Los despachos entre el Rey y el presidente, bajo mínimos: Sánchez frena las reuniones con Felipe VI

El número de reuniones entre el presidente y el jefe del Estado se ha reducido considerablemente por deseo de Moncloa

 

Hace justo un año, tras los cinco días de reflexión fake que se tomó Pedro Sánchez, se producía uno de los despachos con mayor interés de los que tradicionalmente se producen entre el Rey y el presidente. O más bien, de los que históricamente, los sucesivos presidentes del Gobierno, han mantenido con el jefe del Estado.

Aunque prácticamente nunca se publicitan este tipo de encuentros, excepto los que se celebran cada verano en el Palacio de Marivent (Palma) o los que se producen cuando se disuelven las Cortes, en aquella ocasión, en abril del 2024, fue el propio Sánchez el que lo hizo público.

Un lunes por la mañana, veinte minutos antes de las 9, la comitiva presidencial partía del Palacio de La Moncloa rumbo al Palacio de La Zarzuela. A esa hora finalizaban los cinco días de reflexión, vaciando por completo su agenda y abdicando de sus obligaciones profesionales, que se había tomado el presidente para poner a prueba a la sociedad.

A las 9 en punto, en el despacho del Rey, Sánchez le avanzaba lo que pocos minutos más tarde comunicaría a través de una declaración institucional grabada a toda la ciudadanía. Que todo había sido una tomadura de pelo. «Que he decidido seguir, si más cabe, con más fuerza que nunca» dijo textualmente.

Desde entonces, desde aquella famosa reunión, en la que se presumía que iba a comunicarle su dimisión como presidente del Gobierno, los despachos entre el Rey y Sánchez se han reducido de forma paulatina. Aunque también de forma considerable. La interlocución, según fuentes conocedores de las relaciones entre ambas instituciones, ha caído bajo mínimos.

Si bien en un principio delegaba este tipo de encuentros, para poner en común la situación política del país con asiduidad, en el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ahora este tipo de reuniones claves para el funcionamiento del Estado se han ido espaciando cada vez más. Convirtiendo el intercambio de información entre el Ejecutivo y la jefatura del Estado en prácticamente una anécdota.

Desplantes

La situación no hace más que demostrar con hechos que las relaciones entre Zarzuela y La Moncloa no pasan por su mejor momento. En los últimos meses el presidente ha protagonizado varios desplantes al Rey, como el sucedido este sábado, no acompañándole al funeral del Papa Francisco. Tres días antes, el miércoles, tampoco hizo lo propio en la entrega del Premio Cervantes al escritor Álvaro Pombo.

Además, a todo eso, el Gobierno ha convertido también en una norma habitual el que ningún ministro acompañe a los Reyes en viajes internacionales o tomas de posesión de otros jefes de Estado. Aunque ese acompañamiento del ministro de jornada está reglado en la Constitución, cada vez es más habitual que se delegue en un secretario de Estado.

Malestar comedido

No hace falta rascar mucho en Zarzuela, sede de la jefatura del Estado, para encontrar a quien muestre su malestar con la actitud que tiene el presidente del Gobierno con el Rey. «Ya van varias», relata una persona que lleva muchos años en la residencia que acoge también el despacho de Felipe VI, en referencia a los múltiples feos que ha protagonizado Sánchez con el monarca.

A nivel oficial, como ha hecho siempre la Casa Real, evitan el enfrentamiento. Hasta el punto de asumir como propios errores, como ha ocurrido recientemente, con el fin de rebajar la tensión que se ha producido en algunos compromisos diplomáticos, como fue el caso de la ausencia de representación del Estado en la inauguración de la Catedral de Notre Dame en París.