El Papa renueva el Consejo de cardenales e incorpora al español Omella

Además del presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Barcelona, Francisco también ha incorporado al curial Fernando Vérgez en su selecto club de consejeros

El Papa Francisco ha fichado al presidente de la Conferencia episcopal española, Juan José Omella, para el «Consejo de Cardenales», un grupo de nueve purpurados que le asesora periódicamente en el gobierno de la Iglesia católica. Además, también ha incluido en este grupo al cardenal español, Fernando Vérgez Alzaga, gobernador del Estado Ciudad del Vaticano.

Dentro de este consejo, el Papa ha renovado a Pietro Parolin, secretario de Estado Vaticano; a Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa (República Democrática del Congo); al arzobispo de Bombay (India) Oswald Gracias; y al capuchino Seán Patrick O’Malley, arzobispo de Boston (EE.UU.).

Salen del consejo el hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, que en diciembre cumplió 80 años, el italiano Giuseppe Bertello, ex gobernador del Estado Ciudad del Vaticano; y el alemán Reinhard Marx, arzobispo de Múnich. En su lugar, el Papa ha fichado también al canadiense Gérald C. Lacroix, arzobispo de Québec; al arzobispo de Luxemburgo, Jean-Claude Hollerich, que ha transcurrido largos periodos de su vida en Japón; y al brasileño Sérgio da Rocha, arzobispo de San Salvador de Bahía.

Por ahora, desaparece la figura del cardenal coordinador, que ejercía Rodríguez Maradiaga, y se mantiene como secretario al obispo italiano Marco Mellino, experto canonista.

La propuesta de un «Consejo de Cardenales» surgió durante las reuniones previas al cónclave en el que fue elegido el Papa Francisco. La idea era hacer posible el acceso al Papa a través de canales alternativos a la Secretaría de Estado del Vaticano, y facilitar que el Pontífice recibiera información directa sin el filtro de la curia romana. El Papa lo puso en marcha en septiembre de 2013, seis meses después de su elección. Hasta ahora no había contado con ningún español para este consejo.

El grupo de cardenales consejeros, conocido también como C-9, no tiene potestad ejecutiva, pero sí influencia directa sobre las decisiones y las grandes líneas del pontificado. En los últimos años se ha concentrado en la elaboración de la reforma de la Curia vaticana. El Papa también les ha solicitado opinión sobre cuestiones como el diaconado femenino, los sínodos o la estrategia de comunicación de la Santa Sede.

Sin embargo, la inclusión de un purpurado en este grupo otorga enorme visibilidad a sus miembros dentro del Colegio de cardenales, una cuestión relevante en esta fase del pontificado.

Los cardenales de este consejo no representan a la Iglesia de sus países ni a sus regiones, pero la variedad geográfica ayuda al Pontífice a hacerse cargo de cómo se perciben sus decisiones en contextos culturales diferentes. Los nuevos purpurados consejeros se verán las caras por primera vez el 24 de abril, en la que será su primera reunión con el Papa.