Annegret Kramp-Karrenbauer, candidata de Merkel a sucederla como presidenta de la CDU

«La decisión ha sido difícil para mí porque el electorado del Sarre me había dado su confianza, con más del 40% de los votos y esa no es una responsabilidad que pueda dejarse alegremente, pero creo que vivimos el momento político más difícil de la historia reciente de Alemania y en momentos como este no vale con decir lo que habría que hacer, sino que es necesario asumir responsabilidades y ponerse manos a la obra». Así ha explicado Annegret Kramp-Karrenbauer su paso al frente y su decisión de presentarse como aspirante a la presidencia de la Unión Cristianodemócrata (CDU) con respaldo de Angela Merkel.

La directiva de la CDU había pedido expresamente a Merkel que solucionase el asunto de la sucesión cuanto antes y la canciller ha atendido la iniciativa propia de Kramp-Karrenbauer, que se había propuesto discretamente. «Ha demostrado en su región lo mucho que puede hacer por el partido, nos conocemos ya desde hace tiempo y creo que es muy capaz, por eso tiene mi respaldo», ha dicho sobre la candidata que será votada el próximo lunes, «cuando presenté su designación a la directiva, lo cierto es que fue recibida con gran apoyo».

«La idea de asumir la secretaría general fue de ella», ha aclarado Merkel, «lo que a mí me llamó la atención bastante porque no es normal que una primera ministra exitosa y que ha ganado unas elecciones recientemente deje un cargo ejecutivo para asumir un cargo dentro del partido». Frente a otros posibles candidatos, que habrían desplazado a la CDU más a la derecha, tratando de placar el ascenso del partido populista y antieuropeo Alternativa para Alemania (AfD), Kramp-Karrenbauer ha sido una de las grandes defensoras dentro del partido de la política de puertas abiertas a los refugiados que lideró Merkel en 2015, ante la tragedia humanitaria que se vivía en Hungría, y su designación es interpretada como una señal de continuidad. Eso no quiere decir, sin embargo, que no llegue a la dirección de la CDU decidida a dejar su propia impronta. «Espero impulsar un proceso de renovación programática que tenga en cuenta tanto las raíces liberales como las raíces conservadoras del partido», ha dicho la propia Kramp-Karrenbauer en su primera comparecencia como secretaria general designada a la que ha acudido vestida con unos colores vetados en el manido guardarropa de Merkel y con los que da a entender que su designación aportará novedades.

En El Sarre gobierna desde 2011 al frente de un tripartito con Los Verdes y el Partido Liberal, la denominada Coalición Jamaica que Merkel intentó como primera opción para el gobierno federal y que fracasó tras varias semanas de negociaciones, lo que la señala como una política capaz de tender esos puente con mayor efectividad. «Llegar a las próximas elecciones con un resultado que nos permita formar gobierno será el primero de mis objetivos», ha confirmado Kramp-Karrenbauer durante su presentación.

A quienes la pronunciación de su nombre suponga un problema irresoluble, debe aliviar que en el partido todo el mundo se refiere a ella en la forma abreviada «AKK». Tiene 55 años, es católica y formada en Ciencias Políticas. Tiene numerosas conexiones personales y familiares con Francia y ha levantado polémicas cuando ha comparado, por ejemplo, la homosexualidad con el incesto o la poligamia. De hecho, hasta 48 horas antes del anuncio se esperaba la designación de un candidato mucho más discreto y menos controvertido como Peter Tauber, el secretario general de la CDU y estrecho colaborador de Merkel que sin embargo ayer hizo pública su intención de dejar el cargo. Recientemente ha debido sometarse a una operación y los «motivos médicos» a los que tan a menudo se recurre en este caso hubieran sido una buena y presentable explicación para su decisión, pero evitó mencionarlos y ha dejado tras de sí una estela de descontento.

Todo esto sucede en la CDU mientras las bases socialdemócratas (SPD) van votando por correo postal sobre el acuerdo de gran coalición al que su directiva ha llegado con Merkel. El resultado será hecho público el próximo día 24 de febrero y, en caso de ser negativo, obligaría a la convocatoria de nuevas elecciones a las que muy posiblemente ya no se presentaría Merkel como candidata. Si la gran coalición llega en cambio a buen término, en el congreso que la CDU celebrará el 26 de febrero, Merkel espera anunciar los nombres de los próximos ministros de su gabinete, entre los que se espera figuren jóvenes personalidades de peso como Jens Spahn o Julia Klöckners, que a lo largo de la legislatura irán también ganando perfil y que podrían optar más adelante, en competencia con Kramp-Karrenbauer, a la candidatura por la Cancillería de Berlín.