Metidos en faena, una tarde relajada, sin sobresaltos ni contratiempos, resulta una bendición en esta locura de calendario. El Real Madrid, con el listón del ritmo competitivo de la Euroliga, se zampó a un trémulo Divina Seguros Joventut en un abrir y cerrar de ojos. Ni siquiera hizo falta que Doncic desenfundara esta vez demasiado (13 minutos en pista) para sumar la 14ª victoria en esta Liga Endesa que domina desde bien arriba.
Tiene la ACB estos contrastes para los Euroliga. Rivales que aguardan agazapados y hacen pagar el desgaste de la competición continental y otros que, al contrario, no les alcanza para emular la intensidad, que se resquebrajan como la Penya, igualada ya en el fondo de la tabla con Burgos y Betis con sólo cuatro triunfos. Al Madrid le valió el primer cuarto para dejar tiritando a los verdinegros, estancados tras la primera canasta, encajando un parcial de 0-17 que les condenaba a un duelo persiguiendo sombras.
Ha encontrado el Madrid en esta racha invernal que les proyecta un estupendo porvenir una solidez de equipo cuajado. Ya nadie se acuerda de las bajas, pese a que ahí siguen en el fondo del banquillo tipos como Llull, Randolph o Ayón. En Badalona descansó Carroll (esguince de tobillo), pero es que los forman que la base ahora, además del genio de Doncic, son Campazzo, Felipe Reyes o el cada vez más pujante Yusta. Fue el canterano, junto a Causeur, el que golpeó de inicio a un Joventut que falló sus siete primeros triples y se quedó en seis puntos en todo el primer acto.
Doncic no apareció hasta el minuto 17, cuando Malik Wayns intentaba despertar a sus compañeros ante la defensa de un Chasson Randle que continúa fuera de cacho. Ni batallas tan propicias como la de Badalona sirven para reinsertar al base estadounidense, fichaje fallido, cosa rara últimamente en los despachos blancos. Fue a la vuelta de vestuarios cuando más se acercó el Joventut (36-44 tras dos triples de Wayns, que acabó con 22 puntos), pero era la gran tarde de Santi Yusta, quien firmó su mejor partido desde que viste de blanco.
Y venía avisando el alero, cada vez más confiado, titular, aportando en todas las facetas del juego y ante el Joventut también acertado desde el perímetro. Terminó con 18 puntos. Se unió Tavares a la labor de zapa, siempre bien asistido por Doncic, y el Joventut se vino abajo otra vez, sin posibilidad de réplica ante un oponente muy superior.