Pedro Sánchez y Begoña Gómez maquinaron la ‘falsa’ dimisión para justificar una reforma de la Justicia

Pedro Sánchez y Begoña Gómez maquinaron la ‘falsa’ dimisión para justificar una reforma de la Justicia

Pedro Sánchez y Begoña Gómez suben la apuesta. El matrimonio que habita Moncloa decide ir a la guerra contra quienes, según ellos, les acosan con «bulos» -la derecha política, mediática y judicial-. El presidente del Gobierno, decidido supuestamente según el relato de fuentes socialistas de peso a renunciar a su cargo desde el mismo miércoles que publicó la carta, volvió a cambiar de opinión casi a última hora -tras las muestras de seguidismo de su partido y su militancia- y se conjuró con su mujer para dar la batalla a la derecha. La situación en la que se encuentra Begoña Gómez, señalada por sus actividades profesionales, es el pretexto para empezar el ataque.

Eso sí, el relato del propio presidente del Gobierno de los hechos difiere en algún punto. Según su versión, que contó este lunes en una entrevista en TVE, la carta en la que reconoce que está pensando en dimitir es, en efecto, suya. Sánchez aseguró que su mujer no conoció su contenido hasta que la divulgó en las redes sociales y apuntó que Begoña Gómez le dijo que no se fuera. También señaló el punto en el que decidió seguir adelante tras recapitular internamente su década en la primera línea política: “Para mí el momento clave es la madrugada del sábado, tras el comité federal en Ferraz”.

Aparentemente, y según se desprendió de su alocución en Moncloa, Sánchez tiene un plan para reformar la Justicia cuyo objetivo es la «regeneración». Su ministro del ramo, Félix Bolaños, celebró en la red social X (antigua Twitter) la decisión de su ‘jefe’ con un mensaje clarividente: «Una democracia limpia merece la pena. Seguimos con más fuerza». Aunque Sánchez ni lo explicó ni admitió preguntas para poder hacerlo, ya que no permitió el acceso de la prensa al complejo de la Moncloa.

Y en la entrevista en TVE no fue mucho más allá: «Propondremos medidas y acciones para prestigiar nuestra democracia». Ese es el aparente compromiso del presidente del Gobierno con la regeneración democrática pese a que haya iniciado una ronda de entrevistas en varios medios para dar explicaciones. La empresa de Sánchez ahora es emprender es fortalecer su figura e impulsar al PSOE en las elecciones catalanas -este jueves ya entrará en campaña- y en las europeas del 9 de junio.

En cualquier caso, todo parece indicar que el presidente del Gobierno está decidido a atajar los problemas que le causan los «pseudomedios de comunicación» y a doblar el pulso al PP con la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que se antoja una quimera tras la intermediación fracasada de la Comisión Europea. Según las fuentes consultadas, Sánchez puede retomar el plan de cambiar la mayoría parlamentaria necesaria para la actualización de la cúpula judicial de los dos tercios actuales que le obligan a pactar con el PP a la mayoría simple que le garantizaría contar solo con la suma de partidos que le apoyaron en la investidura. No obstante, es cierto que la Unión Europea puede poner objeciones. De la misma manera, se ve con buenos ojos la propuesta de Vicente Guilarte. Sánchez, en cualquier caso, recibió el espaldarazo de su socia de Gobierno, que le marcó el camino para intentar ganar foco mediático.

Yolanda Díaz, aún más desdibujada

La vicepresidente segunda, Yolanda Díaz, le pidió reformar el Poder Judicial y la ley mordaza. «Hay que abordar con la mayor de las exigencias la democratización de la Justicia», dijo en una comparecencia posterior a la del propio presidente que, según ha sabido este diario, tuvo que reformular por completo, ya que el equipo de Trabajo contaba con su dimisión. Aunque cabe reseñar que Yolanda Díaz no fue la única que contaba con su renuncia.

El presidente decidió dar motivos para que esa fuera la percepción de la mayoría. Es decir, convirtió su supuesta crisis personal en un ejercicio de táctica política de primer orden. El despacho con el Rey a primera hora del lunes para dar la apariencia de la trascendencia de su decisión (una dimisión) y la convocatoria del personal que trabaja en Moncloa para tratar con él daban pie a pensar en la hipotética salida de Sánchez tras casi seis años al frente del Ejecutivo. Y eso era precisamente lo que quería.

Las preguntas del CIS

Mientras, el CIS que dirige el sociólogo socialista José Félix Tezanos puso su maquinaria a trabajar. No solo preguntó a los españoles por la tesitura en que Sánchez puso al país, también preparó el camino para esa reforma de la Justicia con dos preguntas clave: ¿Cree que [la Justicia] actúa siempre de forma imparcial o en ocasiones se ve influida por otros poderes políticos o económicos?» y «Tal como está la situación de la Justicia en España en estos momentos…», comienza el enunciado, «¿cree que es necesaria una reforma de la situación de la Justicia en España?».

Una vez más, el presidente dio un golpe de efecto y descolocó a propios y a extraños tras, como publicó este diario, convencer a su mujer de que va a estar arropada política y judicialmente para hacer frente a unas acusaciones que considera injustas. Sánchez salió públicamente en defensa de su esposa; clamó su inocencia y la situó en el centro de una campaña de odio. Es más, defendió sus actividades empresariales de forma sibilina: «Si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido […] habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia». El matrimonio va a por todas como hicieron Frank y Clair Underwood en House of Cards.