El líder del Partido Socialista se negó ayer a desvelar ante la dirección del partido en qué consiste el acuerdo con ERC, que daría a Cataluña un status especial del que no goza ninguna otra autonomía en España, a excepción del País Vasco y Navarra.
Pedro Sánchez se limitó a decir que ahora todas las comunidades reciben más dinero que en la etapa de Rajoy y que piensa duplicar el fondo de compensación inter territorial, algo que ya anunció en su intervención del pasado miércoles en el Instituto Cervantes. Como novedad, sólo apuntó que estaba dispuesto a que todas las comunidades puedan recaudar y gestionar sus impuestos. Algo que tiene truco, porque, a la vez, se dedicó a criticar a la Comunidad de Madrid por trasferir dinero público a la sanidad privada. ¿Está dispuesto Sánchez a que Isabel Díaz Ayuso recaude y gestione todos los impuestos de la Comunidad de Madrid como ha accedido a hacer en Cataluña? ¿Verdad que no? Al contrario, lo que tiene en mente Sánchez es precisamente recortar la capacidad que tiene hasta ahora Madrid para no gravar el impuesto de patrimonio o para bajar el IRPF. A eso se refirió expresamente cuando argumentó que la Comunidad de Madrid recoge dinero público pagado por todos los españoles para dárselo a los ricos. «Uno de cada tres euros trasferidos a Madrid van a los ricos», se escandalizó el secretario general del PSOE. Por tanto, a lo que vamos es a un sistema que recortará la autonomía fiscal de algunos territorios (Madrid), mientras se eleva al máximo la de otros (Cataluña). Y la clave de que eso va a ser así está en que Sánchez dijo que el debate «no va sobre territorios, sino sobre modelos». El modelo progresista tendrá más autonomía que el modelo neoliberal.
Previo al comienzo del Comité Federal, el presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García Page, se despachó a gusto contra lo que el PSC ha pactado con ERC, que ha dado lugar a lo que llamó «cupón catalán», y que calificó de «insolidario» o «poco socialista». También han sido críticos con el acuerdo con los independentistas catalanes los líderes de Aragón (Lambán); de Extremadura (Hidalgo), e incluso Asturias (Barbón).
Mientras que a Cataluña se le dará plena autonomía fiscal, a Madrid se le limitará su capacidad para actuar sobre algunos impuestos
Es decir que, prácticamente, la única comunidad que apoya el acuerdo es precisamente la que se va a beneficiar de él: Cataluña.
Siendo en estos momentos el eje central del debate político en España, que ayer fue la causa de la cumbre de barones que convocó Núñez Feijóo, en la que se ha pactado que ningún presidente pacte de manera individual nada sobre financiación con el gobierno, llama aún más la atención que Sánchez no haya querido ni siquiera dar algún detalle sobre en qué consiste el acuerdo que, según ha hecho público ERC, daría a Cataluña un status absolutamente diferenciado del resto de autonomías y que le proporcionaría la posibilidad, como sucede con el País Vasco y Navarra, de convertirse en una tercera isla fiscal, obligada tan sólo a pagar un cupo por los servicios que presta el Estado.
Por tanto, el debate sigue abierto. No sólo entre el gobierno y las comunidades del PP, sino entre los barones críticos del PSOE y el presidente.
La negativa de Sánchez a desgranar lo pactado con ERC hace pensar que, en efecto, el acuerdo implica que Cataluña sí tendrá una relación bilateral con el gobierno de España, que recaudará y gestionará todos sus impuestos y que aportará al resto de autonomías una cantidad que se pactará de manera periódica. ¿Por qué no se atrevido a decirle a la dirección del PSOE de qué va el pacto con ERC? O bien porque le da vergüenza; o bien, porque piensa engañar a ERC y al resto. Puede que las dos cosas a la vez.