La mágica ruta en el Pirineo que recorre un bello bosque de hayas, verdes praderas y pequeños meandros

El parque Natural de los Valles Occidentales cobija este trayecto que conduce hasta un dolmen milenario

El Pirineo es uno de los grandes atractivos de Aragón. Más si cabe en verano, cuando las temperaturas son más suaves que en el interior para hacer una escapada, no se vive la masificación de las zonas costeras y son meses donde la meteorología es más benévola que en otras épocas del año.

Con todos los ingredientes, son muchas las familias que lo tienen entre sus planes de ocio para disfrutar unos días en familia y, entre las infinitas opciones, hay una ruta que es ideal para hacer con los pequeños de la casa por su belleza y facilidad para completarla. Se trata del paraje de Aguas Tuertas.

Este enclave, perteneciente al término municipal de Ansó, está situado en el Parque Natural de los Valles Occidentales, destaca por sus praderas verdes y los pequeños meandros a lo largo de unos 2 kilómetros de planicie.

Bosques de hayas y pinos y un dolmen con leyenda

El inicio del trayecto comienza en el paraje de Guarrinza. Para llegar hasta allí hay que tomar la carretera de Hecho en dirección a la selva de Oza, dejar atrás Siresa y atravesar la Boca del Infierno. Una vez en Guarrinza, se puede optar por dejar el vehículo en una zona de aparcamiento o continuar unos 4 kilómetros más hasta el límite del tramo accesible, marcado con una valla, en un ensanche que sirve de aparcamiento.

Será ese el comienzo de una ruta lineal de ida y vuelta de unos 6 kilómetros que se completan, aproximadamente, en poco más de dos horas.

Los primeros dos kilómetros y medio transcurren por la pista forestal entre un bosque de hayas y pinos de umbría del Castillo de Acher con una ligera subida hacia la cabecera del valle de Guarrinza, dejando a mano izquierda las cascadas del río Aragón Subordán. Tras ese trayecto, se abre un breve tramo de unos 500 metros con una pendiente algo más moderada.

Una vez completado este trozo se alcanza la cota más alta del trayecto, donde se ubica la cabaña de Aguas Tuertas, antesala de las extensas praderas, donde el Aragón Subordán crea varios pequeños meandros a lo largo de 2 kilómetros.

Dolmen Achar

Dolmen Achar / El Periódico de Aragón

Si se quiere disfrutar de este paraje, lo ideal es tomar el sendero que sale a mano izquierda tras dejar atrás el refugio y que, a medio camino, lleva hasta el punto en el que se ubica el dolmen de Aguas Tuertas, parte de un conjunto megalítico del que cuenta la leyenda que era una caseta donde vivía el duende que vigilaba el acceso al valle.

Para regresar, basta con deshacer los pasos hasta Guarrinza.