La madre que gestó durante nueve meses un bebé desahuciado para salvar otra vida

Una pareja de Madrid decide llevar a término un feto inviable para que otros niños puedan beneficiarse de un trasplante

Las válvulas cardiacas de la pequeña han permitido al Hospital Gregorio Marañón obtener tejido perinatal por primera vez en España

A los seis meses de gestación llegó la mala noticia, esa que ninguna madre está preparada para oír: el bebé en camino tenía una alteración genética incompatible con la vida. No había duda en el diagnóstico ni tampoco en el pronóstico. O fallecía durante el embarazo, el parto o horas después del alumbramiento. Era una vida sin futuro.

Se les ofreció interrumpir la gestación, pero los padres, una pareja de Madrid, decidieron seguir adelante. «Querían conocer a su hijaabrazarla y donar sus órganos para ayudar a otros niños. Ellos fueron quienes solicitaron la información de donación y trasplante y lo decidieron con rapidez; no dudaron», recuerda en conversación con ABC Dorita Blanco, neonatóloga del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Blanco ha formado parte del equipo multidisciplinar que ha seguido este caso tan especial. Ginecólogos, neonatólogos, psicólogos, cardiólogos y coordinadores de trasplantes han acompañado a la familia en el proceso para garantizar el éxito de la donación y el bienestar de los padres.

Madre e hija llegaron hasta el final. La pequeña nació a término y se cumplió el pronóstico. No pudo soportar el parto y falleció. Pero de la generosidad de los padres se obtuvo, por primera vez en España, un tejido perinatal apto para trasplantar a otro niño de corta edad. En concreto se recuperaron las válvulas cardiacas, un tejido muy valioso para tratar a niños con problemas de corazón para los que no existe otra alternativa. Afortunadamente, la mortalidad infantil es muy reducida en España y la obtención de órganos adecuados es muy limitada.

«Tuvieron tiempo de despedirse y abrazarla»

La cromosomopatía que sufría la niña provocaba malformaciones en diferentes niveles, por lo que no se pudieron recuperar otros órganos. La ventaja de que fuera solo una donación de válvulas es que permitió a la familia despedirse. «No hubo urgencia ni prisa. Los padres tuvieron el tiempo necesario para estar con su hija en brazos, despedirse, hacer su duelo y reafirmarse una vez más en el deseo de donar», cuenta Carmen Viñuela, la ginecóloga que ha seguido la gestación.

Solo cuando estuvieron preparados el equipo quirúrgico del Gregorio Marañón realizó la extracción del corazón para proceder a la donación valvular. El destino era el Banco de tejidos pediátricos de Barcelona, el primero de estas características de Europa.

«Un caso que te reconcilia con el ser humano»

No se sabe si las válvulas ya funcionan en el corazón de otro niño. Son donaciones que pasan a formar parte del banco, no se deben trasplantar de forma inmediata a diferencia de otros órganos y no se conoce la trazabilidad desde el hospital.

Viñuela reconoce que vivir de cerca esta experiencia le ha dado una oportunidad para pensar. «Este es uno de esos casos que te reconcilian con el ser humano. Es admirable, que alguien sea capaz de sobreponerse a su dolor para pensar en el bien común», relata.

Desde el Hospital Gregorio Marañón también se recuerda en que cada vez son más los padres que en un momento tan duro toman la iniciativa y piensan en la donación de órganos para plantear esta posibilidad al equipo médico que lleva su caso.