El Papa revela que está en marcha una misión en el Vaticano para conseguir la paz en Ucrania

No descarta devolver más obras de arte de la colonización, como los tres fragmentos del Partenón: «Fue lo justo»

El Papa pide en Hungría un «futuro de cunas y no de tumbas»

El Papa regresa visiblemente satisfecho del viaje de tres días a Hungría. «Hace dos años en los viajes no podía caminar y ahora puedo caminar con el bastón», subraya orgulloso. Revela que hace un mes tuvo pulmonía y no bronquitis como inicialmente se dijo. Y cuando le preguntan si, igual que ha devuelto tres fragmentos del Partenón a Grecia, devolverá a comunidades indígenas obras de la colonización conservadas en las colecciones de los Museos Vaticanos, bromea con la entrega del obelisco de la plaza de San Pedro a Egipto, y dice que debe decidirse «caso por caso».

«El séptimo mandamiento dice que si has robado algo, tienes que devolverlo», explicó en el avión refiriéndose a la posible restitución de obras de arte por parte de museos. «En la medida en que se pueda devolver, y que sea necesario, es bueno hacerlo, para no acostumbrarse a meter la mano en los bolsillos de los otros. Aunque a veces no se puede, porque no hay posibilidad política o social», ha aclarado.

La clave, según el Papa, es «tener en cuenta la historia… A veces las guerras y colonizaciones llevaron a tomar las cosas buenas de los otros y llevárselas». Reconoce que la donación a Grecia de los tres fragmentos del Partenón «ha sido un gesto justo, debíamos hacerlo. Ahora, si los egipcios nos piden el obelisco, ¿qué haremos? Hay que hacer un discernimiento en cada caso».

Ha confirmado que actualmente el Vaticano está valorando la restitución de objetos procedentes de poblaciones indígenas de Canadá, que misioneros enviaron a los pontífices y que están expuestos en el museo etnológico «Anima Mundi». «Estábamos de acuerdo con hacerlo, me informaré de cómo va», ha añadido.

«En ningún momento estuve inconsciente»

El Papa, que tenía buen aspecto y hablaba con voz fuerte, reveló durante los veinte minutos de conversación que hace un mes fue ingresado en el hospital a causa de «una pulmonía muy fea, en la parte baja del pulmón». Insiste en que «en ningún momento estuvo inconsciente», pero que «se sintió muy mal cuando regresó de la audiencia general del miércoles 29 de marzo». «No quise comer, me acosté, me aumentó la fiebre, y el médico me llevó al hospital. Respondí bien a la terapia».

Francisco se ve con fuerzas de sobra para viajar de nuevo a principios de agosto rumbo a Lisboa y presidir la Jornada Mundial de la Juventud con cientos de miles de jóvenes. «Por el momento no se cancela ese viaje». Además, no sólo mantiene en agenda una visita a Mongolia probablemente a finales de agosto y a Marsella (Francia) en septiembre, sino que hará «otro viaje que ahora no recuerdo dónde será».

«Hay en marcha una misión por la paz»

Comentando su encuentro con Viktor Orbán el viernes en Budapest, explicó que está intentando «abrir canales de diálogo, pues la paz no puede hacerse cerrándolos». Aunque «en esa conversación no sólo hablamos de Caperucita Roja. Hablamos de todo. A todos les interesa la vía de la paz». Repitió que está «dispuesto a hacer todo lo que se deba hacer por la paz». Y reveló con aire misterioso que «ahora está en marcha una misión, y cuando será pública la diré».

También confirmó que se movilizará para que los niños ucranianos deportados a Rusia regresen a sus casas y que hará «todo lo humanamente posible» como le solicitó el jueves el primer ministro ucraniano Denis Shmihal. «Es justo y debemos ayudar porque es una cuestión de humanidad, no un gesto de guerra. Los gestos humanos ayudan, los de guerra, no».

Mencionó la situación de las mujeres ucranianas «que vienen a nuestros países, con niños y sin maridos, porque han fallecido o están en el frente». Ha solicitado «que no se pierda el entusiasmo para ayudarlas, no vaya a ser que caigan en manos de buitres que buscan hacer daño». «No perdamos la tensión de ayudar a los refugiados», ha solicitado.

Le preguntaron sobre la cuestión migratoria en Europa Central, y recordó que España es uno de los cinco países europeos junto a Italia, Grecia, Malta y Chipre, con mayor presión migratoria, a través de la «ruta mediterránea». «Allí se producen la mayoría de los desembarcos, por lo que si Europa no busca una distribución justa, el problema será de estos países».

«Otro problema ligado a esta cuestión es el índice de natalidad. En Italia o España no se hacen hijos y hay muchos pueblos desiertos», recordó. El Papa propuso imitar la estrategia de Suecia, que «llevada bien, usó la emigración y puede ayudar a estos países que tienen baja natalidad».