Una investigadora aragonesa da un paso clave contra el párkinson

Por primera vez, un estudio científico ha logrado identificar las razones y los mecanismos por los que la toxina involucrada en la enfermedad de párkinson causa la muerte de neuronas. Este hallazgo, en el que ha participado de forma decisiva la investigadora aragonesa Nunilo Cremades de la Universidad de Zaragoza y que publica la revista científica Science, será clave tanto en la detección precoz de la patología como en el desarrollo de tratamientos más certeros.

El párkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa con más prevalencia hoy en día, afectando a una de cada 1.000 personas en el mundo. Sin embargo, en la actualidad no existe ningún tratamiento que erradique la enfermedad, tan solo tratamientos sintomáticos con problemas colaterales graves.

El desarrollo de estrategias terapéuticas está resultando ser muy complicado debido al desconocimiento de las bases moleculares de la enfermedad. El párkinson, así como otros desórdenes neurodegenerativos como la enfermedad de alzhéimer, se caracteriza por la presencia de conformaciones oligoméricas anómalas de proteínas, algunas de las cuales son particularmente tóxicas para las células, aunque se desconocían las causas moleculares y mecanismos por los que causan la muerte neuronal.

Las investigaciones realizadas por el grupo de la doctora Nunilo Cremades han permitido aislar estas conformaciones patogénicas, así como otras oligoméricas de la proteína que son benignas, lo que ha permitido realizar un estudio comparativo de ambos tipos de estructuras y de sus efectos en las neuronas con un nivel de detalle inédito.

Los resultados de este estudio comparativo han permitido identificar los elementos estructurales de toxicidad de las conformaciones patogénicas y el mecanismo por el que desencadenan la muerte de neuronas.

De este modo, el avance permite abordar el desarrollo de estrategias terapéuticas contra la enfermedad desde un punto de vista racional, con el fin de atacar selectivamente a las conformaciones patogénicas con elevada potencia y especificidad, así como para el desarrollo de marcadores específicos que permitan la detección de la enfermedad en sus estadios iniciales.

TIBURÓN

Hace ahora un año, la revista científica PNAS recogía los resultados de otro estudio de esta joven investigadora, nacida en Huesca pero natural de Barbastro, del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI). Cremades descubrió junto a científicos de la Universidad de Cambridge la capacidad de la escualamina –un compuesto presente en el hígado de tiburón–, para neutralizar la acción del párkinson y que podría ser la base para un nuevo fármaco capaz de hacer frente a esta patología neurodegenerativa. Hace años ya fue descrito como un potente antibiótico y ha sido objeto de ensayos clínicos en humanos para el tratamiento de patologías como el cáncer. El estudio determina que la escualamina inhibe los procesos iniciales que llevan a la proteína involucrada en el párkinson a agregar daños y, a la vez, reduce la toxicidad de los agregados una vez formados.

Los autores, tras estos resultados, optaron por proponer el uso de escualamina como posible fármaco para el párkinson. Según informó la Universidad de Zaragoza, se ha observado que pacientes que sufren esta enfermedad neurodegerativa habían mejorado clínicamente de forma rápida al ser tratados con este compuesto. Estas personas padecían otras enfermedades para las que se les estaba administrando escualamina. Sin embargo, mejoraban notablemente los síntomas asociados al párkinson.