Cada mes de septiembre millones de jóvenes se desplazan de un municipio a otro para estudiar. ¿Qué ciudades notan más el impacto de estas migraciones?
¿Es Alcalá de Henares nuestro Cambridge particular? Quizás. Salamanca, Santiago de Compostela, Granada, Pamplona… La asociación de cualquiera de estas ciudades con el ambiente universitario se hace sola. La ubicación de las facultades de un país dota cada año a esos pueblos y ciudades de una población flotante muy joven y renovada durante el periodo lectivo.
En total, 4,6 millones de españoles mayores de 15 años cursan algún estudio. Entre ellos, el grupo más amplio es el de los universitarios: más de 1,5 millones entre grados, másteres y doctorados. Y su efecto es palpable en los flujos migratorios por motivo de estudios. Más de la mitad, el 56%, va a un centro en un municipio distinto al de residencia, y hasta uno de cada cinco estudiantes del país lo hace en otra provincia.
Además de las principales capitales, las típicas ciudades universitarias, como las mencionadas antes, se cuelan entre las que atraen más población. Sin embargo, en algunos municipios más pequeños, el peso de esta población flotante es mucho mayor. Uno de los casos más destacados es el de Villanueva de la Cañada (23.000 habitantes empadronados), en Madrid, que crece hasta un 54% sobre el total de su población mayor de 15 años cuando empieza el curso. Teniendo en cuenta que otros vecinos salen del pueblo a estudiar fuera, su saldo migratorio de población estudiantil es del 45%.
El municipio alberga dos universidades privadas: la Alfonso X el Sabio y, algo más apartada, en la zona de Villafranca del Castillo y muy cerca del colegio Internacional SEK-El Castillo, también privado, la Camilo José Cela. En 2022, algo más de 11.000 alumnos estudiaban en este pueblo conocido por su parque temático de agua, de los cuales casi uno de cada 10 vivía en otro municipio y un 40% en otra comunidad autónoma.
Villanueva de la Cañada vive una transformación abrumadora durante los meses de invierno. Este crecimiento de población repercute en los negocios y en el día a día de sus residentes de toda la vida. A finales de agosto, en la arteria principal del municipio –la calle Real–, locales como imprentas o academias de refuerzo para estudiantes cierran sus puertas. En verano, solo perduran los vecinos de siempre; los mismos que pasean sus perros, toman café, huyen del sol y reconocen que, a partir de septiembre, hay mucha más «juerga». A nadie le sorprende que la Cañada sea la ciudad de España que más crece en chavales entre los 18 y los 25 años.
¿Cómo consiguió esta localidad residencial de la Comunidad de Madrid convertirse en la meca de los estudiantes con dinero –ambas universidades son privadas y, según reconoce el propio alcalde, Luis Partida (Partido Popular), el poder adquisitivo de los jóvenes es alto–?
La historia de Villanueva de la Cañada como refugio estudiantil comenzó en la década de los 80. De aquella, apenas había un colegio en la localidad. A partir de los ocho o nueve años, los niños tenían que trasladarse hasta Brunete (a seis kilómetros) para continuar escolarizados. ¿La solución? Invertir en educación. «Me reuní con el delegado de Educación de entonces –dependiente del Ministerio– y construimos un colegio en cinco meses, el Santiago Apóstol. Los profesores no querían venir porque solo había un autobús para llegar al pueblo. Por ello, les ofrecí un extra de 3.000 pesetas para transporte», relata Partida a este diario, el edil de entonces y de ahora.
Su estrategia funcionó. «Lo hemos conseguido porque siempre tuvimos esa visión de futuro», relata el alcalde. Así, y tras la aprobación en las Cortes Generales de la creación de la Universidad Alfonso X El Sabio en 1993, la Cañada pasó de ser un municipio más a las afueras de la región madrileña a aglutinar a miles de universitarios cada invierno.
«Lo hemos conseguido porque siempre tuvimos esa visión de futuro»
Esta transformación no es del agrado de todos. «Esto es un Magaluf en Madrid», sentencia Ángel, de 36 años, criado en el municipio. El hombre, que pasea a sus perros por la calle Real, reconoce que la llegada masiva de estos vecinos temporales empeora su calidad de vida. «No tienes sitio en las terrazas y copan todas las viviendas. Son gente con mucho dinero. Los padres compran el piso a su hijo de 18 años…. La gente de toda la vida no nos podemos permitir vivir en el pueblo. El otro día vi un estudio de 40 metros cuadrados por las nubes, es imposible», continúa.
«La mayoría» –insiste Ángel– «son italianos y franceses que te miran por encima del hombro». A pesar de no estar en periodo escolar, este periódico escuchó a un par de personas hablar en francés por las calles de Villanueva.
El alcalde es consciente del problema del parque residencial, un desafío troncal al que se enfrenta no solo el municipio, sino casi todo el país. En declaraciones a este periódico, explica que se han aprobado dos proyectos de urbanización en el municipio, donde el 50% tendrán algún tipo de protección del consistorio. «Habrá unas 700 u 800 viviendas asequibles para que nadie se tenga que marchar de Villanueva. Es verdad que quienes vienen tienen un gran poder adquisitivo y los propietarios prefieren alquilar a estudiantes, hay un exceso de demanda. Estamos trabajando en ello«, continúa.
Fanny, que trabajaba en una tienda de ropa de una calle paralela, asegura que conoce a una familia que se hizo con una decena de inmuebles en la vía Castro –lugar de ocio estudiantil– para sacar rentabilidad con los jóvenes. Ella sí agradece el trasiego constante de personas durante el invierno; «hay más movimiento».
Pero si hay un negocio que de verdad ha conseguido triunfar en Villanueva de la Cañada, es el de Álvaro. Este emprendedor se preguntó: ¿qué hacen los chavales de ahora? «Fumar vapers», vislumbró entre las respuestas. «Sobre todo franceses. Les encanta el vapeo«, explica desde el otro lado del mostrador del Jaque Vape. De hecho, en el mes de diciembre, la Asamblea Nacional francesa prohibió el uso del cigarro electrónico desechable; una medida que a Álvaro le ha venido de lujo. «Compran de más para llevarse a su país», continúa el visionario. Una sensación similar tienen desde el estanco, gestionado por Mari Trini desde siempre: «Los estudiantes son muy buenos clientes». Los meses de verano y la Semana Santa es cuando menos facturan.
Dime de dónde eres y te diré dónde estudias
Las cifras de este artículo son del censo anual de población de 2022 del Instituto Nacional de Estadística (INE). La ubicación del lugar de estudios se obtiene de las matrículas, mientras que el lugar de residencia se obtiene de cruzar la información del padrón con otros ‘signos de vida’ o ‘signos de presencia’ en otros registros administrativos.
Así, el organismo publica una matriz en la que se puede consultar el municipio de origen (residencia) y destino (lugar de estudios) para flujos con al menos cinco personas, lo que abarca cerca del 75% de la población estudiantil mayor de 15 años. Aunque el INE advierte que en algunos casos pueden existir errores. Además, algunos de estos habitantes efímeros a veces se mudan al municipio de estudios sin registrar el cambio en el padrón. Con todo, las cifras sirven para medir el peso de esta población flotante sobre el municipio.
Con esta vara de medir, las clásicas ciudades universitarias pasan a un segundo plano, mientras que localidades más pequeñas destacan por un mayor crecimiento. Es también el caso de Cerdanyola del Vallès (Barcelona) y Leioa (Vizcaya).
Ambas están en el área metropolitana de Barcelona y Bilbao, respectivamente, y cuentan en sus calles con campus universitarios. También, como Villanueva, las dos ven un crecimiento de su población estudiante mayor de 15 años de más del 40%. San Vicente del Raspeig, Lleida, Santiago de Compostela, Granada, Villaviciosa de Odón, Pozuelo de Alarcón y Burjassot cierran el top 10 de ciudades donde el peso de esta población es mayor.
Lleida y Logroño destacan por estar entre las que cuentan con un mayor porcentaje de estudiantes procedentes de provincias distintas, si bien ambas cuentan con centros de universidades con programas a distancia tan conocidas como la UOC y la UNIR. En este sentido, el INE advierte que «el contexto del teletrabajo y la formación a distancia«, acrecentado durante 2020 por la pandemia, puede aumentar que se den «situaciones extrañas» en los datos.
En otros municipios se produce el efecto contrario. Entre los que cuentan con al menos 5.000 estudiantes, el número de los que residen allí pero se van a otro lugar para estudiar es mayor que el de los que llegan. Se trata de localidades medianas o grandes pero que están cerca de grandes núcleos de población con más oferta educativa.
Sucede así en Badalona, cerca de Barcelona, Dos Hermanas, a pocos kilómetros de Sevilla, o en Torrejón de Ardoz, entre medias de Madrid y Alcalá de Henares. En total, este fenómeno se da en una de cada cuatro de las 100 ciudades donde hay más población estudiantil.