Sánchez y Marlaska completan con la novia de Txapote el traslado de todos los presos de ETA al País Vasco

Irantzu Gallastegi Sodupe, ‘Amaia’, la pareja sentimental de Txapote, ha sido la última presa de ETA en completar el acercamiento de etarras a cárceles vascas. Junto a ella desde este viernes también Gregorio Escudero, Asier Borrero Toribio, Faustino Álvarez y Garikoitz Etxebarria han ingresado en prisión del País Vasco. Con sus traslados, el Ministerio del Interior da así carpetazo a la política de dispersión que se inició en los años 80 y cumple con el compromiso que Pedro Sánchez y Fernando Grande-Marlaska habían adquirido con EH Bildu.

Gallastegi Sodupe es de todos los acercados la que tiene el perfil más sanguinario. Está condenada por secuestrar y asesinar a al concejal del PP Miguel Ángel Blanco. También estuvo implicada en los asesinatos de Fernando Múgica, dirigente del PSE, y de José Ignacio Iruretagoyena, concejal del PP en Zarauz.

Escudero también tiene delitos de sangre. Además de participar en la muerte de Iruretagoyena, la Audiencia Nacional le condenó a 25 años de cárcel como cooperador necesario del atentado que acabó con la vida de Juan Priede Pérez. Los otros tres, Borrero, Etxebarria y Álvarez, acumulan diversas condenas por colaborar con la banda terrorista.

Aunque el acercamiento de presos se ha culminado ahora, en realidad, hace tiempo que la izquierda abertzale se viene enorgulleciendo del fin de la dispersión etarra. Ya en la manifestación que realizan todos los años en enero explicaron que la de 2023 sería la última para pedir el acercamiento de presos, porque en cuestión de meses no quedarían presos que acercar, y que a partir de ahora su lema sería «etxera» (a casa) como medida de presión para acelerar la concesión de terceros grados. Hace tres semanas el propio Arnaldo Otegi daba por hecho el traslado definitivo de los presos que quedaban en un acto organizado en Bilbao por Nueva Economía Forum.

Poco después de conocer la noticia, el dirigente independentista ha realizado una comparecencia pública en la que ha vuelto a insistir en que los traslados conocidos hoy no responden más que al resultado de «aplicar la legalidad». Con el semblante serio, aunque sin esconder su alegría, ha recordado que las pretensiones de EH Bildu no terminan con el ingreso de la novia de Txapote en la prisión de Martutene. «Todavía quedan políticas de dispersión», ha asegurado para advertir de la intención de su coalición de seguir reclamando mejoras para los presos, en clara alusión a la concesión de terceros grados.

Dolor «infinito e innecesario»

Según los datos de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), desde hoy son 176 los presos de ETA que cumplen condena en el País Vasco y Navarra. En un comunicado emitido una vez conocido el último acercamiento etarra, han lamentado el «dolor infinito e innecesario» que ha causado Pedro Sánchez a las víctimas. «Es el responsable de que un número más que considerable de víctimas haya tenido que retomar el tratamiento psicólógico», han añadido.

Consideran que lo anunciado hoy no es sino materializar lo que «muchos» ya sabían: «Que este Gobierno está con los terroristas, no con sus víctimas». Se muestran además convencidos de que los procesos de acercamiento no son más que la primera fase de un plan que, en un segundo paso contempla acelerar las progresiones de grado para así culminar las concesiones de libertad condicional. «Todo este plan estaba fríamente orquestado y planeado desde hace cinco años», lamentan. También se ha mostrado muy crítico el presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, que en un primer mensaje en redes sociales ha acusado a Pedro Sánchez de pagar «la primera parte de la factura a Otegi». «Ahora el siguiente pago será ir sacando a la calle a los etarras», ha añadido.

Con los acercamientos conocidos este viernes se pone fin a una política de dispersión que se inició en la década de los ochenta que buscaba debilitar el control de la dirección de ETA sobre los presos y evitar también que la cárcel sirviera para planear atentados. Así, durante los años 90 los etarras se fueron repartiendo por cárceles de toda la geografía española alejando el máximo posible a aquellos que tenían un perfil más sanguinario.

Con la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno, sin embargo, la situación dio un giro de 180 grados. Desde entonces el goteo de acercamientos ha sido constante. Esos traslados se han visto además impulsados por la buena sintonía que existe entre el Gobierno y EH Bildu en los últimos tiempos. Cada vez que les preguntan, los dos partidos se esfuerzan en negar que la cuestión de los presos haya estado sobre la mesa de negociación. Sin embargo, el propio Otegi reconoció en un encuentro con militantes en Eibar que los acuerdos en Madrid estaban condicionados a una mejora de la situación penitenciaria de los etarras. «Si para que salgan los presos hay que votar los presupuestos, los votaremos», aseguró entonces el secretario general de EH Bildu.

Después de los últimos traslados, la única etarra que queda fuera del País Vasco y Navarra es Natividad Jáuregui, ‘Jaione’. Después de que Bélgica autorizada su extradición, permanece en Alcalá Meco. La razón es que está en prisión preventiva y a la espera de juicio. Previsiblemente una vez el juez dicte sentencia cumplirá su condena en una cárcel vasca.