El Real Madrid gana al Liverpool y logra su decimotercera Copa de Europa

Contará la leyenda que una noche en Turín, Cristiano Ronaldo voló en una imagen inolvidable y que creíamos irrepetible. Contará que ese Madrid iba por Europa como lo hacía hace 70 años, paseando el escudo, paseando el gen de la victoria. Que había ganado en Lisboa y que dos años después venció en Milán y después en Cardiff y que llegó a Kiev, la temporada siguiente como quien camina por el precipicio, pero no tiene vértigo de mirar atrás. Contará también la leyenda, que en ese equipo había un futbolista formidable, un elegido para los momentos trascendentales. El mismo que dejó una estela en Mestalla, que saltó en Lisboa a un balón perdido y que saltó al campo de Kiev, en un partido peleado y tenso, frente un Liverpool que mordía y corría y corría y mordía. Y saltó al campo Bale…

Y si no fuera porque lo vimos, porque se repetirá en Youtube, porque habrá memes que correrán de whatsapp en whatsapp, si no fuera por eso no lo creeríamos. Pensaríamos que la leyenda, como casi todas, prefiere faltar a los hechos, exagerar. Pero sucedió, otra vez. Centró Marcelo un balón que no iba muy alto, pero que si iba fuerte y como le sucedió a Cristiano en Turín, a Bale le pilló un poco adelantado. Lo más fácil era lo más difícil: dejar la portería de espaldas y rematar en el aire, de chilena. La segunda de la tercera Champions consecutivas, de la cuarta en cinco años, de la decimotercera del Real MadridUn equipo, otra vez, de leyenda.

Le costó ganar, como le ha costado durante esta Champions, pero ganó, porque es el mejor, el más fuerte cuando las cosas no van bien, el que mejor aprovecha los golpes de suerte. Seguramente, con la alineación que bordó la final en Cardiff el año pasado, sin Bale pues, seguramente Zidane pretendía tener la pelota. Pero eso no ocurrió hasta los últimos diez minutos de la primera mitad, cuando por fin pudo soltarse un poco, liberarse de la presión que hasta entonces le había impedido el mínimo error. Cada control levemente impreciso, cada balón recibido de espaldas era un callejón sin salida, era dar alimento a la ansiedad del Liverpool.

Seguramente, durante media hora, Klopp sí que vio en el campo cómo se desarrollaban las ideas que había estado ideando durante estas semanas previas a la final. Había que hacer frente al Madrid con energía, sin duda y sin miedo. Ni le pesó el escenario ni el rival y consiguió mantener al rival alejado de su portero. Un peligro para sí mismos. El Liverpool fue a por el Madrid con la decisión con la que ha ido avanzando en Europa. Los balones largos eran un peligro constante, pero también las jugadas que empezaban en las bandas y por ahí continuaban hasta el área del Madrid. Mané y Milner por un lado y Salah y Arnold por el otro apretaban al Madrid, que no encontraba el modo de quitarse el sofoco. Sólo cuando encontraba a Modric tomaba un poco de aire. El Liverpool tenía la iniciativa.

Entre un Ramos capital y Keylor Navas se sostuvo el Madrid durante esa pequeña tormenta, desenfocado casi siempre, aunque manteniendo la portería a cero, que se había convertido en el objetivo a la espera de tiempos mejores.

Fue en una jugada en la que Ramos se adelantó a Salah cuando el partido se paró. El egipcio, el hombre del año en el fútbol, cayó mal, sobre el hombro y cuando intentó continuar, vio que no podía. El fútbol casi nunca ha dado para hacer buenas dramatizaciones porque su realidad contiene la mejor historia. La imagen de Salah llorando será inolvidable. Klopp cambió a Mané de lado para seguir haciendo daño a Marcelo y obligarle a ser precavido. Pero ya nada fue igual. Si la imagen de Salah entristeció a todo el público, el desconsuelo de Carvajal poco después fue demoledor. El lateral español, tras una caída, se dio cuenta de que no podía seguir y tampoco podía dejar de llorar: se perdía el partido y a ver el Mundial. Nacho ocupó su lugar. Tantos sucesos cambiaron el tono del partido y el Madrid, siempre con Modric, empezó a jugar a lo que quería. El partido ya no volvió a ser el mismo, el campeón empezó a presentarse. También Karius,

Benzema firmó un gran partido y mejoró su nueva especialidad: meter goles absurdos. Pero el Liverpool es incansable. No le afectó el golpe y marcó Mané, el mejor de los ingleses. Aunque ya no presionaba tanto, cansado y sin frenar a Modric. Entonces salió Bale, dibujó la chilena y cerró su noche doblando las manos del pobre Karius.

13 títulos continentales

El Real Madrid ha hecho historia al sumar su decimotercer título de la Copa de Europa-Liga de Campeones, el tercero consecutivo bajo el actual formato, algo que ningún equipo había conseguido.

El último conjunto que se ciñó tres años seguidos la corona continental fue, en la etapa anterior de la competición, el Bayern Múnich entre 1974 y 1976. El Ajax lo consiguió entre 1971 y 1973, y el Real Madrid es el que ostenta el récord de títulos seguidos al conseguir los cinco primeros de la historia, entre 1956 y 1960.

El Real Madrid es el rey de Europa con sus trece títulos, seis más que el Milan, y con cinco figuran su rival de Kiev, el Liverpool, junto al Bayern Múnich y al Barcelona.

España acumula dieciocho títulos gracias a los triunfos de Real Madrid y Barcelona. Sólo otros dos conjuntos españoles, Atlético de Madrid y Valencia, lograron alcanzar la final. Italia e Inglaterra han ganado doce.