El favor de la portavoz de Bildu a Sánchez en la sesión de control que explica mucho

Mertxe Aizpurua renuncia a dar la réplica al presidente en el Congreso y, sin oponer resistencia, deja que éste haga un alegato en contra de las candidaturas de Otegi

La portavoz de Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, renunció este miércoles a debatir con Pedro Sánchez sobre el escándalo en torno a la inclusión de 44 etarras condenados en las candidaturas de la coalición abertzale. Al contrario, dejó que el presidente del Gobierno se luciera y escenificara públicamente su disgusto con su socio parlamentario, sin ella utilizar su derecho a réplica.
Dejó que Sánchez empleara 40 segundos de su tiempo en proclamar, muy serio y para que quedara constancia en el Diario de Sesiones: «Antes de responder a su pregunta quiero hacer una reflexión que hice ya públicamente (el viernes, desde la Casa Blanca), pero que me parece que es importante que conste aquí en acta. Ustedes se han equivocado en la elaboración de las listas municipales para el 28 de mayo. Puede ser legal lo que han hecho, pero desde luego no es decente. Lo que se tiene que pedir a esas personas que integran esas listas municipales es, en primer lugar, un mensaje mucho más rotundo y contundente de reparación, de perdón y de, por supuesto, reconciliación y de homenaje a las víctimas que sufrieron tanto dolor durante muchísimos años de actividad de la banda terrorista ETA».
Este hecho pasó desapercibido. Pero redunda en la teoría de Arnaldo Otegi ordenó el martes la retirada de siete de los 44 candidatos -todos los condenados por asesinato- no solo en beneficio de Bildu, sino sobre todo de Sánchez, a quien necesitan fuerte. Y en vista de que a los socialistas se les había ido de las manos por completo la campaña.
Las sesiones de control al Gobierno en el Congreso de los miércoles tienen una mecánica muy engrasada. Tanto el diputado que pregunta como el miembro del Gobierno que responde tienen dos minutos y medio de tiempo, que van viendo pasar en un contador. En la inmensa mayoría de las ocasiones, el diputado que pregunta divide su tiempo en dos intervenciones, para tener la oportunidad de replicar una vez que el miembro del Ejecutivo haya respondido una primera vez. ¿Cómo lo hace? Haciendo una primera intervención breve y guardándose el resto del tiempo para una segunda.
Pedro Sánchez, durante la sesión de control de este miércoles

Pedro Sánchez, durante la sesión de control de este miércoles EFE

También es tónica común que el interpelado, sea el presidente, una de las tres vicepresidentas o cualquier ministro, hagan lo propio y partan su tiempo en dos. ¿Por qué? Para asegurarse el último turno de intervención, una vez que el diputado que pregunta ha gastado todo su tiempo.
Sin embargo, Aizpurua decidió cambiar el guion y utilizó sus dos minutos y medio en una primera intervención, renunciando así a tener un segundo turno, uno de respuesta a Sánchez. Dejando al presidente todo el campo libre. Y, en esa única intervención, no hizo mención a la polémica. Si acaso, una velada, cuando afirmó: «Como hemos hecho siempre, hoy también queremos mirar al futuro», en la línea del comunicado emitido el martes por Bildu. El resto del tiempo lo empleó en reivindicar el papel de Bildu en los «avances sociales» y en preguntar al líder del Ejecutivo si mantendrá el «escudo social» hasta el final de la legislatura.

Las comparaciones

Durante la misma sesión de control hubo otras dos preguntas a Sánchez, de la popular Cuca Gamarra y del diputado del PRC, José María Mazón. Tanto Gamarra como Mazón siguieron la mecánica habitual y hubo cuatro turnos de intervención: dos para ellos y dos para el presidente. Es más. A mayores de esas tres, hubo otras 14 preguntas a miembros del Gobierno durante la mañana. En 13 de ellas los diputados siguieron la tónica habitual. Solo en un caso, en una pregunta de Pilar Calvo a la vicepresidenta Teresa Ribera sobre la «emergencia hídrica en Cataluña», la diputada de Junts per Catalunya consumió todo su tiempo al comienzo.
En todo caso, y un ambiente de enfrentamiento total, las listas de Bildu y sus pactos con Sánchez monopolizaron esta última sesión de control antes de las elecciones del 28 de mayo. Con alguna excepción, porque el PNV prefirió utilizar su turno de palabra para preguntar al ministro de Sanidad por la dieta sin gluten y la celiaquía.
El presidente tuvo, por segundo día consecutivo, la ocasión de responder al PP si va a seguir pactando con los de Arnaldo Otegi tras las elecciones municipales y autonómicas. «Sea valiente con los españoles y digánoslo», le pidió Gamarra. Pero, también por segundo día, Sánchez rechazó responder. Él y otros ministros de su Gobierno que fueron interpelados al respecto. Al de Interior, Fernando Grande-Marlaska, se dirigió el diputado del PP Antonio González Terol para exigir «dignidad a un ministro y juez que solía meter a los terroristas en la cárcel y que hoy permite que estén en las listas de Bildu».
Ni dentro del hemiciclo, ni tampoco fuera. María Jesús Montero se marchó del Congreso como una exhalación, ella que suele atender a la prensa a la salida. Tampoco la vicepresidenta Yolanda Díaz quiso hacer declaraciones.
Al término desde el entorno del presidente insistieron en que el PP no tiene más que ofrecer en esta campaña que hablar de ETA y Bildu. «Nosotros estamos en solucionar la vida de la gente, en la política propositiva», zanjaron las mismas fuentes.