Las diferencias en la indumentaria aragonesa de siglos pasados se aprecian en el Museo de Zaragoza

Entre los siglos XVIII y XX lo que marcaba la diferencia entre indumentarias era tanto el entorno geográfico como la clase social. Los aragoneses de antaño que vivían en el valle del Ebro acostumbraban a un clima suave, por lo que sus ropas no se asemejaban a las utilizadas en el Pirineo o el Maestrazgo turolense. Tampoco se vestían del mismo modo quien tenía mucho dinero o quien usaba la ropa para ir a trabajar: la clase social era determinante.

Estas son las claves de la exposición «Vida y moda» que acoge, desde este viernes, el Museo de Zaragoza y que sirve, según ha dicho el director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Nacho Escuín, «de pistoletazo de salida» para la Aragón Fashion Week.

Esta muestra nació con el objetivo de divulgar la riqueza y variedad de la indumentaria aragonesa. «El traje se aborda ahora desde una dimensión social, original y novedosa; siempre desde el rigor», ha comentado el director del Museo de Zaragoza, Isidro Aguilera.

Marian Rebolledo es la comisaria de esta exposición y es quien ha explicado que, en su mayoría, los vestidos pertenecen a las clases más lujosas. «El porqué radica en que aquellos que pertenecían a clases más bajas usaban sus ropa para trabajar y, cuando se estropeaba, o hacían ropa para sus hijos o la convertían en trapos. Por lo que no se ha conservado», ha argumentado.

Dar un paseo por la sala que alberga «Vida y moda» es aprender que la mujer de la alta sociedad vestía con camisa, jubón, pañuelo, guardapiés y delantal; mientras que quien pertenecía a la clase popular acomodada, del mismo lugar y época, optaba por camisa, justillo, saya y bobine.

También es conocer que Ansó ha vivido desde el Renacimiento «una especie de islote etnográfico en toda Europa». «Aragón, soberbia aparte, es una de las comunidades de mayor riqueza indumentaria que más se ha preocupado en conservarla y difundirla», ha aseverado. Pero no solo se presta atención a lo que se ve, la muestra enseña aquello que el ojo no conoce, como los corsés, el sobrecosé, la enagua o el refajo.

«Vida y moda» recoge, en definitiva, lo mejor de la tradición indumentaria desde un punto de vista actual.