El saldo negativo de las familias se situó en los 6.871 millones en el primer trimestre, frente a los 2.216 millones registrados en el mismo periodo de 2024
El consumo y la inversión que llevaron a cabo las familias en el primer trimestre del año presionó su situación financiera. Las Cuentas no Financieras que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) desvelan que el incremento del gasto superó el de los ingresos, arrojando un saldo negativo que triplica los niveles de 2024. Es decir, que los hogares tuvieron que tirar de ahorro o endeudarse para cubrir esta diferencia.
La necesidad de financiación alcanzó los 6.871 millones de euros, lo que supone un incremento del 210% respecto al mismo periodo de 2024 (2.216 millones). La renta disponible bruta de los hogares subió un 5,1%, hasta los 245.976 millones, respecto al mismo trimestre de 2024, impulsado por la recuperación de los salarios y el aumento del empleo. Sin embargo, las rentas de la propiedad contribuyeron negativamente al disminuir un 1,4% en términos anuales. Con todo, es el menor crecimiento en un primer trimestre desde 2021.
Por su parte, el gasto en consumo final de los hogares creció un 7,1% (hasta los 234.118 millones). Es decir, aumentó dos puntos porcentuales más que la renta disponible. El ahorro quedó así en los 11.900 millones, el 4,8% de la renta disponible, frente al 6,4% del mismo trimestre del año anterior. Pero, además, los hogares realizaron inversiones (donde destaca la vivienda) por algo más de 17.000 millones de euros. Es un 7,5% más que en el primer trimestre de 2024.
Los hogares necesitaron casi 7.000 millones
Con todo, las familias (junto con las instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares, ISFLSH, que se contabilizan como una única unidad institucional en estas cuentas) necesitaron recursos ‘extra’ por casi 7.000 millones. La necesidad de financiación implica que las familias deben cubrir este desequilibrio mediante endeudamiento neto o desinversión de activos. Es decir, o bien están recurriendo al crédito -hipotecario o al consumo-, o bien están tirando de depósitos, fondos o patrimonio para mantener su nivel de vida.
Esto no es en sí mismo negativo, pero los economistas advierten de que puede ser una señal de vulnerabilidad si se prolonga en el tiempo, y podría volverse insostenible si se produce un deterioro en el mercado laboral, una nueva subida de tipos de interés o un repunte de la inflación. En este sentido, el contexto internacional actual invita a la prudencia, con una fuerte incertidumbre en los mercados por los conflictos activos y los riesgos económicos que implican.
El vigor del consumo y la inversión ayudan a mantener la senda de crecimiento de la economía española, que avanzó un 0,6% en el primer trimestre. Supuso una ligera desaceleración respecto a trimestres anteriores, que podría haber sido mayor de no ser por el impulso de los hogares. Durante la pandemia y en el periodo pospandemia las familias acumularon un importante colchón de ahorro que les ha permitido hacer frente al incremento de precios, con un periodo de inflación que aún persiste.
Sin embargo, si el comportamiento observado en este primer trimestre se mantiene, el endeudamiento de las familias podría erosionar su capacidad de resistencia ante futuros shocks económicos. En este sentido, los economistas consultados por Vozpópuli señalan que, de cara a los próximos trimestres, el equilibrio entre consumo, ahorro e inversión será determinante para la estabilidad financiera de los hogares y, por extensión, para la solidez del crecimiento económico.