Los militares tienen clara su opinión sobre la vuelta de la ‘mili’: “Es crucial elevar las condiciones laborales”

Tras el anuncio de Alemania y después de que una decena de países de la UE habiliten un servicio obligatorio, ¿en qué situación se encuentra España?

El debate está servido. Una decena de países de la Unión Europea cuentan con servicio militar obligatorio, potenciado tras la invasión de Rusia sobre Crimea de 2014 y la actual guerra en Ucrania. El último en abordarlo ha sido Alemania, abrazando la idea de recuperar la mili en caso de no alcanzar el objetivo de incorporar 80.000 nuevos efectivos a sus Fuerzas Armadas. ¿Y en España? ¿Sería viable un servicio militar obligatorio? Nuestro país también quiere más uniformados, pero no a cualquier precio.

Pronto se cumplirán 24 años sin mili obligatoria en España. José María Aznar -no sin controversia- ponía fin al servicio militar en el marco de los pactos de Gobierno suscritos con la Convergència de Jordi Pujol. Desde entonces, las Fuerzas Armadas son estrictamente profesionales, y ahora cuentan con cerca de 120.000 efectivos, con el compromiso ante la OTAN de reforzar la plantilla en 14.000 nuevos soldados durante la próxima década.

El objetivo es claro, pero el camino es arduo. ¿La razón? El reclutamiento. Las Fuerzas Armadas encuentran dificultades en la captación de talento, sobre todo en algunas especialidades donde la brecha salarial con el sector privado es inabarcable. El Ministerio de Defensa, dentro del plan presupuestario para alcanzar el 2% del PIB en inversión militar, incluyó un fondo de 679 millones para subir los salarios de los uniformados y captar nuevos soldados.

Pero si esa partida o las medidas laborales no fuesen suficientes para atraer talento joven -el personal de tropa y marinería queda desvinculado de las Fuerzas Armadas a los 45 años-, ¿podría España seguir los pasos de Alemania y abordar el debate de una mili obligatoria que le permitiese cumplir con sus objetivos de personal? ¿Se reúnen las condiciones y existe la voluntad política para recuperarla, casi un cuarto de siglo después?

La ‘mili’ en España

La respuesta en todos los estamentos militares es unánime: en España, hoy por hoy, no se plantea el regreso del servicio obligatorio. Fuentes castrenses consultadas por Vozpópuli insisten en la complejidad que acarrearía esta decisión a todos los niveles, que no “sería viable” a corto plazo y que obligaría a repensar todo el modelo de las Fuerzas Armadas, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

Porque, en primer lugar, no existen instalaciones para albergar a los jóvenes reclutas. No se trata únicamente de espacios habilitados por el alojamiento, sino que tendría que acompañarse de complejas infraestructuras para la instrucción y formación de personal civil sin ningún tipo de experiencia; en muchos casos, con condiciones psicofísicas que distarían mucho de las de un militar profesional, o incluso de los cadetes que ahora se incorporan a las Fuerzas Armadas y que previamente superan una serie de pruebas de acceso.

La recuperación de la mili también requeriría una inyección presupuestaria adicional, difícil de prever el actual contexto político, donde el Gobierno de coalición mantiene fuertes discrepancias internas y con sus socios habituales sobre el gasto armamentístico. Porque a las ya citadas reformas de infraestructuras habría que sumar la manutención del personal y la adquisición del material necesario para la instrucción, desde armamento hasta uniformes, por citar algunos ejemplos.

Ejercicio de la BRIPAC del Ejército de Tierra, archivo

Un servicio militar que, además, absorbería parte de las capacidades actuales de las Fuerzas Armadas, que ya trabajan a destajo para cumplir con las misiones asignadas: en el exterior, con una quincena de despliegues, principalmente bajo banderas OTAN, Unión Europea y ONU; y en territorio nacional, con las operaciones de presencia, vigilancia y disuasión, para garantizar la seguridad en espacios de soberanía nacional. La irrupción de la mili obligaría a destinar parte de estos recursos para cumplir con los propósitos del servicio obligatorio.

Las mismas fuentes ponen sobre la mesa un cuarto elemento igualmente estratégico, aunque en este caso apunta hacia la sociedad y no a las Fuerzas Armadas. Se trata de los recelos de una parte significativa de los jóvenes españoles a vestir un uniforme y a cumplir con una formación militar de varios meses o semanas -en Croacia se ha reinstaurado con una duración de dos meses para los jóvenes varones-. Algo que, según apuntan desde estos estamentos militares, provocaría problemas de “insumisión”, ya enterrados en la memoria colectiva española.

«Hay desinterés político»

Una posición que también apoyan desde la Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME), con representación en el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas. A su juicio, los Ejércitos y la Armada española deberían contar únicamente con “militares bien remunerados, con una carrera digna y con salidas laborales claras para quienes así lo deseen”, rechazando la hipótesis de una vuelta de la mili obligatoria.

Desde la asociación denuncian el “desinterés político” en abordar la situación del personal de tropa y marinería: “Aunque se mejoró ligeramente el sueldo y se habilitaron algunas salidas profesionales, esta solución no ha logrado construir unas Fuerzas Armadas plenamente profesionales y capacitadas”. Y añaden: “La única solución es fortalecer el modelo actual, es crucial elevar las condiciones laborales y salariales de los militares profesionales y mejorar sus derechos constitucionales para hacer de la profesión militar algo tan atractivo como la Policía Nacional o la Guardia Civil”.

Respuesta unánime en España ante un debate que, en otros países de la Unión Europea, ocupa la primera línea; más aún en aquellos donde la amenaza rusa es más notable, como los bálticos, nórdicos o del este. Pero en nuestras fronteras no se dan las condiciones militares, políticas ni sociales para recuperar una mili que se desterró hace un cuarto de siglo.