‘Tormenta perfecta’ en el campo: la inflación, el SMI y la sequía destruyen 80.000 empleos

El número total de ocupados en el sector asciende a 748.200 personas, frente a las 827.700 que había entre enero y marzo de 2022. Es la mayor caída anual en un primer trimestre desde 2015

La agricultura sufren la tormenta perfecta que ha generado la inflación, la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y la sequía. Las consecuencias se reflejan ahora en el empleo, con cerca de 80.000 ocupados menos que hace un año. Es la mayor caída anual en un primer trimestre desde 2015, según refleja la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE).

El número total de ocupados en el sector asciende a 748.200 personas, frente a las 827.700 del primer trimestre de 2022. En aquel trimestre el empleo agrario había aumentado en 29.800 personas en términos anuales.

De hecho, hay que remontarse al primer trimestre de 2020 para encontrar un descenso anual en la ocupación en el sector agrario, pero en aquel momento fue inferior, de 54.900 personas.

Y es que a lo largo del último año la agricultura únicamente creó empleos en el último trimestre del año 2022, con 24.200 ocupados más que en el tercer trimestre. En el resto de periodos (primer, segundo y tercer trimestre de 2022, además de este primer trimestre) se registraron caídas en términos trimestrales.

Además, desde CCOO advierten que el paro agrario afectaba a 137.000 personas en el primer trimestre, 17.800 menos que un año antes. Sin embargo, CCOO explica que esta bajada del paro responde a «la expulsión de población del sector». Es decir, personas que estaban paradas y han buscado (y encontrado) oportunidades en otros sectores o han pasado a estar inactivas (ni trabajan ni buscan trabajo).

Con todo, la población activa en la agricultura (las personas ocupadas y paradas que hay en el mercado de trabajo durante la semana de referencia) cayó en 97.200 personas. Por su parte, los inactivos sólo han crecido en 7.300 personas, lo que, sumado a la caída de los ocupados, confirma que la mayor parte de los que han dejado de estar parados en la agricultura se han ‘pasado’ a otras actividades.

En el último año el empleo agrario solo ha crecido en cinco comunidades (Cantabria, Castilla y León, Galicia, Madrid y Navarra) mientras que el desempleo ha aumentado en cinco (Castilla-La Mancha, País Vasco, Valencia, Murcia y Galicia).

Alerta de sindicatos y patronal

Por un lado, los agricultores han sufrido durante meses la subida de los costes energéticos, de los fertilizantes y otras materias primas. Además, al tratarse de trabajos poco cualificados, es un sector muy ligado al salario mínimo interprofesional, que el Gobierno ha elevado hasta los 1.080 euros.

Desde CCOO lamentan que «la sequía no ayuda a hacer atractivo el sector» y defienden que «urgen mejoras laborales». «Esta EPA demuestra que la gente abandona el sector agrario en busca de otros mercados laborales con mejores condiciones sociales y económicas. Dado que hay cada vez menos trabajo en el campo y que la sequía afectó al empleo por cuenta ajena, urgen medidas que reactiven el sector y que lo hagan más atractivo, como mejores salarios, mejores convenios y mejor futuro», aseguran.

Sin embargo, los empresarios se posicionan en el otro extremo y consideran que la subida de salarios mínimos ha dañado el empleo. «El impacto de la subida del SMI supone una pérdida de 53.100 trabajadores en puestos de baja cualificación en un trimestre», denuncia Cepyme. De hecho, destaca la pérdida de empleos en el sector agropecuario, «uno de los sectores que más acusa las subidas de suministros, SMI y cotizaciones, la sequía y el efecto de los fijos discontinuos».

La patronal de la pequeña y mediana empresa comenta, además, que «esta deriva del empleo agrario ya venía anunciada por datos recientes, como el hecho de que, a cierre de febrero, el número de microempresas de menos de 10 trabajadores cayó un 3,8% en la agricultura».

El próximo 14 de mayo tendrá lugar una manifestación de los colectivos de la agricultura, la ganadería, la pesca y la caza en contra de las «normas radicales y erróneas» del Gobierno contra el campo y el sector primario. Exigirán la derogación de las «leyes defectuosas promulgadas desde el desconocimiento» del mundo rural.