Las calles de Zaragoza serán un banco de pruebas con la nueva ordenanza Sandbox

La ordenanza reducirá toda la burocracia hasta conseguir que el plazo máximo de implantación sea de tres meses

Robots repartidores, drones o autobuses sin conductor. Zaragoza se convertirá próximamente en un banco de pruebas donde se testarán proyectos innovadores y tecnológicos con la aprobación este jueves en el Pleno de la denominada ordenanza Sandbox. Con ella, la capital aragonesa creará un marco regulatorio para el desarrollo de este tipo de iniciativas empresariales y sus calles se convertirán en un escenario real para probar el desarrollo de nuevos productos y servicios con el fin de obtener éxito en el mercado.

El consejero de Presidencia, Ángel Lorén, ha sido el encargado de presentar la iniciativa. “Tenemos muchos retos a los que hacer frente y la Sandbox puede ser un instrumento para darles una solución”, ha explicado. A su vez, ha incidido en que es una oportunidad para “proyectar a Zaragoza hacia el exterior, con el ánimo de dar a conocer sus condiciones favorables para el desarrollo de soluciones innovadoras con carácter previo al acceso a mercado”.

La ordenanza es de aplicación a los entornos controlados de pruebas del Ayuntamiento de Zaragoza, y también a los que se promuevan en el seno de sus organismos públicos, sociedades, fundaciones y de entidades contratistas y concesionarias de servicios públicos.

Los proyectos que se desarrollen en el marco de un espacio controlado de pruebas tendrán la consideración de proyectos de interés general para la ciudad, debido a que están dirigidos a la búsqueda de nuevas soluciones o funcionalidades que no existen actualmente en el mercado y que podrían mejorar los servicios municipales o el desarrollo económico, social y medioambiental de la capital. Esto reducirá toda la burocracia hasta conseguir que el plazo máximo de implantación sea de tres meses.

Además, el consistorio zaragozano podrá adquirir los productos, soluciones o servicios resultantes de las pruebas, así como tener un retorno económico que podría ser de hasta un 10% que se valorará siempre teniendo en cuenta el tipo de proyecto y de empresa.