Así será el DAT Alierta: tecnología entre bosques, bancales y una acequia

El Gobierno autonómico ha dado a conocer este lunes un avance del plan director del proyecto, que ha sido elaborado por la consultora Idom, lo que permite conocer algunas singularidades del bautizado como Distrito Aragonés de Tecnología (DAT) César Alierta

Edificios flexibles y singulares, alojamientos compartidos y hasta un hotel se darán cabida en el futuro Distrito Tecnológico de Aragón (DAT) César Alierta, un nuevo espacio que espera atraer oficinas y laboratorios de empresas punteras del sector. La sostenibilidad será el santo y seña del complejo, que contará con amplias zonas verdes configuradas en torno a bancales, grandes arboledas y el agua que fluye por la acequia de Juslibol, que atraviesa de este a oeste las 49 hectáreas que serán urbanizadas entre el recinto universitario del Actur y Parque Goya.

Se trata de una de las grandes apuestas de la legislatura del Gobierno que preside Jorge Azcón, que quiere así expandir el ecosistema tecnológico y tratar de sacar partido a la llegada de los centros de datos que impulsan gigantes digitales como Amazon Web Services o Microsoft o multinacionales como Blackstone. Siempre con el anhelo de que acabe arribando algún centro de conocimiento asociados a alguno de estos trasatlánticos o sus socios.

Este lunes se conoció un avance del plan director del proyecto, encargado hace tres meses a la consultora Idom, que desveló algunas de las singularidades y directrices que definirán el DAT.

La sede principal, un edificio emblemático

El parque tecnológico tendrá una sede principal situada en el centro, un edificio singular que será la imagen esencial del mismo. Desde Idom lo conciben como «un lugar de encuentro» que articulará físicamente todas las partes del complejo.

Albergará los usos comunes como un auditorio de 500 personas, una zona de restauración general, la oficina corporativa del distrito, un comedor colectivo, un restaurante «vip» o aulas polivalentes. «Será como la plaza mayor del complejo», explicó Eduardo Aragües, director de Proyectos de la Idom. Será además donde confluirán los bancales que caracterizarán el nuevo enclave urbano.

Cinco edificios dinamizadores

La propuesta contempla la construcción de otros cinco edificios «dinamizadores» y «flexibles», que se destinarán a diferentes usos colectivos, como alojamientos compartidos ¬–tipo cohousing o coliving–, un hotel, oficinas o aparcamientos en altura. Serán por «estratégicos» y darán una «imagen unificada» del distrito tecnológico hacia el exterior.

En el plano presentado por Idom también se reservan distintas parcelas de pequeño y gran tamaño (hasta 15.000 metros cuadrados) destinadas acoger los edificios de empresas. A ello se suma una red de espacios secundarios con paseos y plazas que conectarán las diferentes zonas.

Otro de los distintivos del complejo serán los aparcamientos verticales en altura –de tres o cuatro plantas–, que se plantean así para eliminar plazas en superficie que se destinarán a zonas verdes. No en vano, la sostenibilidad es una prioridad en el proyecto. El DAT integrará elementos ya existente como la acequia de Juslibol, que se quiere convertir en el «corazón verde» del espacio. A ello se sumarán dos bosques lineales, una idea ya contemplada por la Universidad de Zaragoza en un plan anterior que ahora se incorpora al proyecto. «Hemos constatado que teníamos la misma visión», señaló.

Bancales para el desnivel

El desnivel de 20 metros entre la zona norte y la sur del terreno donde se actuará ha supuesto un reto importante. En la propuesta de Idom se ha optado por tratar de no sacar ni un solo metro cúbico de tierra ni tener que meterlo. «Todo lo que se escape se intentará reutilizar como relleno», apuntó. También se aprovecharán esos sobrantes para reducir el impacto paisajístico a «aterrazando con bancales» el terreno.

En cuanto al destino de las nuevas parcelas, 40.000 metros cuadrados serán para uso docente y de investigación universitaria (144.384 sumandos las infraestructura existente), 26.000 m² para investigación institucional (95.805 en total), 158.000 m² para usos mixtos (terciario, oficinas, laboratorios) y 7.750 m² para espacios corporativos y colaborativos.

Integración con el entorno natural y urbano

Desde Idom recalcaron que su propuesta ha tratado de lograr «la mejor integración» del parque tecnológico con el entorno natural y urbano ya existente. «Queremos que no sea un recinto dentro de la ciudad, sino que la ciudad entre en el mismo y configure un gran parque urbano en el que florezca el ecosistema tecnológico», subrayaron.

La ubicación es uno de los «grandes aciertos» de la iniciativa, a juicio de Aragües, que destacó las excelencias que presenta a nivel de comunicación y transporte tanto público como privado. Con la autopista Barcelona-Madrid «pasando por la puerta», el DAT Alierta estará «perfectamente conectado» a la ciudad y algunos de sus puntos clave. A 12 minutos en coche de la estación intermodal de Zaragoza y a 14 del aeropuerto o a 15 minutos en tranvía del centro neurálgico de la capital aragonesa, con accesos desde tres paradas. Y en bici, a solo 15 minutos de todos los barrios del norte o el Casco Histórico.

El distrito también está conectado al eje tecnológico que se está creando en Zaragoza, formado por Etopia Mobility City, Expo Empresarial o la futura Ciudad Inteligente del Deporte. También está conectado con la naturaleza por la cercanía de los pinares de San Gragorio o a huerta zaragozana y rodeado por el anillo verde.

Un ecosistema que ya es una realidad

Uno de los elementos diferenciales del proyecto es que no parte de cero. Cuenta con 30 hectáreas construidas y desarrolladas –el 40% del total de DAT– que corresponden al recinto universitario y centros de investigción o emprendimiento como la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA), la principal cantera del talento científico-técnico, el Instituto Tecnológico de Aragón (ITA), el Instituto de Carboquímica (ICB) o CEEI Aragón, donde también se encuentra la sede de la mayoría de los clústers, la incubadora de startups Ceminem, de la Universidad de Zaragoza.

«Contamos con los mejores compañeros de viaje», subrayó Aragües. «Lo único que falta para completar este ecosistema de innovación virtuoso es generar suelo y la oportunidad para que las empresas puedan implantarse y surja un mosaico de atracción, colaboraciones y sinergías», ha subrayado. Un lugar casí único el mundo y privilegiado.