Ansó engrandece sus trajes en una fiesta cargada de historia: «Es una indumentaria única»

La Fiesta del Traje Ansotano, que cumple este domingo 53 años, ha sido de nuevo un éxito de participación y de público.

Las calles de Ansó se han vuelto a llenar hoy de color y de historia en la multitudinaria celebración que cada último domingo de agosto exhibe los trajes más antiguos de su ropero. Entre ellos se encuentran algunos de los más valorados de la indumentaria tradicional aragonesa, con prendas tan singulares como las basquiñas verdes y los gorros de periquillo, herencia de sus antepasados.

El Día del Traje Ansotano ha vestido a vecinos de todas las edades, desde Valentina, de solo tres meses, al más mayor, de 75. La fiesta rinde homenaje a su rico pasado, pero su futuro también está garantizado porque los jóvenes se suman con entusiasmo a la fiesta, como han demostrado hoy en la calle.

Es el día más importante del año para los ansotanos y una celebración excepcional para los turistas, a quienes les permite viajar en el tiempo y comprobar que para cada ocasión había una vestimenta en este valle, cuya naturaleza proporcionó lana y lino, y cuyo aislamiento durante siglos les permitió hacer perdurar su cultura.

“Mostramos al mundo la riqueza cultural que hemos heredado y que con tanto orgullo y dedicación hemos preservado. Este día no solo celebramos nuestros trajes tradicionales sino también el espíritu de comunidad y colaboración de los ansotanos y ansotanas que, año tras año, mantienen viva esta tradición. Nuestra indumentaria es única”, ha dicho la alcaldesa, Blanca Alfonso, ante una plaza del Ayuntamiento abarrotada de público para ver el desfile sobre la pasarela.

Por allí han pasado desde el atuendo de bautismo que portaban los más pequeños, los primeros en salir, hasta el del alcalde, el último. «Cada uno cuenta una historia de cómo se forjó nuestra tierra y de cómo vivieron nuestros ancestros», ha añadido la alcaldesa, vestida con el de fiesta. Los asistentes han podido ver y conocer los detalles del traje de periquillo y sus símbolos de protección, el de diario de los críos, el de comunión, el de calzón de niño, el de fiesta de mujer, el de trabajo y de pastor con la zamarra para cubrirse del frío, el de ir a misa, el de novios (de la iglesia y de calle), el de los padrinos o el de cofradía que se ponían para la fiesta mayor.

Y esta plaza no ha sido el único lugar para contemplarlos. El casco antiguo ha estado salpicado de estampas, como la de Casa Prisca, donde repartían migas al público al tiempo que hacían una demostración del peinado de churros a una ansotana vestida de cofradía, el traje más pomposo y vistoso, con un peso de más de 35 kilos.

“Llevamos montando este rincón desde hace más de 25 años. Estaba  bien que la gente viera cómo es el traje ansotano, pero desconocía todo lo que suponía vestirse, y por eso decidimos sacar el ritual a la calle, para que lo apreciaran bien”, afirmaba Chus Fernández, de Casa Prisca. Delante del edificio, donde se puede ver en el patio el retrato de su bisabuela, estaban además de Chus, su hija, su yerno, su nieto Martín, de solo ocho meses, y otros ansotanos.

Chus se lleva vistiendo desde los 6 años. Para ella es cómo retroceder al pasado “Esto no se puede perder, esperamos transmitir la esencia”. Y el relevo está garantizado, como demuestra Inés Gómez, en otra estampa. Esta joven a las 6 de la mañana ha acudido puntual al ropero (se ha abierto a las 5.30) para que la vistieran con una basquiña que pesa 15 kilos. “Me visto desde que era un bebé. Primero llevé un traje de cristianar. Y lo hago con mucha ilusión. Para mí es el mejor día del año, con diferencia, porque nos une un sentimiento colectivo”, decía, más satisfecha si cabe porque se han podido vestir 17 jóvenes de su cuadrilla.

La fiesta ha comenzado muy temprano. A las 9.00 con una bienvenida en la Fuente Alta, donde se ha ofrecido una cucharada de migas a los asistentes. A las 10.00 el núcleo urbano de Ansó se ha llenado de vida con la escenificación de costumbres típicas. A las 11.30 la alcaldesa ha abierto la pasarela y se ha entregado el galardón de agradecimiento del Ayuntamiento de Ansó a Julian Mauleó, director de la coral.

La mañana ha seguido con una misa cantada por la Coral Ansotana, el Baile del Alacay en la plaza de la Fuente, una comida para invitados y participantes en la plaza de toros y el festival de jota de la Compañía de Roberto Ciria.

El desfile lo ha conducido la cantadora Lorena Margalló, que ha ido detallando la composición de cada traje, además de interpretar algunas jotas. La fiesta ha reunido a distintas autoridades de la Comarca de la Jacetania, la Diputación de Huesca y el Gobierno de Aragón, con los directores general es de Turismo y Medio Ambiente, así como de los valles vecinos de Navarra y Francia, que nunca se pierden esta pasarela de moda antigua.

Detrás hay mucho trabajo para enseñar al mundo la principal seña de identidad de Ansó. La parte más fácil, señala la alcaldesa, es la logística, la de canalizar la llegada de cientos de vehículos a la fiesta, porque la labor verdaderamente dura es la del ropero municipal para coser los 80 trajes que se lucen en este día (además de los que sacan los particulares), inmortalizados en sus cuadros por Joaquín Sorolla y en el teatro por Benito Pérez Galdós. .