Un estudio realizado por la Fundación Basilio Paraíso destaca el «positivo impacto» del fenómeno migratorio, que aporta un superávit de 500 millones al saldo fiscal neto de la Comunidad. Se estima que en 2039, el 30% de la población aragonesa será extranjera.
Ha compensado el descenso de la población nativa en Aragón. Ha jugado un papel clave en la sostenibilidad del mercado laboral de la Comunidad y ha sido «muy positivo» su impacto en las finanzas públicas. Lo dicen las cifras de un estudio elaborado por la Fundación Basilio Paraíso en colaboración con el instituto universitario ESI, que lidera el profesor Marcos Sanso, en el que no solo se analiza de forma integral el fenómeno migratorio sino que se plantean propuestas para lograr una mayor integración del colectivo.
El documento destaca el avance del peso de la inmigración en Aragón. Señala que en apenas dos décadas el número de ciudadanos extranjeros se ha incrementado en un 411%, sosteniendo así el crecimiento de la población en Aragón, especialmente a partir de 2015 cuando el censo nacional comenzó a descender hasta anotarse una caída del 5%.
Esta tendencia, lejos de mantenerse, va a «acrecentarse significativamente». Prueba de ello es que las prospecciones realizadas por el Instituto Nacional de Estadística y recogidas en dicho informe prevén que en 2039 el 30% de la población aragonesa será extranjera. O lo que es lo mismo, habrá unos 405.523 inmigrantes, con lo que uno de cada tres ciudadanos de la Comunidad será extranjero. Eso supone que en los próximos 15 años van a llegar a Aragón unos 100.000 inmigrantes más que los que se contabilizaban en 2023. «por lo que es mejor ir acostumbrándose e ir pensando que va a suponer esto», ha señalado este martes el presidente de la Cámara de Zaragoza y de la Fundación Basilio Paraíso, Jorge Villarroya durante la presentación del extenso estudio.
Lo que ya está cuantificado es la aportación de la población inmigrante a la economía y el empleo de la Comunidad. Actualmente supone, según los datos del informe, el 17,4% de la población total cuando en 2002 se situaba en el 3,8%. Representa ya el 15,4% de la población activa y su presencia ha sido fundamental para cubrir vacantes en sectores como la agricultura, el empleo doméstico, el comercio y la hostelería.
«La expansión económica que ha tenido Aragón no hubiera sido posible sin la inmigración», ha destacado Villarroya, que ha recordado que los extranjeros, tanto aquellos que tienen doble nacionalidad como los que poseen solo la de origen, han demostrado una gran capacidad de integración en el mercado laboral aragonés y han sido «especialmente significativos en sectores con alta demanda de mano de obra».
Su impacto no solo es positivo en el mercado laboral. La inmigración tiene además un destacado protagonismo en la economía y las finanzas públicas de Aragón, señala el documento. De hecho, dado que en su mayoría son jóvenes en edad laboral que contribuyen significativamente al sistema de pensiones y a la recaudación fiscal, este colectivo aporta un superávit de 500 millones al saldo fiscal neto de la región, gracias a su elevada contribución al mercado laboral. Porque, según esta investigación, y en contra de numerosos estereotipos, en 2023 el gasto social dirigido a inmigrantes en Aragón representó un 2,10% del gasto total sanitario de la Comunidad, el 12,87% en educación y un 17,50% en desempleo. Eso sí, se prevé que por cada 1% de crecimiento de la población inmigrante sobre el total en Aragón estos gastos se incrementarán en un 0,12%, un 0,86% y un 1% respectivamente.
Los responsables del informe han realizado una exhaustiva investigación que evidencia también notables diferencias entre los extranjeros con doble nacionalidad (en su gran mayoría de países latinoamericanos) y aquellos que solo conservan la nacionalidad de origen. Los primeros prefieren asentarse en la provincia de Zaragoza, mientras que los segundos tiene mayor presencia en Huesca y Teruel. Tanto unos como otros se emplean en proporciones similares en transporte, comercio, construcción y hostelería, pero aquellos que no tienen doble nacionalidad son claves en el empleo doméstico y el sector primario, mientras que los que la tienen están ocupados también en actividad científicas, administrativas y servicios sociales y sanitarios.
Propuestas
Todos estos datos demuestran que la inmigración es «positiva» y evidencian que “la inmigración viene a trabajar”, ha insistido Villarroya. Un argumento que Sanso ha corroborado destacando además que la creciente preocupación de los españoles por este fenómeno solo es fruto de «cuestiones políticas y del interés de algunas formaciones por ganar votos, echando leña al fuego aunque solo sea con bulos».
Con todo, los responsables del informe reconocen que quedan camino por recorrer. Por eso, el documento, que se considera un «punto de partida desde el que comenzar a trabajar con entidades e instituciones» incluye propuestas encaminadas a mejorar las políticas de inmigración para gestionar el creciente número de inmigrantes en la región. Propone además impulsar medidas que favorezcan la inclusión social y económica del colectivo y aboga por una mayor coordinación entre las administraciones locales y nacionales para gestionar los flujos migratorios de manera «eficiente y sostenible».