Sonsoles Ónega: «Si trabajar en la tele ayuda a vender libros, bienvenido sea»

La periodista que lidera las tardes de Antena 3 con su magazine ‘Y ahora Sonsoles’ ganó anoche el Planeta, dotado con un millón de euros, por su novela ‘Las hijas de la criada’

Han pasado 18 años desde que Sonsoles Ónega (Madrid, 1977) escribiera su primera novela, cuando era una redactora de los informativos de CNN+.

Tras muchos manuscritos rechazados o libros que no llegaban a cubrir los adelantos editoriales de 1.000 o 3.000 euros, Ónega se alzó anoche con el Premio Planeta, dotado con un millón de euros, por Las hijas de la criada, una historia sobre las mujeres del mar, ambientada entre Galicia y Cuba. En 2017, ganó su primer premio literario, el Fernando Lara por Después del amor.

En su faceta televisiva, se ha coronado como la reina de las tardes, por encima incluso de Ana Rosa Quintana, con su magazine de actualidad Y ahora Sonsoles, en Antena 3, cadena por la que fichó en verano de 2022 y también propiedad del grupo Planeta.

¿El título de las Las hijas de la criada, que empieza con un cruel intercambio de bebés en la cuna, tiene algo de homenaje o de inspiración en Margaret Atwood y El cuento de la criada?
No está inspirado en Atwood, pero si recuerda, maravilloso… El título viene a propósito de la trama fundamental de la novela que es el intercambio de dos niñas días después de nacer. Es la venganza cruel de la criada del pazo que ha sido preñada por el señor, casi al mismo tiempo que su señora, pero él no reconoce al bebé. En realidad, la novela surge de una noticia que di en mi programa en Telecinco: dos niñas descubren que fueron intercambiadas en el hospital por error. Y me dije: ‘Aquí hay una novela’.
En los últimos años se han publicado varias novelas ambientadas en Galicia, sobre todo thrillers. Sin embargo, la suya es una historia de mujeres que pelearon en el mar, un aspecto apenas tratado…
Galicia es una necesidad vital para mí, creo que es mi país ideal, el lugar donde me gustaría vivir y en el que sólo vivo en los libros. Punto do Vico, donde se ubica la acción, no existe, pero cualquier pueblo marinero de la costa pontevedresa podría serlo. Hay mucho de mi realidad, de mis recuerdos gallegos, de mi infancia y adolescencia… Galicia es un matriarcado del mar, precisamente. Pero el mundo del mar no ha sido justo con las mujeres. Tratamos de juzgar las injusticias de las mujeres con la mirada de hoy, pero hace 100 años era más complicado… Cuando me estuve documentando para la novela, en el Museo de la Conserva me decían: ‘Estamos absolutamente convencidos de que había mujeres con mando en las fábricas y que nunca fueron reconocidas’. ¡Por fin hay una patrona del mar y está en una novela!
¿Es una novela feminista? ¿O es una etiqueta que se ha vuelto algo incómoda?
Incómoda, no. Etiqueta, sí. No empecé a escribir Las hijas de la criada como una novela sobre las mujeres del mar, en absoluto. Yo quería escribir sobre la crueldad del destino. La circunstancia de la mujer ocurre durante el proceso de documentación: me fui encontrando con todo esto y me pareció un hilo fascinante del que tirar. No sé si las etiquetas sirven para algo… Yo he huido siempre de ellas. Si alguien dice que es una novela feminista, bienvenida sea, porque creo que todos lo somos. Si alguien dice que es una novela que hace justicia con las mujeres, tampoco faltará a la verdad.
En 72 ediciones del Premio Planeta solo ha habido 19 mujeres ganadoras y 21 finalistas… En el Nobel la proporción aún es peor (de 116 premios, solo 17 mujeres). ¿También hay una injusticia literaria?
Poco a poco se va ajustando la injusticia, si es que lo ha sido. No sé cuantas mujeres se presentaron a esos premios que no ganaban. Ahora, la mujer tiene un lugar preeminente en la literatura. Las mujeres leen más ficción que los hombres. No hago literatura para mujeres porque no sé como se hace eso. Me encanta que me lean hombres y mujeres de todas las edades, ojalá consiguiéramos una novela muy transversal.
Esta es su séptima novela, pero el público aún piensa más en usted como presentadora de televisión que como escritora.
(ríe) Lo sé. Y no me importa nada, en el sentido de que entiendo que la potencia de la tele no la tienen los libros. Desde luego, mi carrera literaria no tiene la potencia que ha tenido la periodística. Pero no pasa nada. A la literatura he llegado muy despacio, con mucho esfuerzo y una colección de fracasos. Ha sido más lenta que la periodística, aunque empezamos a la vez. Si trabajar en la tele ayuda a vender libros, bienvenido sea. Hay una puerta al lector que te abre la tele, que no necesita saber quién eres porque ya te ve en la pantalla…
Por otro lado, ¿en el mundo literario nota un cierto prejuicio hacia los escritores mediáticos?
Soy periodista y me imagino siempre los titulares del día siguiente… Nunca he escrito por trabajar en la tele. Cuando empecé a escribir novelas era una redactora de CNN+, luego lo fui de Cuatro y de Informativos Telecinco, hasta que me dieron la oportunidad de presentar programas hace bien poco… Ya escribía cuando no tenía programas.
¿Es difícil compaginar el ritmo frenético de la televisión con el más pausado de la literatura?
Más que difícil es exigente, requiere tiempo y un sacrificio que suelen pagar los más cercanos. No voy a ir de víctima. Ayer cuando dedicaba el premio a las escritoras con hijos y a los hijos de las escritoras no era más que un reconocimiento íntimo a las que intentamos hacerlo todo.
¿Y ya está pensando en la próxima novela?
No puedo vivir sin escribir. Siempre que encuentro algo de tiempo, escribo. Este verano tuve casi 10 días de soledad, silencio y de cura de ruido… Y empecé a escribir otra historia. Pero no sé si será definitvo ni a dónde me va a llevar, el tiempo dirá.
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Sonsoles Ónega gana el Premio Planeta con ‘Las hijas de la criada’