El Papa reconoce las virtudes heroicas de dos españolas dedicadas a las reclusas y a la educación

La Iglesia tendrá dos nuevos beatos albaneses y declara venerables a Ascensión Sacramento Sánchez Sánchez y Vincenza Guilarte Alonso

Durante la audiencia concedida el pasado 20 de junio al cardenal Marcello Semeraro, prefecto del dicasterio para las Causas de los Santos, el Papa Francisco autorizó al mismo dicasterio a promulgar los decretos relativos al martirio de Luigi Palić y Gjon Gazulli, además de reconocer las virtudes heroicas, paso previo a la beatificación de alguien, de Ascensión Sacramento Sánchez Sánchez y Vincenza Guilarte Alonso.

Ascensión Sacramento Sánchez Sánchez nació en el seno de una familia numerosa en 1911, en Sonseca (España). A los dieciocho años leyó escritos sobre Santa Teresa del Niño Jesús, lo que le inspiró a dedicarse a la evangelización. Conoció al padre Doroteo Hernández Vera, quien fundó la Cruzada Evangélica el 8 de diciembre de 1937, en respuesta al creciente odio religioso durante la Guerra Civil española.

Ascensión colaboró con el sacerdote en el apostolado en las cárceles, convirtiéndose en directora de una casa de Madrid que acogía mujeres de diversas procedencias que habían salido de prisión. En 1946 contrajo fiebre tifoidea y, tras hacer sus votos perpetuos, falleció en Madrid a los 35 años.

Profesora, portera y sacristana

La segunda española declarada «venerable» ha sido Vincenza Guilarte Alonso, nacida el 21 de enero de 1879 en Rojas de Bureba, España. Ingresó en el convento de las Hijas de Jesús de Burgos, fundado en Salamanca y dedicado a la educación juvenil. Tras hacer sus votos religiosos en 1909, fue enviada a Brasil con cinco hermanas para fundar una comunidad en Pirenópolis, donde se dedicó a la enseñanza. En 1927, se trasladó al pueblo de Leopoldina, donde fue portera y sacristana de un colegio, ganándose el cariño de la gente. Murió el 6 de julio de 1960, tras una caída.

Fieles a su fe y a su comunidad

Por otra parte, uno de los mártires que será beatificado es el padre Louis Palić. Nació en Kosovo, en 1877 y fue ordenado sacerdote franciscano en 1901. Tras varios servicios por el país, colaboró en la parroquia de Peje en 1912. Durante la ocupación montenegrina de este territorio, después de la Primera Guerra de los Balcanes, se lanzó una política represiva contra los católicos y musulmanes. Palić defendió a ambos de conversiones forzosas a la ortodoxia, instándoles a permanecer fieles a su fe. Fue detenido en 1913, y tras ser duramente maltratado y torturado, fue ejecutado, sin tener ningún juicio, el 7 de marzo de 1913.

Para que una persona sea declarada venerable, es necesario reconocer y evidenciar que vivió las virtudes heroicas de fe, esperanza y caridad. Posteriormente, se necesita la aprobación de un milagro para que se puedan ser beatificadas.