El Centro de Ciencias de Benasque tiene espacio también para los futuros científicos

Físicos de México o matemáticos llegados desde Pekín. El Centro de Ciencias de Benasque se convierte durante el año en punto de encuentro para científicos de todo el mundo, aunque en esta Navidad ha hecho un hueco también a la cantera de los laboratorios y la programación. Una veintena de niños entre 6 y 9 años han participado durante la semana en un curso de robótica, conducido por Néstor González, especializado en robótica educativa. “El centro era el lugar idóneo para hacer estas actividades, y viendo que no había cursos de este tipo en la zona, decidimos proponerlo a la dirección”, explica González, que lo impulsó junto a su esposa, natural de la localidad de Eriste.

El hecho de que en estas semanas no hubiera programado ningún evento científico de carácter internacional en sus instalaciones, como los que integran la agenda del centro del ciencia durante todo el año, permitió acoger el curso, siguiendo con la voluntad del espacio de abrirse y poder dar cabida a toda la población tanto de Benasque como del valle. En esa misma línea, se ha establecido en ocasiones como escenario para actuaciones culturales como teatro o música.

En este caso, los protagonistas fueron los más pequeños, algunos residentes en la zona y otros turistas que estos días pasan las vacaciones de Navidad en la localidad altoaragonesa y descubrieron la actividad por la promoción en los hoteles y los lugares de alojamiento.

Divididos en dos grupos, los niños trabajaron con unos kits o juegos de Lego destinados a iniciarles en la programación. “Esta actividad permite a los niños ser creativos, planteándoles un problema concreto, que debían resolver”, explicaba Néstor González, destacando también el desarrollo del sentido crítico que aporta este tipo de talleres a los jóvenes. “Prepararon sus modelos trabajando en equipo, juntando a niños y niñas de edades similares, promoviendo así la cooperación”, añadía. Después tocó hacer una pequeña carrera con los modelos creados por los diferentes grupos. “Para potenciar también el espíritu competitivo de los pequeños”.

Unos conocimientos y cualidades que los futuros científicos han adquirido en los tres días que ha durado el curso y que se demostraban en la total satisfacción tanto de los niños como de sus familias. “Nos planteamos darles continuidad tanto en futuras vacaciones escolares, como verano o la próxima Navidad”, apunta el encargado de los impartir el taller, que lamenta no poder mantener clases regulares a lo largo de todo el año.

Nestor González trabaja para la Universidad de Cauca, en Colombia, centrándose en la robótica de carácter educativo, especialmente formando a profesores en esta materia.