Kim Jong-un acepta el «farol» de Trump y vuelve al diálogo para buscar la paz

El proceso previo a una negociación entreWashington y Pyongyang cada vez se parece más a una partida de póquer. Si los primeros movimientos para simular jugada los llevó a cabo el dictador Kim Jong-un, con la serie de guiños que culminaron con la destrucción de su silo nuclear, el farol lanzado el jueves por Trump anunciando el aplazamiento de la cumbre también ha dado frutos. Horas después del amago, justificado por el lenguaje «hostil» del régimen estalinista, Estados Unidos y Corea del Norte retoman los contactos y la posibilidad de que la entrevista entre ambos líderes en Singapur se acabe celebrando.

El presidente estadounidense con alma de tahúr fue el primero en celebrar el cambio de tono de Pyongyang, que en una declaración oficial se mostraba «dispuesto a volver al diálogo con Estados Unidos en cualquier momento». Y Trump lo hizo avalando la tesis de que estamos ante una larguísima partida de cartas: «Todo el mundo juega a juegos, y lo sabéis», declaró a los periodistas con gesto de nula inocencia.

Para entonces, la noticia de la reanudación del diálogo se había consolidado, después de que a primera hora Trump calificara en Twitter de «cálida y productiva» la declaración emitida la noche anterior por el régimen norcoreano. Sin abandonar la prudencia y el «veremos qué pasa» que acostumbra a pronunciar las pocas veces que elude comprometer una opinión, el presidente estadounidense ya no descartó siquiera la fecha del 12 de junio para el encuentro entre ambos líderes.