no. Suárez, Calvo Sotelo, Aznar y Rajoy juraron, mientras que González y Zapatero prometieron, pero Sánchez es el primero en democracia en hacerlo únicamente con la Carta Magna delante. No en pocas ocasiones se ha manifestado ateo y partidario de retirar la asignatura de religión de los colegios públicos.
La entrada de Sánchez en el salón ha estado precedida por la del presidente del Gobierno saliente, Mariano Rajoy; la presidenta del Congreso, Ana Pastor; el presidente del Senado; Pío García Escudero; el presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas; el del Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes; el ministro de Justicia en funciones, Rafael Catalá; y el director General de los Registros y del Notariado. Durante los minutos de espera, se ha podido ver cómo Ana Pastor le preguntaba a Rajoy por Aravaca, quizá interesada en el traslado a su residencia, y él le ha contestado un escueto: “hoy”.
La procesión va por dentro, pero el líder del Ejecutivo saliente se ha mantenido en todo momento muy cortés y receptivo con el nuevo presidente. Ambos han saludado a los periodistas allí congregados, sin más comentarios que un “buenos días”, hasta que Don Felipe ha entrado en la sala y ha comenzado el acto que apenas ha tenido una duración de cinco minutos largos. Antes de posar todos los asistentes para la “foto de familia” del histórico día, lo han hecho el Jefe del Estado y el nuevo líder del Ejecutivo, momento en el que han destacado la corbata verde del Monarca, color de la Monarquía, y la roja del secretario general socialista.
Sánchez le ha dado la mano a Rajoy: “presidente”, le ha dicho, tras lo que él le ha deseado: “Suerte”.
Una vez recogidos los “flashes”, han hecho corrillo en torno al Jefe del Estado, quien ha iniciado una conversación coloquial a tenor de los gestos y expresiones que se podían percibir antes de salir de la sala, ya que la reunión adquiría carácter privado.
Sánchez volverá a Zarzuela cuando haya designado los miembros de su gobierno que asumirán las distintas carteras ministeriales, que también prometerán o jurarán sus cargos ante el Rey y la Constitución.